Capitulo Tres

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18 de Diciembre del año 2019

Me levanté lentamente mientras acomodaba mi fleco con cuidado. Me observé en el nuevo espejo que había en mi cuarto y suspire.

-Te odio.-Susurre mirándome fijamente en el reflejo, para después sacarme el pantalón de pijama y ponerme los pantalones de salida con mi polera y mi ancho poleron gris.

Salí de mi cuarto y bajé al primer piso, viendo a todos conversar con calma, sin contar a Michael que ya estaba corriendo por todos lados y a Zack que ya no estaba en la casa.

-Hola.-Susurre llamando la atención de todos, quienes al verme me saludaron de vuelta.-¿Y Sam?-Pregunté, a lo que Leila me señaló un punto del living, exactamente a una silla, donde tenía a Sam amarrada y con cinta en la boca.-¿Y por qué has hecho eso?-Le pregunté sorprendido, a lo que ella respondió.

-La escuché hablar de cierto plan, así que este es su castigo por pensar en eso.-Dicho esto observó a Michael que corría con sus autos en mano.

-¿La puedo soltar?-Le pregunté al ver que Sam me miraba pidiendo ayuda.

-Ni se te ocurra.-Dijo mirándome horriblemente, por lo que de inmediato miré a Sam y susurre.

-Lo siento.-Y me di la vuelta para irme a mi cuarto.

El día de hoy Zack no llegaría a casa todo el día, y de por si era algo que no me molestaba, pues a veces era bueno que él saliera, y más si era con Vale, él al menos la cuidaba, que era lo que quería.

-Una pijamada.-Pensé.-¿Qué se sentirá ir a una?-Susurre acomodándome en la cama para después quedarme dormido.

**********

-Ian...Ian...Ian.-Escuchaba esa voz en mi oído y abrí los ojos.

-¿Eh? Oh, estoy en mi cuarto.-Pensé para después levantarme y mirar la hora, eran las tres con cuarenta minutos.-Vaya hora a la que despierto.-Pensé para sentir mi garganta seca.

Tome la decisión de ir al baño a tomar agua, pero por alguna extraña razón la puerta estaba cerrada, decidí bajar al primer piso y me dirigi a la cocina. Al llegar me servi el vaso de agua, con calma.

-Ian.-Susurró una voz, a lo que volteé. Nada.

-¿Qué esta pasando?-Pensé, para después salir al patio a ver las estrellas con mi vaso de agua, pero al llegar afuera, vi algo que me aterro.

Solte el vaso dejándolo caer mientras observaba el cuerpo de Zack y los demás en el suelo, pero faltaban personas ¿Dónde estarían?

-¡El siguiente eres tu!-Me gritó una voz femenina muy parecida a la de Sam, y seguido de esto caí al suelo.

Mi vista comenzó a nublarse mientras intentaba identificar a la persona que nos había matado. Cabello castaño largo y baja comparada a Zack, Sam, Juliette y yo. ¿Quién era?

**********

-¡Mierda!-Pensé asustado sentándome en la cama, viendo inmediatamente mi estómago, en busca de alguna herida. Nada.-Eso...se ha sentido tan real.-Pensé mientras me levantaba y bajaba a tomar agua, aunque seguía bastante nervioso.

-¿Ian?-Se escuchó una voz en mi oído.

-¡Waaa!-Grité soltando el vaso, a lo que este se rompió mientras yo volteaba y veía a Leila.-Oh...perdón yo.-No sabía que decir ni que hacer, estaba asustado, y demasiado.

-¿Qué te pasa?-Me preguntó con curiosidad, a lo que yo solo negué.

-No me pasa nada.-Dije en un susurro.

-Ian, algo te paso.-Me dijo esta vez con preocupación.

-No se porque temo de Leila, si ella nunca nos haría nada, además, fue solo una pesadilla.-Pensé.-Lo que pasa es que tuve una pesadilla, por eso nada mas ando medio paranoico.-Le dije, a lo que ella suspiró.

-Ian, debes estar tranquilo, te diré lo mismo que le digo a Zack. Las pesadillas son pesadillas y más allá de lo que son no llegarán.-Me dijo con una sonrisa, por lo que sonreí y asentí.

-Tienes razón.-Le dije a Leila con calma, a lo que ella sonrió.

-Yo no te diría algo por nada, sabes que cada una de mis palabras cuenta.-Me afirmó, a lo que asentí.

-Ella tiene razón.-Pensé.-Siempre dice las palabras correctas por los motivos correctos.

-Ian, será mejor que vayas a dormir.-Me dijo, a lo que asentí, me tomé el vaso de agua y me dirigi a mi cuarto, aún con la sensación de miedo en mi cuerpo.

-¿Qué habrá sido eso?-Pensé mientras subía las escaleras.-Es raro, pero...dudo que sea algo tan malo, fue solo una pesadilla.

Entré al baño del segundo piso y dejé la puerta abierta mientras mojaba mi rostro.

-Hola Ian.-Me asusté al oír aquella voz tan similar a la de mi sueño, y al voltear vi a Sam, quien me observaba con una sonrisa inocente.-Me sorprende que estes despierto a esta hora.

Estaba confundido. La voz de Sam se parecía pero la apariencia era parecida a la de Leila.

-Ian, reacciona.-Me dijo con seriedad, a lo que la miré y respondí.

-Perdón...estaba pensando.-Le dije, a lo que Sam se me acercó y tocó mi mano. Sabía lo que eso significaba.

-Vaya, esa ha sido una muy buena pesadilla, que decirte.-Me dijo con una sonrisa.-Era mi voz ¿No es genial? Hasta en tus sueños causo temor.-Sam suspiró mientras veía que yo temblaba.-Ian Cameron ¿En serio crees que sería capaz de matarte?-Me preguntó esta vez tomándome del cuello y comenzando a ahorcarme, dejándome en shock.-Responde.

-N...No.-Dije con esfuerzo, a lo que ella me soltó para después mirarme con su sonrisa maliciosa.

-Espero no cambies de idea.-Dijo fríamente.-Dulces sueños, Ian Cameron.-Dijo para después irse.

-Mierda.-Pensé asustado mientras me levantaba del suelo para después irme a mi cuarto, ya no saldría de ahí hasta que amaneciera.

La mejor opción era tratar de dormir y no preocuparme más por esa estúpida pesadilla.

El hombre suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora