Capítulo Veinticuatro

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16 de Febrero del año 2020

-¿En serio?-Le pregunté a Sam con una gran sonrisa.

-Así es Ian jejeje. Digamos que estoy en una relación bastante rara con Leila.-Me dijo.

-Entonces ¿Son pareja?-Le pregunté feliz, a lo que ella negó dejándome sorprendido y curioso.-¿Y entonces? ¿Qué son?

-Solo es una relación para satisfacer a la otra Ian, en básicas palabras, somos amantes.-Dijo Sam con una sonrisa, a lo que suspire.-¿Eh? ¿Qué pasa?-Me preguntó con curiosidad.

-Tenía la leve esperanza de que habías podido superar a Maka y ahora tendrías una mujer que te amaría, tal como te lo mereces.-Dije con tristeza, a lo que Sam comenzó a reír.-¿De qué te ríes?-Le pregunté molesto.

-Ian jajajaja, no se de donde sacaste la idea esa de que merezco estar con alguien.-Dijo riendo exageradamente.

-¡Es la verdad!-Le dije con determinación.-Además...se que de cierta manera te gusta Leila.-Le dije firmemente, llamando la atención de Sam, quien dejó de reír y me preguntó con seriedad.

-¿A qué te refieres con eso?

-Siempre la molestas, la vigilas y te encanta irritarla.-Dije.-Haces de todo para llamar su atención de cierta manera.-Contesté haciéndome bolita.-Por eso se que tienes un sentimiento más allá de la amistad hacía ella.

-Yo...nunca me he puesto a pensar en eso.-Dijo Sam sorprendida.

-Sam.-Dije sonriendo.-Es obvio que nunca te pondrías a pensarlo porque no se te pasaría por la cabeza.-Dije mirándola directamente a los ojos.-Eres una persona que no identifica lo que siente, y estas tan concentrada en estresar a Leila que jamás te preocuparías por ver que sientes hacía ella realmente.-Le dije, a lo que ella suspiro.

-Tienes razón.-Dijo levantándose de mi cama y dirigiéndose a la silla que estaba junto a la ventana, así logrando observar el cielo nocturno.

-¿Estás bien?-Le pregunté confundido.

-¿Sabes? A veces odio eso de mi.-Dijo mirándome con una sonrisa.

-¿Qué cosa?-Le pregunté confundido.

-El no tener emociones, el simplemente sentir ira y alegría.-Dijo ella con simpleza.-Es lo único que logro identificar de mi misma.-Suspiró mientras me observaba con una sonrisa.-Soy una insensible si te pones a pensar.

-No lo eres.-La defendi.

-Ian, solo piensa. En las malas noticias me río, y cuando veo a la gente sufrir lo gozo, es más...para mi es excitante ver a los demás sufrir o sentirse mal.-Dijo ella con seriedad.

-Pero Sam, ninguno te juzga por eso.-Le dije alegre.-Tienes que estar tranquila, eso es parte de tu esencia.-Le confirme.-Además, eres la que le busca el lado positivo a las cosas.-Le dije con una sonrisa.-Por lo que nos ayudas, así que no te sientas mal.-Le dije esta vez abrazandola.

-Tienes razón.-Dijo Sam sonriendo ampliamente.-Además ¿Quién necesita emociones y esas cosas? Jajajajaja, son inservibles.-Dijo con alegría mientras me miraba fijamente a los ojos.-Gracias Ian.-Me dijo con una sonrisa, dejándome sorprendido.

-¿Eh? ¿Gracias por qué?-Le pregunté confundido.

-Por siempre estar para mi, a pesar de los malos tratos.-Dijo sonriendo, a lo que sonreí.

-No me lo agradezcas Sam, además, yo siempre estaré ahí para ti.-Le afirmé.-Y estoy dispuesto a pelear con todo el mundo por ti si es necesario.-Le dije esta vez con determinación.-Lo prometo por el principio número uno de nuestra casa.-Dije a lo que Sam se sorprendió.

-Pero Ian...sabes los castigos que ponen los chicos si rompes el principio.-Me dijo Sam.

-Y por eso lo hago, porque jamás lo voy a romper.-Le afirmé.-Sam, tu para mi eres un ser muy importante.-Dije arrodillandome frente a ella y mirándola con lealtad.-¿Recuerdas?-Le pregunté.-Juré serte leal, y eso nunca acabará.-Sonreí.-Hasta el fin de los tiempos me vas a tener ahí para ti.-Le afirmé, a lo que ella sonrió y se lanzó sobre mi abrazándome con fuerza.

-¡Eres el mejor, Ian Cameron!-Sonreí y correspondi a su abrazo con emoción.

-Tu eres la mejor Sam.-Pensé con calma.

Ella...definitivamente era la mejor amiga que podría desear.

**********

Habían pasado dos horas desde aquello, donde yo ya estaba cansado y agotado mientras que Sam se había ido a su cuarto para intentar dormir hace unos veinte minutos.

La noche era paz y tranquilidad...pero antes de darme cuenta escuché un gritó proveniente del primer piso.

-¡¿Se puede saber por qué golpeaste a Leila?!-Era el grito de Sam, era imposible no reconocer su voz.

Me levanté inmediatamente y bajé las escaleras rápidamente. Al llegar abajo logré ver la escena, Sam estaba discutiendo con Juliette, por lo que decidí no meterme en sus asuntos y esconderme.

-No te importa.-Dijo Juliette con seriedad.

-¡Si me importa maldición!-Gritó Sam con molestia, se notaba en sus ojos aquél sentimiento de odio.

-Te diré una sola cosa.-Dijo Juliette con seriedad.-Mejor que ni te me acerques, te recuerdo que estuve a punto de romperte un brazo y perfectamente lo puedo hacer ahora.-Afirmó, para después golpear a Sam fuertemente en la mejilla con un puñetazo, provocando que me molestara.

-Jajajajajajajajajajajajaja.-La risa de Sam no se hizo esperar, y en ese momento yo ya estaba llamando la atención de Juliette.

-¿Qué quieres?-Me preguntó mientras Sam me miraba riendo, al parecer no se podría detener.

-¡¿Por qué golpeaste a Sam?!-Grité con todas mis fuerzas a lo que Juliette me miraba sorprendida.-¡¿Te crees la gran cosa?! ¡No puedes estar por ahí golpeando a todos sin razón alguna!-Grité mientras ella me miraba con seriedad.

-¿Por qué no dejas que nosotras nos hagamos cargo de nuestros asuntos? Tu presencia no es necesaria aquí.-Dijo Juliette con seriedad, por lo que yo molesto iba a tomarla de los hombros.-¡No me toques!-Gritó posando sus manos en mis codos, para después pasarlas con brusquedad hasta mis muñecas, pasando a llevar todos los cortes que aún no cicatrizaban.

-¡Ahhhg!-Grité adolorido al ver que mis heridas volvían a abrirse.

-¡¿Estás loca?!-Gritó Sam molesta tomando a Juliette y golpeándola fuertemente, dejándola en el suelo debido a un golpe en el estómago.-Ni se te ocurra volverle a hacer daño a Ian ¡¿Entiendes?!-Gritó Sam mientras se preparaba para dar otro golpe pero alguien en ese mismo momento la interrumpió.

-Basta.-Me sorprendi al oír la voz de Leila.-Esto se queda así.-Afirmó con seriedad.-Ian, ve al cuarto de Sam; Juliette, a tu cuarto.-Juliette apretó sus puños con furia y se fue mientras yo me dirigía al cuarto de Sam.

Los minutos pasaron con lentitud y luego vi a Sam llegar al cuarto, quien inmediatamente me miró con una sonrisa.

-Voy a curar tus heridas.-Me dijo con calma.

-¿Y Leila?-Pregunté con curiosidad, a lo que ella solo me observó directamente a los ojos por unos buenos segundos.

-Ella esta hablando con Juliette.-Dijo para después concentrarse en mis heridas.

Sinceramente...para mi este día ya había cambiado drásticamente...Juliette no era tal como se daba a demostrar, y era mas que obvio que esa impresión que me había dado hoy jamás cambiaría.

Pero Juliette...no sería la única amenaza, vendrían muchos más problemas que nos terminarían haciendo colapsar...pero ¿Qué podría hacer? Dudo poder ayudar en algo...con lo débil que soy, solo me queda observar.

El hombre suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora