17 de Enero del año 2020
Hoy Sam, Zack y yo habíamos salido con Vale, quien iba con dirección a la plaza, lugar donde nos encontramos con Maka y algunos amigos de Vale.
Estuvimos un buen rato en la plaza conversando, algunos hablaban conmigo, con Sam y con Vale mientras que Zack simplemente evitaba tener conversación con ellos.
Los minutos pasaron, y de un momento a otro todos tomaron la decisión de ir a dar una vuelta al mall. Sinceramente, aquello me dio miedo, debido a que ese sitio siempre estaba lleno de gente. Por suerte, hoy no fue así, y cuando estábamos en la parte de atrás de este sitio nos dimos cuenta que Vale comenzó con un malestar. Falta de aire y mareo. Algo le pasaba.
-Vale ¿Estás bien?-Le preguntó Maka mirándola mientras Zack y yo mirábamos a Sam, quién sonrió.
-Ella sabía que esto iba a pasar.-Pensé mientras observaba como Vale era guiada hasta una banca.
-Vale ¿Has comido?-Le preguntaron, y entonces Sam sonrió con gracia.
-Tu lo sabías Sam ¿Por qué no me dijiste?-Le preguntó en un susurro, a lo que ella alzó los hombros.
-Simplemente lo encontré como un dato de poco valor.-Dijo alegre, provocando que Zack se molestará y apretara fuertemente sus puños.
-Comi en la mañana.-Susurró Vale con simpleza.
-¿A qué hora?-Preguntó Maka.
-A las diez con treinta.-Dijo Vale de manera tranquila.
-¿Y qué comiste?
-Una galleta soda.-Contestó, dejándome sorprendido.
-Pero Vale.-Maka estaba molesta y preocupada, se notaba en su mirada. Entonces ella decidió dedicar una mirada a los demás, y un chico de cabello teñido al color azul dijo, entendiendo al parecer lo que ella intentaba decir con su mirada.
-Yo tengo dinero, podemos comprarle algo para comer.-Dijo el chico de nombre Alex.
Todos tomaron la decisión de hacer comer a Vale, por lo que la hicieron levantarse y comenzar a caminar.
-No quiero comer.-Decía Vale con seriedad, pero todos la ignoraban, aunque yo quería hablarle, el problema era que Sam me lo impedía.
-Tienes que comer.-Era lo único que le decían, por lo que Vale inmediatamente supo que ya no podría seguir, pues no valía la pena.
-Sam, voy a ir a dar una vuelta por ahí.-Dije con una leve sonrisa apuntando una zona donde no habían muchas personas transitando.-Y quizá después vaya a otro sitio.
-Bueno Ian. Pero procura cuidarte nada más.-Dijo Sam con tranquilidad mientras tomaba mi monedero.-Te lo voy a cuidar.-Dijo seriamente, a lo que, sin decir nada más, asenti.-Llámame después, para saber dónde estas.
-Bueno. Nos vemos.-Dije yéndome por mi lado.
**********
Sonreí mientras observaba el entorno del lugar, bastante tranquilo, y era genial, pues amaba que no hubieran tantas personas ahí.
-Me preocupa que Vale no este comiendo.-Pensé mientras miraba el suelo.-Ella al parecer a estado muy mal en estos días.-Pensaba mientras arreglaba las cosas en el teléfono que Zack me había dado el día de hoy en la mañana.
Estuve un buen rato en el teléfono hasta que de repente me percaté de que el lugar se estaba llenando de personas, por lo que mis nervios comenzaron crecer y terminé rascándome con desesperación.
Mis muñecas ya se estaban poniendo rojas debido a mi acción, hasta que ya no pude con la desesperación y me levanté de la banca para después comenzar a caminar hasta mi nuevo destino, la laguna.
Caminé y caminé sin parar, hasta que logré llegar a mi destino e inmediatamente me dirigi al sitio en que menos gente había.
Me recosté en el césped observando el cielo, definitivamente me gustaba estar en el pasto, sin compañía en si, era bastante relajante.
-Me pregunto que estarán haciendo los chicos.-Pensé mientras veía como las nubes se movían lentamente. Era una hermosa vista.-Sería genial que ella estuviera aquí.-Pensé recordando a Vanesa. Su sonrisa, sus ojos, su cabello...su actitud y personalidad...todo de ella venía a mi mente, provocando que mi corazón comenzará a acelerarse y en mi pecho se produjera una gran calidez.-Ya me sonroje.-Pensé mientras sentía mi rostro arder.
Decidí ignorar mis pensamientos y me concentré en el cielo, era lo mejor por ahora.
**********
-¡Ian!-Gritó Sam llamando mi atención, por lo que me incorporé y la observé fijamente.-Vamos.-Me dijo sonriendo, a lo que asentí y me levanté.-Oh, toma.-Esta vez ella me enseñó mi monedero, por lo que lo recibí con una sonrisa.
-Gracias Sam.-Dije sonriendo para después comenzar a caminar, hasta que llegamos con Zack y Vale.
Fuimos a dejar a Vale con calma debido a que ella estaba bastante mal, y yo solo le aconseje que intentara no vomitar, aunque dudaba con que me fuera a escuchar, conociéndola, lo haría de todas maneras.
Al llegar a su casa nos despedimos de ella y esperamos a que ella entrará y por fin nos fuimos a nuestra casa, con mucha calma y tranquilidad.
**********
-¡Ya llegó la reina de la casa!-Gritó Sam con alegría mientras entraba con emoción en la casa, recibiendo una mirada de seriedad de parte de Leila.
-¿Puedes dejar de gritar?-Preguntó Leila con seriedad, a lo que ella negó.-Sigues así y te lanzaré agua bendita.-Dijo esta vez como amenaza, por lo que me preocupe por ella.
-No me das miedo, anciana anticuada.-Dijo con gracia mientras se dirigía a su cuarto, pero antes de cerrar la puerta gritó.-¡Alabado sea Satan!-Reí ante aquellas palabras que gritó con emoción.
-Esa niña en serio se comporta como una idiota.-Dijo Leila con seriedad y molestia.
Es que en serio...esas dos jamás podrían llevarse bien, no había forma de que esa posibilidad existiera. Nunca se podría.
El odio entre la gran y poderosa Sam con el odio de Leila era algo que jamás iba a desaparecer.
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El hombre suicida
RandomSiguiendo con la historia de el hombre de hielo, llega el hombre suicida. Aquí se explicará la historia atraves del punto de vista de Ian Cameron, el muchacho depresivo de la casa. El nos traerá mas datos que no aparecieron en la historia anterior...