Capítulo Cinco

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31 de Enero del año 2019

Desperté apenado como de costumbre, ya era rutina despertar así para mi, y sinceramente a nadie le sorprendía.

-Hola Ian.-Dijo Leila entrando a mi cuarto con una sonrisa, cosa que me dejó algo sorprendido.

-¿Qué haces aquí?-Le pregunté con curiosidad sin entender el porque de su presencia.

-Te vengo a ver muchacho.-Me dijo con una sonrisa.-Me tienes preocupada.

-¿Y por qué habrías de preocuparte por mi?-Le pregunté con seriedad, a lo que ella suspiró.

-Ian, eres parte de esta casa, eres hermano de Zack y por último, tu situación me preocupa.-Me dijo con preocupación.-No quiero que de la noche a la mañana te encontremos muerto.

-Tranquila...no lo harán.-Dije cortante.-Ahora vete.

-Eres igual a Zack en eso.-Dijo ella con gracia, llamando mi atención.-Cual de los dos es mas frío jajajaja.

-Vete.-Dije de nuevo.

-Ian, te vengo a sacar de tu cuarto.-Me dijo Leila con seriedad.

-No voy a salir.-Contesté.-Además ¿Cuál es tu razón para querer sacarme?-Le pregunté molesto.

-Ian...tienes que compartir con los demás.-Me dijo ella.-Sam ya no es la misma de hace dos días.-Dijo con una leve sonrisa.-Ahora puedes dejar de pensar en matar.-Me dijo alegre, a lo que negué.

-¡La manipularon!-Grité con molestia.-La están controlando.-Dije en susurros para después hacerme bolita.-Sam solo quería matar a los demás...deshacerse de Vale...y ahora...ella esta actuando así...no es ella ¡La han manipulado!-Dije molesto.

-Ian, nadie la ha estado manipulando, simplemente la hicieron darse cuenta de que los humanos merecen una oportunidad para que ella los conozca.-Dijo ella con seriedad.-No puede estar juzgando a la gente sólo porque quiere.

-El que haga eso es parte de su personalidad.-Contesté.-Ella no merece que la cambien, es única.-Dije serio.-Igual que ella.-Pensé mientras recordaba a aquella morena que observaba desde lejos cada vez que me mandaban a buscar a Vale.-Mierda...no pienses en ella ahora.-Me critiqué mentalmente mientras observaba a Leila con seriedad.

-Ian...Sam también tiene derecho a cambiar.-Me dijo.

-Lo sé, pero aquí esta el problema. La hicieron cambiar...no se quien, pero alguien la hizo cambiar.-Susurre con molestia, a lo que ella suspiró.

-Ian Cameron, quiero que empieces a pensar un poco en lo bueno que ha resultado el cambio de Sam, que, a pesar de haber pasado dos días ha sido increíble.-Dijo ella con seriedad.-Eres un adulto Ian, así que piensa un poco en las ventajas de todo esto.

-Solo existe una ventaja. Ustedes estarán tranquilos...eso era lo que querían después de todo.-Susurre.

-No te voy a mentir Ian, tienes razón.-Apreté mis puños molesto.-Con Sam en el estado actual es mejor para nosotros, pues podemos estar en calma.-Dijo con ambas manos en su cintura mirándome con seriedad y determinación.

-Sabía que esto al final era para beneficio suyo.-Dije con tristeza.-Leila...esto no me agrada.-Dije mirándola.-Es como si fuera un obstáculo para ustedes.-Le dije, a lo que ella solo suspiró.

-Ian, aunque sea cruel decirlo, si lo es. No podemos dejar que todo el esfuerzo que hemos estado haciendo por Vale estos meses se desvanezca.-Dijo ella, a lo que me puse peor.

-Se que Sam tiene costumbres que para ustedes son extrañas, pero no puedes culparla.-Dije con tristeza.-A ella la terminaron dejando así, la humanidad terminó convirtiéndola en la persona que ustedes dicen es un obstáculo.

-Se que la humanidad hizo esto en ella, que corrompió su mente, pero...¿Lastimar a Vale?-Dijo Leila con seriedad.-Maldición Ian, sabes perfectamente que Vale es un ser indefenso...bueno, actualmente. Pero aún así, no tiene porque lastimar a alguien que ni siquiera podrá defenderse de sus manos.

-Se que para ti es algo así como que va a atacar a una presa fácil, pero Leila, piensa en algo positivo.-Dije con una leve sonrisa.-Sam quiere matar personas y Vale quiere morir ¿No crees que es un trato justo?

-Ian...BASTA.-Dijo Leila molesta.-Deja de justificar los actos de Sam, no puede matar a Vale ni a nadie, fin de la conversación.

-¿Por qué le impides tanto hacer lo que quiere?-Le pregunté con tristeza.

-Es una respuesta fácil de dar, y esa es que Sam esta loca, por lo que sus actos son estúpidos.-Dijo Leila con frialdad.

-¡Sam no esta loca!-Grité molesto mientras la observaba con rabia.-Deja...deja de decir eso...todos deben parar de decir eso.-Dije mientras mis lágrimas comenzaban a caer.-Ella no merece que la traten de esa manera.

-Ian.-Dijo ella con tristeza en su voz mientras me miraba con arrepentimiento.-Lo siento...yo no quería que terminarás así.-Intentó acercarse a mi, pero no la dejé, la aparté con la poca fuerza que tenía.

-No me toques y aléjate.-Susurre.-Por favor.

-Ian...lo siento...en serio.-Susurró.-No era mi intención, yo solo estoy tratando de hacerte entender que haces mal siguiéndola en sus decisiones y que ella no fue obligada a cambiar.-Dijo con tristeza.-Espero algún día me creas.-Esta vez estaba justo en la puerta, la cual había abierto, y cuando estaba a punto de salir susurró.-Te quiero Ian, y me preocupas...solo por eso estoy aquí.-Y entonces cerró la puerta.

Estaba molesto y apenado, en serio odiaba todo esto. Estaba en mi rincón intentando controlar mis lágrimas pero no podía, estaba deshecho con todo esto...odiaba que hablaran mal de ella.

-Ya no puedo más. Ya no puedo más. Ya no puedo más.-Me repetía esa frase en mi mente una y otra vez con desesperación, hasta que entonces no pude con la tentación.

Me levanté y me acerqué a mi mochila y dentro de ella saqué mi monedero para después encontrar dentro de el mi objeto cortante.

No lo dude y con la respiración agitada descubrí mis muñecas, para después comenzar a cortar. Uno y otro sin parar, no tenía pensado parar, y cuando menos me di cuenta...mi vista se comenzó a nublar.

-¿Al fin...voy a morir?-Pensé esperanzado al caer al suelo.-¿Al fin dejaré este maldito mundo?

Al fin dejaría de respirar en la tierra.

El hombre suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora