Capítulo Dos

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16 de Diciembre del año 2019

《Nunca entendí sus razones
Ni mucho menos sus emociones
Solo sabía que ella tenía bastantes complicaciones
Era igual a mi, pero con distintas motivaciones.

Ella era una persona desconocida,
Su sonrisa tan fingida
Y sus heridas infringidas
Le daban las respuestas a mi alma cautiva.

¿Por qué?, no lo se
Pero solo quiero entender
Lo que mi mente no puede ver.》

Suspire al terminar de escribir aquello, y en ese momento Vale entró en mi cuarto.

-Hola Ian.-Me dijo acercándose a mi, por lo que inmediatamente cerré el cuaderno con un gran sonrojo en mi rostro.

-Ho...Hola Vale.-Dije con nerviosismo mientras guardaba rápidamente el cuaderno.

-¿Qué hacías?-Me preguntó, a lo que oculte mi mirada.

-Solo estaba...haciendo algo poco importante.-Dije, provocando que Vale sonriera.

-Eres bastante tierno.-Me dijo, a lo que negué.

-No lo soy.-Susurre.-Vale...déjame solo.-Le dije, a lo que ella solo sonrió de una manera en que demostraba que estaba triste.

-Entiendo.-Susurró dándose la vuelta y saliendo de mi cuarto.

No podía estar cerca de ella, no tenía permitido llevarme bien con ella, Sam me mataría si se enteraba de algo así. De por sí, el hecho de estar ayudando a Sam con sus planes me obligaba a alejarme de Vale, y era lo mejor, no quería terminar lastimando a una amiga.

Decidí recostarme en la cama y tomar una siesta, en serio la necesitaba.

**********

Abrí los ojos lentamente ¿Dónde estaba?

-Ian...Ian.-Escuché una voz femenina.

-Esos ojos verdes...¿Mamá?-Pensé sorprendido.-¡Mamá!-Grité abrazándola. Ese calor era inigualable.-¡Ya te extraña...!-Abrí mis ojos sorprendido al ver su cara llena de sangre.

-Estoy muerta por culpa de ustedes ¿Por qué no le creen a su padre?-Me alejé de ella.-¿Qué pasa? ¿En serio no quieres estar cerca de tu mamá?-Negué aterrado mientras me levantaba y comenzaba a retroceder, hasta el momento en que choqué con algo, específicamente, con alguien.

-¿Eh?-Volteé asustado y entonces lo vi, a mi padre con su cuello torcido.-¡Ahhh!

-Mocoso de mierda.-Susurró ahora una voz que para mi era horrible, mucho peor que la de mi padre.-¿Qué tal la vida?-Dijo mientras ahora veía a aquel tipo sosteniendo a Zack del cuello.

-¡No! ¡Para!-Grité mientras intentaba acercarme, pero él puso una cuchilla en el cuello de mi hermano, dejándome estático.-No...por favor. ¡Noooooo!

**********

-¡Noooo!-Grité sentandome en la cama con la respiración y el pulso acelerados y con sudor en mi frente.

Los pasos en la escalera se escucharon y luego se oían por el pasillo. Sam entró a mi cuarto.

-¿Estás bien?-Me preguntó con seriedad.-¿Tuviste una pesadilla?-Asentí, a lo que ella se acercó a mí.

-¿Qué haces?-Le pregunté al ver que tomaba mis manos y cerraba sus ojos. Pasaron unos cortos segundos cuando de repente volvió a abrir sus ojos y me dijo.

-Vaya, fue una pesadilla bastante mala.-Dijo Sam con simpleza.-Aunque encuentro que es estúpido que te pongas así por esto, debilucho.-Dijo levantándose de la silla.-Será mejor que comiences a fortalecerte. Inútil.-Dijo antes de irse de mi habitación, dejándome completamente sorprendido.

-Es normal en ella ser así de cruel.-Pensé con tristeza.-Y tiene razón, solo soy un inútil.-Pensé levantándome para después tomar a mi fiel amigo y realizar un corte en mi brazo, pero no fue solo uno.

Uno, dos, tres y más; pero lo único bueno es que no los hice profundo, aún tenía que ayudar a Sam con su plan, y no podía romper mi lealtad.

**********

Desperté a las once de la mañana y decidí levantarme, bajando a la cocina.

-Buenos días.-Susurre al ver a Leila.-Hola Sam.-Dije un poco mas animado, pero ella solamente asintió, dándome a entender que aceptaba el saludo.

-Ian ¿Vas a comer?-Me preguntó Leila al ver que me sentaba, pero inmediatamente negué.

-No tengo hambre.-Dije en susurros.

-¿Qué?-Preguntó Leila empezando a acercarse.

-Qué no tengo hambre.

-No te escucho.-Dijo ahora poniéndose a mi lado y acercando su oído.

-No tengo hambre.-Dije, a lo que ella ahora se enderezó y suspiró.

-Ian, tienes que comer.-Me dijo con seriedad.-No has comido nada desde ayer, te vas a enfermar.

-No me interesa.-Dije preparándome un té.-No tengo intereses en comer.-Le dije esta vez para servirme el agua y tomar el primer sorbo.-Puedo sobrevivir varios días sin comer, y lo sabes.-Me levanté de la mesa con mi taza en las manos y me fui a mi cuarto.

La tarde la pasé en mi cuarto como era de costumbre, me gustaba estar ahí, lo amaba.

-Hola Ian.-Observé la puerta, logrando ver a Sam cerrandola al entrar.-Vengo a hablar contigo.-Dijo sonriendo y sentándose en mi cama.

-¿Qué pasa?-Le pregunté sentandome en el suelo, afirmando mi espalda en la cama.

-Tengo un nuevo plan.-Me dijo con gracia, a lo que la observé atentamente.-Vamos a tratar de que Vale se asusté amenazandola.

-¿Y con qué?-Le pregunté.

-Te "tomaré como rehén" y la amenazare con matarte si no se mata ella.-Dijo con una sonrisa malévola para después comenzar a reír.

-Me parece buena idea.-Le dije, a lo que ella, tal como si fuera una niña pequeña se me lanzó encima y me abrazó, festejando su nuevo plan malévolo.

Estuvimos hablando un buen rato después de eso, hasta que llegó la noche y Sam se fue a su cuarto, por lo que me recosté en mi cama mirando el techo.

-¿Tan malo he sido?-Pensé.-¿Por qué sigo vivo? La chica que me gusta jamás me dará una oportunidad y se que una vez logre que el plan de Sam salga bien todos en la casa me odiaran a mi. Debería morir, no merezco vivir.

-Matate Ian Cameron, hazlo luego.-Me susurre.-Es lo mejor.

El hombre suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora