Capítulo Trece

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26 de Enero del año 2020

Abrí mis ojos lentamente. Ya había amanecido. Ese día estaría completamente solo y pues, para mi era genial, ya que podría pensar un poco con tranquilidad.

Me levanté y me cambié de ropa para después dirigirme a la cocina, tomando un vaso y llenándolo con agua.

-Ya me hacía falta.-Pensé mientras me tomaba el vaso con ganas.-Bien, hoy será un gran día.-Pensé mientras lavaba el vaso y lo dejaba en su sitio.

Me dirigi al living y me senté en el sillón con una sonrisa, a lo que tomé un libro y comencé a leer.

Vanesa me había prestado uno de sus libros hace unos días, y sin mentir, estaba genial.

**********

Avancé normalmente con el libro hasta el punto de terminarlo, estuvo increíble y ya esperaba que Vanesa me prestará el siguiente.

Me levanté del sillón y me dirigi a la cocina, por lo que tomé un pan y lo mordí. Mucho no quería comer, pero algo es algo.

-Quizá sea bueno ir a tomar una siesta.-Pensé dándole otra mordida a mi pan.-Tanto leer me dejo agotado.-Le di otra mordida al pan.

Me terminé de comer el pan con calma y luego me tomé un vaso de agua.

-Refrescante.-Pensé mientras terminaba el vaso con agua, para después lavarlo y dejarlo en su sitio.

Me dirigi al baño y me lavé las manos con tranquilidad, definitivamente...amaba la soledad de la casa.

Cuando terminé de lavarme las manos decidí secarmelas con la toalla y luego decidí irme a mi cuarto. Subí las escaleras lentamente y con calma, hasta que llegué a mi cuarto.

Entré a mi cuarto y cerré la puerta tras entrar. Me saqué mi ropa y me puse el pantalón de pijama sobre mis boxers negros.

-Estoy seguro de que cuando todos lleguen Sam me vendrá a saludar.-Pensé acostándome y acomodandome debajo de las sábanas y mantas, hasta que al final me quedé dormido.

**********

-Hola Vanesa.-Susurre con una leve sonrisa, a lo que ella me saludó como lo hacía de costumbre, y me encantaba. Sentí mi corazón latir de manera acelerada mientras que en mi pecho sentía esa hermosa calidez.

Amaba su sonrisa y cada detalle de ella, definitivamente no la cambiaría por nadie.

-Oye Vanesa...tengo que decirte algo.-Susurre con miedo.-¿Qué estoy haciendo?-Pensé mientras observaba sus expresiones, y una de ellas fue curiosidad.

-¿Qué pasa?-Me preguntó mirándome fijamente, por lo que, debido a los nervios que su mirada me provocaba comencé a rascarme.-Hey hey. Tranquilo.-Me dijo tomando mi mano, para impedir que me siguiera rascando.

-Vanesa...yo.-Mi corazón se aceleraba cada vez más, y definitivamente estaba demasiado nervioso.-Yo...tu...me gustas.-Logré decir, a lo que ella me hizo mirarla fijamente a los ojos.

-Ian.-Me dijo con una sonrisa, por lo que mis esperanzas comenzaron a crecer.-Yo también.-Sonreí alegre.-Pienso que que sería una perdida de tiempo estar contigo.-Dijo alejándose de mí.

-¿Eh?-Estaba confundido y dolido en ese momento, no sabía ni que decir.

-Eres una persona depresiva y no quiero desperdiciar mi tiempo con alguien como tú.-Me dijo mientras se daba la vuelta y me daba la espalda.-Mejor vete y no me vuelvas a hablar.-Dijo para después irse, por lo que decidí hacerme bolita.

-Te dije que no era bueno.-Susurró Leila mientras me acariciaba el cabello.-Te dije que te haría mal, y que nadie se fijaría en alguien como tu, mucho menos ella.-Dijo mirándome fijamente a los ojos, a lo que mantuve mi mirada pegada a la de ella.-Recuerda nunca más en tu vida intentar tener algo con alguien.-Me dijo, a lo que conteniendo mis lágrimas, asentí.

**********

-Ian...Ian...Oye Ian.-Abrí mis ojos lentamente, logrando ver a Sam, quién me observaba con preocupación.-¿Estabas teniendo un mal sueño?-Me preguntó.

-No ¿Por qué?-Le pregunté intentando disimular lo afectado que estaba.-¿Todo fue un sueño?-Pensé mientras la veía fijamente.

-Ian...llorabas mientras dormías...estabas mal.-Me dijo, a lo que suspire.

-Sam...no es importante -Susurre haciéndome bolita, a lo que Sam suspiró.

-Oye.-Me dijo con más seriedad, a lo que decidí mirarla ahora.-Dime que te pasa.

-No lo voy a decir.-Susurre.-Sam...vete de mi cuarto.-Le dije con seriedad.-Quiero estar solo.

-¿Qué?-Me preguntó sorprendida mientras me miraba fijamente, sin saber que decir.

-Eso Sam...quiero estar solo, vete de mi cuarto.-Le insistí, a lo que ella, sin poder creérselo se levantó de su asiento y se dirigió a la puerta del cuarto.

-Ian...me sorprende que me digas eso a mi.-Me dijo mirándome desde la puerta, a lo que yo con seriedad volví a decir.

-Vete.

-Entiendo.-Dijo ella saliendo de mi cuarto y cerrando la puerta.

-Al fin solo.-Pensé mientras me hacía bolita en mi cama.

Así pasaron las horas, hasta que sentí el silencio total en la casa, y entonces ya no pude más. Tomé mi cuchilla y me corte lo mas profundo que pude.

Sonreí al ver la hora. Ya eran mas de las doce de la noche, por lo que era 27 de Enero. Me levanté mientras sentía que mi sangre caía y decidí bajar, no quería estar en mi cuarto, quería estar afuera mientras me desangraba, pero antes de llegar a cierta parte del piso de abajo, me sentí débil.

-Creo que...que fue mucho.-Pensé mientras sentía que mi vista se nublaba, y sin darme cuenta...había quedado inconsciente.

El hombre suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora