12 de Enero del año 2020
Suspire al llegar a la laguna y ver la cantidad de gente que había, por lo que comencé a dar vueltas por el lugar hasta que encontré un punto solitario en la isla.
-No puedo creer que Leila me haya convencido de salir.-Pensé al sentarme en una banca.-El exterior no es mi sitio.-Pensé mirando el agua del lugar con seriedad.
Estuve varios minutos sentado observando el agua, cuando de repente se empezaron a escuchar risas y gritos de otras personas, por lo que volteé buscando a los creadores de tales ruidos.
-¿Esa no es Vale?-Pensé viendo a Vale en un inmenso grupo de personas. Eran demasiados y aquello me estaba dando ansiedad.-Es mucha...demasiada gente.-Retrocedí lentamente, intentando evitar que me vieran mientras comenzaba a rascar mis nuñecas con desesperación.-Sam...ayuda.-Pensé desesperado, pero era muy obvio que ella no iba a llegar a mi rescate.
-Oh perdón.-Volteé sorprendido logrando ver a una chica de baja estatura, quien usaba lentes.
-Es mi culpa, yo iba distraído.-Susurre evitando mirarla, a lo que ella iba a responderme cuando de repente alguien habló.
-¿Ian?-Volteé, logrando ver a Vale y provocando que llamara la atención de todo el grupo.-¿Qué haces aquí?-Me preguntó con curiosidad.
-Solo salí a dar una vuelta.-Susurre con nervios, a lo que Vale sonrió.
-Me alegra que comiences a salir.-Dijo alegre, dejándome inquieto.
Ese grupo no me dejó irme al final, hasta que de repente ya no pude con mi propia mente y sus pensamientos suicidas.
-Chicos, voy y vuelvo.-Dijo Vale para después irse, sin darme tiempo a hablarle y decirle que me sacara de aquí.
Comencé a rascarme mas fuerte, con ira y desesperación. Lo único que quería era romper mi propia piel y lastimarme de una vez.
-¡Hey hey!-Escuché una voz algo preocupada mientras me tocaban los hombros, levanté mi mirada para ver quién era.
Era una chica mas baja que yo, y gracias al hecho de que estaba sentado en el suelo no tenía que mirar hacía abajo. Su cabello al parecer era teñido; de color rojo, ojos café, usaba lentes y era de piel blanca.
-Oye, por favor calmate.-Me dijo, a lo que yo me levanté con ganas de irme, y lo estaba haciendo cuando de repente ella me sostuvo del brazo y me dijo.-Oye Ian...mira ¿Te parece si hablamos un poco?-No respondí nada, solo la observaba fijamente, a lo que ella observó a todos sus amigos que venían detrás de nosotros.-Chiquillos, yo voy a hablar con él, volvemos de inmediato.-Le dijo a todos, quienes al parecer se habían alejado de nosotros.
-No quiero hablar.-Susurre al ver que me tomaba la mano y me hacía caminar hasta una banca, por lo que me senté.
-Oye Ian...Vale me ha hablado de ustedes.-Me dijo ella con una mirada de preocupación.-Y se cual es tu estado emocional.-Miré el suelo mientras me empezaba a rascar la muñeca del brazo derecho.-Oye, no te estes rascando.-Me dijo tomando la mano con la que me estaba rascando e impidiendo que siguiera.-No quiero que te lastimes, porque no solo te haces daño a ti, también se lo haces a Vale y a los demás.
-¿Qué?-Pensé mirándola mientras mi fleco seguía ocultando mi ojo.
-Vale y los demás se preocupan mucho por ti, y que tu te lastimes les hace daño.-Dijo con esa mirada de preocupación.
-Entonces...¿También le estoy haciendo daño a Sam?-Pensé con miedo.
-¿Qué es lo que piensas para hacerte tanto daño?-Me preguntó, a lo que volví a comenzar a rascarme, cosa que provocó que ella volviera a tomar mi mano y la volviera a alejar.-No.
-Maldición.-Pensé nervioso para después responder.-Simplemente porque me distrae, es lo que mejor me hace sentir y porque quiero morir de una vez..-Susurre.
-Ian...no te hagas daño. Además, existe mas de una forma para distraerte y hacerte sentir bien.-Me dijo con calma, a lo que la observé con seriedad.
-¿Como cuales?-Le pregunté.
-Por ejemplo; dibujar, escribir o escuchar música.-Me dijo con una sonrisa.
-No sé dibujar y escribir tampoco me calma.-Pensé mientras la observaba.-¿Música?-Pregunté confundido, a lo que ella asintió.-¿Qué es?-Ella me observó sorprendida.
-¿No sabes qué es la música?-Me preguntó sorprendida, a lo que negué.-Pues es esto.-Dijo comenzando a buscar algo en su ¿Teléfono? Si...eso.
-¿Qué tanto hace?-Pensé mientras la observaba buscar, hasta que de repente encontró algo y lo puso en mi oreja.
-Esto es la música. Son varias personas cantando y tocando diferentes instrumentos, los cuales terminan componiendo esto.-Dijo mientras escuchaba la calmada melodía al inicio, pero entonces comenzó a sonar mas fuerte, por lo que alejé mi oído de su teléfono.
-Suena...muy fuerte.-Susurre, a lo que ella me observó con curiosidad.
-¿Qué pasa?-Me preguntó con curiosidad, a lo que decidí responder con la verdad mientras volvía a mirar hacía abajo.
-Yo...le tengo miedo a los ruidos fuertes.-Susurre.-Es una fobia por así decirlo.
-Oh, por eso te tapabas los oídos cuando gritabamos.-Dijo, a lo que asentí levemente.-No sabía, perdón.-Me dijo, a lo que alcé los hombros.
-No importa.
-Bien...espera.-Me dijo volviendo a buscar en su teléfono, hasta que cuando encontró lo que quería, sonrió.-Escucha.-Dijo volviendo a acercar su teléfono a mi oído.
Los segundos pasaron y la música me calmó, era bastante relajante para mi.
-¿Te gusta?-Me preguntó ella, a lo que asentí.-¿Te relajo?-Volví a asentir.-¿Ves que puedes encontrar algo más?-Alcé los hombros.
-Eso no lo sé.-Susurre.
-Pero no pierdes nada con intentar.-Dijo alegre, a lo que asentí.
-Lo intentaré...Aunque será difícil.-Dije, para después levantarme de la banca.-Me debo ir.-Dije en un susurro, a lo que ella asintió.-Un gusto...eh...
-Maka.-Contestó, a lo que asentí.
-Un gusto Maka.-Dije tranquilo, a lo que ella sonrió.
-Igualmente Ian, adiós.
Y después de aquel momento, simplemente tomé la decisión de irme de allí e irme a la casa. Tenía que pensar en todo lo que había pasado hoy.
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El hombre suicida
RandomSiguiendo con la historia de el hombre de hielo, llega el hombre suicida. Aquí se explicará la historia atraves del punto de vista de Ian Cameron, el muchacho depresivo de la casa. El nos traerá mas datos que no aparecieron en la historia anterior...