30 de Enero del año 2020
Estaba en mi cuarto recostado en mi cama, pensando seriamente en todas las cosas que pasaban por mi cabeza.
-Soy bastante idiota.-Pensé.-Se que no debería cortarme o intentar matarme...pero no puedo soportarlo.-Me levanté y miré mi reflejo en el espejo.-Definitivamente soy un ser estúpido que depende de una maldita cuchilla o de un objeto cortante.
Miraba fijamente mi reflejo mientras mis nervios comenzaban a crecer.
-Odio mi cara.-Pensé mientras tomaba mi fleco y lo levantaba.-Pero especialmente...odio esta cicatriz.-Pensé mirando la cicatriz que estaba arriba de mi ojo, justo en la frente.-Es horrible.-Pensé.-Y si de por si no le gusto a nadie sin saber de ella...me imagino que pasará cuando la vean.-Suspire con tristeza.
Los minutos pasaron mientras yo observaba mi reflejo, hasta que de repente la puerta de mi cuarto se abrió e inmediatamente escuché la voz de Sam.
-Oye Ian ¿Qué haces?-Me preguntó Sam, a lo que dejé mi fleco en su sitio inmediatamente.
-Nada...no hago nada.-Respondí observándola mientras ella se acercaba a mi y se sentaba a mi lado, por lo que ambos podíamos vernos en el espejo.
-Me voy a unir un poco.-Me dijo con una sonrisa.-Además, así puedo ver mi hermoso reflejo.-Dijo esta vez guiñandome un ojo.
-Jajajaja. Me encanta tu ego Sam.-Le dije con gracia, a lo que ella sonrió.
-Es que Ian, solo mira.-Dijo señalando el espejo.-Soy perfecta.-Sonreí divertido mientras observaba las caras coquetas que le hacía a su propio reflejo.
-Pues si lo eres.-Le dije con alegría, a lo que ella me hizo mirarla y con una sonrisa me dijo.
-Tu también lo eres.-Me sorprendi ante aquellas palabras, por lo que inmediatamente negué.
-No es así, yo no soy perfecto.-Dije, a lo que ella suspiró.
-Si lo eres Ian. Solo mírate.-Dijo ganándose detrás mío, obligándome a mirar mi reflejo.-Tienes unos ojos hermosos, una nariz linda, y esa sonrisa tan tranquila. Además de que tu personalidad es la mejor, un chico tranquilo y preocupado. Eres de los pocos hombres que se salvan en la raza humana.-Me dijo con una sonrisa, para después hacer que la mirará a los ojos.-Eres un ser perfecto Ian ¿Entiendes?-Me preguntó con seriedad, a lo que sonreí y asentí.
-Si Sam...entiendo.-Dije con una leve sonrisa, a lo que ella se alegro y me abrazó.
-Te quiero Ian.-Susurró en mi oído, sorprendiéndome increíblemente al escucharla.
-¿Qué?-Pregunté, a lo que ella me observó con una mueca de tristeza en su rostro.
-Ian...Tengo que hablar contigo.-Me dijo con un tono de voz tranquilo y normal.
-¿Qué pasa?-Le pregunté con curiosidad, a lo que ella suspiró.
-Ia...Ian...yo...no se...es que quería pedir...pedirte perdón.-Dijo con un leve sonrojo en las mejillas, cosa que la hacía ver adorable.
-¿Perdón? ¿Y por qué?-Le pregunté confundido.
-Por como...te trate estos dos años...no fu...fue la manera...me admiras y todo...y...y...y yo sólo te traté mal...las...lastime a la única persona que se me acercaba sin juzgarme...per...perdón.-Dijo en tartamudeos, mirándome fijamente a la cara.
-Sam...no tengo que perdonarte nada.-Le dije con una leve sonrisa, a lo que ella sonrió.-Yo siempre estaré para ti, eso no lo dudes.
-Ian ¿Qué hice para merecerte?-Me preguntó, a lo que yo simplemente respondí.
-Aparecer en la vida de este depresivo y ser la única que me hablaba sin pensar en que era un ser indefenso por mi forma de ser.
**********
Estábamos abajo con los demás, conversando de lo más normal, hasta que de repente se abre la puerta principal, entrando Zack, Vale y ¿una chica peliroja?
-¿Quién es ella?-Pregunté con curiosidad, sin entender que era lo que estaba pasando.
-Les presento a...-Zack la iba a presentar, pero justo en ese momento, Sam lo interrumpió.
-Se llama Juliette. Tiene dieciocho años, mide un metro con setenta y cinco y a partir de hoy vivirá con nosotros.-Juliette se tensó al escuchar aquellas palabras salir de los labios de Sam.-No tiene casa. Sus padres murieron en un accidente de auto y no tenían muy buena situación económica. Solo tienes...un familiar...tus tíos, pero no he podido ver porque no te aceptaron.-Dijo Sam poniendo una mano sobre su cabeza mostrando una mueca de dolor.
-Problemas de alcoholismo. Y dicen que temen a que yo les quité el alcohol. Vivo en las calles.-Susurró ella mientras observaba a Sam fijamente.-¿Cómo es que sabías todo eso de mi?-Preguntó.
-Oh querida.-Dijo jugando con un chuchillo.
-¿De donde lo sacó?-Pensé confundido.
-Créeme, yo lo se todo.-Dijo con un tono de voz siniestro mientras comenzaba a reír como lunática.
-Si chica, esta loca.-Dijo Zack con seriedad al ver la expresión de confusión en el rostro de Juliette.-Es normal en ella actuar así, pero estate tranquila. Esta en estado de calma.-Dijo tranquilo.-Y digamos que tiene unos pocos dones.
-Parecen ser unos dones muy interesantes.-Dijo Juliette con gracia.
-¿Y bien?-Le preguntó Zack.-¿Te quedarás a vivir? No por nada mandé a hacer un tercer piso.-Dijo con gracia, a lo que ella asintió riendo.
-Será un gusto, así dejo las calles.-Confirmó Juliette con una sonrisa.
-Mi niña, esta noche dormirás conmigo.-Le dijo Leila a Vale con una sonrisa, a lo que ella asintió con una sonrisa.
Ese día terminó siendo algo innovador, debido a todo lo que ocurrió con Sam, pues no era normal que ella pidiera perdón y por la presencia de la nueva chica.
-¡Vamos a conquistar el mundo!-Gritaba Juliette mientras jugaba con Michael.
Me alegra que Michael ahora tenga una nueva amiga con quien jugar. Le hacía falta, y de paso, me deja en paz un rato.
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El hombre suicida
RandomSiguiendo con la historia de el hombre de hielo, llega el hombre suicida. Aquí se explicará la historia atraves del punto de vista de Ian Cameron, el muchacho depresivo de la casa. El nos traerá mas datos que no aparecieron en la historia anterior...