Capítulo Catorce

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30 de Enero del año 2020

Estaba en mi cuarto recostado en mi cama, pensando seriamente en todas las cosas que pasaban por mi cabeza.

-Soy bastante idiota.-Pensé.-Se que no debería cortarme o intentar matarme...pero no puedo soportarlo.-Me levanté y miré mi reflejo en el espejo.-Definitivamente soy un ser estúpido que depende de una maldita cuchilla o de un objeto cortante.

Miraba fijamente mi reflejo mientras mis nervios comenzaban a crecer.

-Odio mi cara.-Pensé mientras tomaba mi fleco y lo levantaba.-Pero especialmente...odio esta cicatriz.-Pensé mirando la cicatriz que estaba arriba de mi ojo, justo en la frente.-Es horrible.-Pensé.-Y si de por si no le gusto a nadie sin saber de ella...me imagino que pasará cuando la vean.-Suspire con tristeza.

Los minutos pasaron mientras yo observaba mi reflejo, hasta que de repente la puerta de mi cuarto se abrió e inmediatamente escuché la voz de Sam.

-Oye Ian ¿Qué haces?-Me preguntó Sam, a lo que dejé mi fleco en su sitio inmediatamente.

-Nada...no hago nada.-Respondí observándola mientras ella se acercaba a mi y se sentaba a mi lado, por lo que ambos podíamos vernos en el espejo.

-Me voy a unir un poco.-Me dijo con una sonrisa.-Además, así puedo ver mi hermoso reflejo.-Dijo esta vez guiñandome un ojo.

-Jajajaja. Me encanta tu ego Sam.-Le dije con gracia, a lo que ella sonrió.

-Es que Ian, solo mira.-Dijo señalando el espejo.-Soy perfecta.-Sonreí divertido mientras observaba las caras coquetas que le hacía a su propio reflejo.

-Pues si lo eres.-Le dije con alegría, a lo que ella me hizo mirarla y con una sonrisa me dijo.

-Tu también lo eres.-Me sorprendi ante aquellas palabras, por lo que inmediatamente negué.

-No es así, yo no soy perfecto.-Dije, a lo que ella suspiró.

-Si lo eres Ian. Solo mírate.-Dijo ganándose detrás mío, obligándome a mirar mi reflejo.-Tienes unos ojos hermosos, una nariz linda, y esa sonrisa tan tranquila. Además de que tu personalidad es la mejor, un chico tranquilo y preocupado. Eres de los pocos hombres que se salvan en la raza humana.-Me dijo con una sonrisa, para después hacer que la mirará a los ojos.-Eres un ser perfecto Ian ¿Entiendes?-Me preguntó con seriedad, a lo que sonreí y asentí.

-Si Sam...entiendo.-Dije con una leve sonrisa, a lo que ella se alegro y me abrazó.

-Te quiero Ian.-Susurró en mi oído, sorprendiéndome increíblemente al escucharla.

-¿Qué?-Pregunté, a lo que ella me observó con una mueca de tristeza en su rostro.

-Ian...Tengo que hablar contigo.-Me dijo con un tono de voz tranquilo y normal.

-¿Qué pasa?-Le pregunté con curiosidad, a lo que ella suspiró.

-Ia...Ian...yo...no se...es que quería pedir...pedirte perdón.-Dijo con un leve sonrojo en las mejillas, cosa que la hacía ver adorable.

-¿Perdón? ¿Y por qué?-Le pregunté confundido.

-Por como...te trate estos dos años...no fu...fue la manera...me admiras y todo...y...y...y yo sólo te traté mal...las...lastime a la única persona que se me acercaba sin juzgarme...per...perdón.-Dijo en tartamudeos, mirándome fijamente a la cara.

-Sam...no tengo que perdonarte nada.-Le dije con una leve sonrisa, a lo que ella sonrió.-Yo siempre estaré para ti, eso no lo dudes.

-Ian ¿Qué hice para merecerte?-Me preguntó, a lo que yo simplemente respondí.

-Aparecer en la vida de este depresivo y ser la única que me hablaba sin pensar en que era un ser indefenso por mi forma de ser.

**********

Estábamos abajo con los demás, conversando de lo más normal, hasta que de repente se abre la puerta principal, entrando Zack, Vale y ¿una chica peliroja?

-¿Quién es ella?-Pregunté con curiosidad, sin entender que era lo que estaba pasando.

-Les presento a...-Zack la iba a presentar, pero justo en ese momento, Sam lo interrumpió.

-Se llama Juliette. Tiene dieciocho años, mide un metro con setenta y cinco y a partir de hoy vivirá con nosotros.-Juliette se tensó al escuchar aquellas palabras salir de los labios de Sam.-No tiene casa. Sus padres murieron en un accidente de auto y no tenían muy buena situación económica. Solo tienes...un familiar...tus tíos, pero no he podido ver porque no te aceptaron.-Dijo Sam poniendo una mano sobre su cabeza mostrando una mueca de dolor.

-Problemas de alcoholismo. Y dicen que temen a que yo les quité el alcohol. Vivo en las calles.-Susurró ella mientras observaba a Sam fijamente.-¿Cómo es que sabías todo eso de mi?-Preguntó.

-Oh querida.-Dijo jugando con un chuchillo.

-¿De donde lo sacó?-Pensé confundido.

-Créeme, yo lo se todo.-Dijo con un tono de voz siniestro mientras comenzaba a reír como lunática.

-Si chica, esta loca.-Dijo Zack con seriedad al ver la expresión de confusión en el rostro de Juliette.-Es normal en ella actuar así, pero estate tranquila. Esta en estado de calma.-Dijo tranquilo.-Y digamos que tiene unos pocos dones.

-Parecen ser unos dones muy interesantes.-Dijo Juliette con gracia.

-¿Y bien?-Le preguntó Zack.-¿Te quedarás a vivir? No por nada mandé a hacer un tercer piso.-Dijo con gracia, a lo que ella asintió riendo.

-Será un gusto, así dejo las calles.-Confirmó Juliette con una sonrisa.

-Mi niña, esta noche dormirás conmigo.-Le dijo Leila a Vale con una sonrisa, a lo que ella asintió con una sonrisa.

Ese día terminó siendo algo innovador, debido a todo lo que ocurrió con Sam, pues no era normal que ella pidiera perdón y por la presencia de la nueva chica.

-¡Vamos a conquistar el mundo!-Gritaba Juliette mientras jugaba con Michael.

Me alegra que Michael ahora tenga una nueva amiga con quien jugar. Le hacía falta, y de paso, me deja en paz un rato.

El hombre suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora