❋
Tanto soñarte y extrañarte sin tenerte
Tanto inventarte
Tanto buscarte por las calles como loco sin encontrarteY ahí va uno de tonto por desesperado
Confundiendo amor con compañía❋
El viaje al apartamento de Steve, pareció más eterno de lo que en verdad fue. Si bien no era fanático de conducir coches con transmisión automática, esa noche le fue muy útil; con la ventaja de llevar una mano libre, pudo disfrutar de tocar la piel tersa de la pelirroja, haciéndole llegar un par de veces más de camino a casa.
Natasha dudó que fuera una buena idea ir al lugar donde él estaba viviendo... pero se dijo que tenía que vivir un poco y le dejó llevarla hasta ese edificio elegante de más de 20 pisos.
En el elevador tuvieron que mantener las apariencias, separados por solo un poco de distancia, que permitía el roce de sus dedos y con esa simple caricia sentían la electricidad recorrerlos por todo el cuerpo. Frente a ellos, el anciano que hacía de ascensorista presionó el botón correspondiente al último piso, como pidió Steve.
Natasha vió atentamente sus zapatillas, mientras el elevador cumplía con su cometido. Steve rozó con más intención el dorso de su mano y pronto la envolvió entre la suya. Natasha levantó la mirada, para encontrarse con la de Steve, que parecía decirle que no tenía de que avergonzarse.
Algunos minutos después las puertas metálicas se abrieron y el hombre del elevador se despidió de la pareja con un buenas noches; Steve la guió por el pasillo aún de la mano, hasta llegar a su puerta. Y en un movimiento inesperado por la pelirroja, éste la aprisionó contra la entrada de su apartamento besándole como había deseado desde que salieron del aparcamiento del bar.
Poco les importó estar fuera del piso de Steve, él levantó a Natasha en sus brazos para hacerle rodearlo con sus piernas. Ella deslizó sus pulgares por los pómulos marcados del hombre, para luego delinear sus labios y terminar con un beso hambriento; enredando sus brazos al rededor del cuello masculino lo atrajo más hacia si, para profundizar el beso a la vez que movía las caderas para provocar fricción entre sus sexos.
Steve la sostuvo por los glúteos, masajeando la suave carne que ya no estaba cubierta por el vestido. Se las arregló para sostenerla con uno de sus brazos, para después del tercer intento poder quitar las cerraduras y adentrarse en su departamento.
Ya habían tenido el sexo más desprolijo y excitante en el coche; era momento de disfrutar de su cuerpo en toda regla... el lugar estaba en completa oscuridad y él necesitaba verla, por lo que encendió las luces parcialmente.
—Iluminación al cuarenta por ciento, Maya— Dijo antes de recostar a natasha sobre su cama e invadir su boca una vez pudo colocarse entre sus piernas.
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F O R B I D D E N
Romance«No desearás a la mujer de tu prójimo» (Éx. 20,17) ROMANOGERS / WINTERWIDOW AU Contenido +18 muy explícito.