NUEVE (+18)

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You know I can't stand it
You're runnin' around
You know better daddy
I can't stand it cause you put me down

I put a spell on you
Because you're mine...

A la mañana siguiente, se removió para estirarse y desperezarse sin molestar al rubio que dormía a su lado o mas bien bajo ella. El día anterior solo habían salido de la cama para devorar comida china recalentada en el microondas y después de hacerlo sobre el nuevo comedor que remplazó al que destruyó James, volvieron al calor de su lecho. Sus músculos estaban agotados, pero se sentía tan liviana que casi parecía que flotaba.

Los siguientes minutos se dedicó a observar a Steve; sus rasgos varoniles y marcados, sus labios de tamaño perfecto, su nariz perfilada y por último su cabello revuelto. No pudo evitar reír al ver el siempre ordenado cabello rubio, convertido en un desastre gracias a las almohadas... y a que ella quizá lo jaló un poco la noche anterior.

Steve hizo un mohín, antes de abrir los ojos solo un poco, para darse cuenta de que Natasha estaba riendo de él.

—¿Estás riendo de mi?— Preguntó Rogers con voz grave y soñolienta.

—Lo siento, no quería despertarte— Se disculpó la pelirroja, levantando el borde de la sabana para cubrirse la cara, recordando que probablemente parecía un mapache rabioso, al no haberse retirado el maquillaje antes de caer rendida.

—No tienes que esconderte, me gustas, incluso si una familia de aves se muda a ese nido de pájaros en medio de tu cabello, seguirías siendo linda...

Natasha jaló una de las almohadas tras ella, para lanzársela a la cara en medio de una carcajada. Steve la sostuvo en el aire y forcejeó con la pelirroja para hacerle cosquillas e impedirle que lo atacara, hasta quedar sobre ella, apresando las piernas femeninas entre las suyas y manteniendo sus pequeños brazos con firmeza en la cama, por encima de las almohadas.

—Hablo enserio. No importa un poquito de maquillaje corrido, o los pajarillos viviendo en tu cabeza... porque seguirías siendo bellísima, Natasha— Dijo viéndola fijamente a los ojos, mientras con su pulgar borraba los rastros de mascara bajo sus pestañas inferiores— No me molestaría despertar todos los días con esta imagen...

De pronto no habían palabras, Steve se sintió tonto por haber dejado que esos pensamientos tan privados salieran de su boca, pero ya no había marcha atrás. Natasha solo le veía como si intentara buscar veracidad en sus palabras y él solo atinó a besarla para que olvidara lo que había dicho; pronto se encontró guiando las manos de la pelirroja tras su cuello, para que ésta se abrazara a él y poder colocarse entre sus piernas, sin lastimarla en el proceso.

Ella se dedicó a disfrutar de las caricias suaves que Steve dejaba por todo su cuerpo, cuidándola como si se tratara de una pieza de cristal; Nat le empujó contra la cama, para invertir posiciones y poder estar en control. Se removió sobre la erección del hombre hasta sentirla despierta en su totalidad y llevar una mano entre sus cuerpos para guiarle a su interior.

F O R B I D D E NDonde viven las historias. Descúbrelo ahora