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Natasha intentó desperezarse, para poder salir de la cama y comenzar con el día ocupado que le esperaba. Pero estaba tan cómoda entre los brazos de Steve, que aspiró un poco el aroma del pecho masculino y después levantó el brazo que la mantenía cautiva por la cintura, para reincorporarse y dejarlo con sumo cuidado sobre el colchón, sin despertar al rubio.
—¿A dónde vas?—Un Steve muy adormilado la estiró por la mano para hacerla quedarse.
—Tengo que ir a casa y comenzar a empacar...— Natasha se inclinó, para besar la mejilla del rubio, evitando los labios del contrario, que solo frunció el ceño al ser desairado. Unos segundos más tarde, estaba de nueva cuenta bajo las sábanas.
Al fin había comenzado con el tedioso proceso que implicaba un divorcio. Y el primer paso era dejar el apartamento, para que su asesor de bienes raíces buscara a otra pareja que pudiese convertir ese Loft, en un verdadero hogar, como no lo logró ella al lado de James. Él ya había obtenido el alta, solo quedaba seguir con la rehabilitación para volver a tener movimiento al cien por ciento en su brazo afectado.
Y mientras se agilizaba el proceso, se mudaría a la casa de la playa, dónde los recuerdos de su adolescencia aún estaban arraigados en sus paredes llenas de pósters y fotografías.
—Es muy temprano, quédate, desayunamos juntos y al medio día nos vamos juntos...
—¿Medio día? Recuerda que tengo un montón de cajas vacías por llenar...
—Estarás muy lejos— Steve hundió su rostro en el cuello femenino y con su brazo la dejó bajo su cuerpo— ¿Porqué tienes que dejar Manhattan e irte a Westhampton?
—Solo está a una hora y cuarenta minutos, Steve. Puedes venir cuando quieras...
—Pero no quiero que estés a una hora y cuarenta de mi, Natasha. Quiero poder ver tu rostro soñoliento por las mañanas y que seas lo último que vea antes de dormir... que te enredes en las mantas y me dejes sin cobijo, que compartamos el desayuno aún entre las sabanas...— Resopló— No quiero solo ir los fines de semana a una bonita casa en la playa y tener que volver a este mismo lugar sin ti...
—No es tan bonita ahora, por eso tengo que rehabilitarla antes de volver...
—El punto es— Steve le interrumpió— No se como decirlo... bien, lo que quiero es que vivas conmigo. Quédate, Natasha...
Los ojos de la pelirroja se abrieron con sorpresa, pues no esperaba nada de esa magnitud de parte de Steve. Si, prácticamente vivían juntos parte de la semana y mientras algunos días estaban en su departamento, los otros en el de Steve; pero aún asi, no se sentía preparada para ese tipo de compromiso. Además, libre no era.