CINCO (+18)

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Ha empezado todo,
era tu capricho,
yo no me fiaba...
era solo sexo

Más ¿Qué es el sexo?
una actitud
como el arte en general

Así­ lo he comprendido...

El siguiente viernes no llegó tan rápido como le hubiese gustado... luego de volver de Boston todo se convirtió en trabajo, contratiempos y un nivel elevado de estrés. La sola idea de llegar al día y hora de su cita pactada, era una de las pocas cosas que le hacían mantener la cabeza en el juego, sin mandar todo a la mierda a la primer provocación.

—Tierra llamando a Rogers...— Escuchó a su amigo murmurar— Vaya, de verdad te hemos perdido...

—¿Qué?— Preguntó con confusión, apartando la mirada de aquel punto que se había mantenido viendo perdido en sus cavilaciones— ¿De qué hablas?.

—Estas ansioso por terminar e irte a buscar a la chica— Dijo levantando las cejas con diversión, recostándose contra el respaldo de su silla y subiendo los pies sobre el escritorio.

—Estoy ansioso por salir de aquí e ir a donde sea y dejar de escuchar tus molestas insinuaciones...

—Si, lo que digas— El castaño hizo un ademán para restarle relevancia a las palabras de su amigo— ¿Algún plan para esta noche, además de lo obvio?.

—¿Recuérdame por qué debería estar hablando contigo sobre mis planes...? eres un soplón— le mandó una mirada ceñuda.

—¿Tener material para incordiar a tu querida Sharon no es razón suficiente?

—No, no lo es...— Steve negó con una sonrisa cansada, reincorporándose para tomar su maletín, saco y llaves de su coche para encaminarse a la puerta— Hasta mañana Tony, disfruta la larga noche en compañía de tu sombra...

Antes de salir por la puerta de su nueva y desierta oficina, escuchó a Tony gritar:

—¡Espero los detalles mas picantes el sábado por la noche!.

*

Tamborileó los dedos nerviosamente sobre la mesa y miró una vez mas hacia la entrada del bar. Comenzaba a desesperarse ante la idea de que Natasha no apareciera esa noche; Checando por centésima vez su costoso reloj de pulsera, confirmó que habían pasado cuarenta y cinco minutos después de la hora acordada.

Steve decidió que era hora de marcharse a casa, a pesar de tener mas de una oportunidad en aquel lugar, ni siquiera le interesó llevar compañía femenina. Con frustración bebió el resto de su whisky y dejó algunos billetes para el mesero que le había estado atendiendo durante el rato que se mantuvo esperando.

F O R B I D D E NDonde viven las historias. Descúbrelo ahora