Realmente no entendía del todo que tenía Diane. Se moría de ganas de saber qué era lo que soñó que la dejó así.
Más, King, sabía que no le diría nada. En el transcurso de camino al trabajo ya no hizo mención alguna sobre eso, pero no podía dejar de pensar en ello al ver, de reojo, el rostro preocupado de su esposa.
Tomó se cabello y lo revolvió con frustración. No quería verla así, pero tampoco podía obligarla a decirle.
King solo un sonoro suspiro.
Helbram, del otro lado, lo miró de reojo. Se preguntaba que podría tener su compañero que estaba así, parecía que no estaba prestando mucha atención ese día.
Quizá, pensaba Helbram, hablaría con él después.
Un sonido de tacones se escuchaba de lejos por el pasillo de la oficina, con pasos medianamente rápidos, una mujer de cabellos rosados caminaba con unos papeles en sus manos.
"Si, por lo menos, pudiera ver una imagen de ella... Solo un momento..."
Pensaba esto mientras pasaba de largo por el asiento de King, el cual se encontraba escribiendo algo en la computadora.
—Estás para comerte. —Soltó Ende, sin pensar, con un tono más alto de lo usual.
King, que dejó lo que estaba haciendo, se volteó al escuchar una voz. Pero, solamente pudo ver como Ende se alejaba rápidamente de ahí.
"Rayos, por poco y hago que vuelva a explotar conmigo"
—Pero, es verdad. —Una sonrisa lasciva se mostraba en el rostro de la mujer, mientras continuaba con su andar hacia otra parte.
...
Horas más tarde, ya casi para terminar su jornada, King se levantó de su asiento. Necesitaba pasar un momento al baño y después se iría de ahí.
—King.
Llamó Helbram a su compañero, el cual ya se disponía a irse.
—¿Si?
—¿Ya vas de salida? Me gustaría hablarte de algo...
—Ah, casi, voy primero al baño y regresaré por mi cosas ¿Ocurre algo?
—Algo así, me gustaría preguntarte sobre algo, ahorita que salgamos. —La mirada de Helbram demostraba un poco de preocupación, lo cual a King le llamó la atención. Sin más, le prometió que no tardaría y que, al regresar podrían hablar de lo que sea que su amigo quería decirle.
Momentos después, King ya se encontraba secándose las manos, y dispuesto a salir de los sanitarios. Sin embargo, no pensó que alguien lo estaba esperando.
—Harlequin...
"Esa voz..."
—Ende.
King, sin más que decirle, porque no quería hablar con ella, dio rumbo a donde estaba su compañero esperándolo.
—Harlequin, espera. —Ende lo tomó del brazo con los dos suyos, impidiéndole dar un paso más. Como King no quería ser brusco y apartarla de un jalón, se quedó quieto.
—¿Qué quieres? Y ¿Podrías soltarme?
—Es que yo... Quería decirte algo. —Lentamente Ende soltó uno de sus brazos, pero sin soltar el agarre del otro. No iba a dejarlo ir tan fácil.
—Dime rápido, que tengo prisa.
King estaba perdiendo poco a poco la paciencia, si ella no soltaba su brazo derecho en diez segundos, ahora sí que el "King caballero" iba a desaparecer.
Ende mordió su labio inferior, y, rápidamente jaló del brazo de King chocando sus labios con los de él.
King abrió los ojos como platos, y, unas inesperadas náuseas lo invadieron.
Ende tenía los ojos cerrados, mientras se aferraba a la camisa de él, moviendo sus labios al mismo tiempo. Su lengua trató de abrirse paso por la boca del castaño. Pero, King seguía estupefacto, hasta que sintió como acariciaban su pecho, así fue cuando su cerebro reacciono y, empujándola bruscamente la apartó. Lo cual ocasionó que Ende cayera al piso, estrepitosamente.
Ende respiraba entrecortadamente. Aquellos labios, tan suaves, los quería volver a probar. No le importó haber caído al piso, finalmente obtuvo lo que quería.
King, solamente la miraba con asco. Limpiaba sus labios con la manga de su camisa, y al ver un color rojo en ésta, maldeció a Ende por aquello.
—Harle...
—Cállate, Ende. No te me vuelvas a acercar ¡Te recuerdo que tengo esposa! —Realmente King estaba que echaba humo por las orejas, y el maldito labial no se iba de su manga.
Ende, como si nada hubiera pasado, le respondió.
—Pues, es mejor que te quites el labial que quedó en tus labios, primor. O estarás en problemas.
"¿Labial?"
King tocó su boca con un dedo, para encontrarse, efectivamente, que la marca del labial estaba ahí.
—¡Mierda, Ende! ¿No puedes dejarme en paz, por solo cinco minutos?
Ende solo reía, aun sentada en el piso, y sin recato alguno, abrió sus piernas como si nada, mientras metía un dedo suyo a su boca, de manera lasciva.
—Harlequin, al menos yo si disfruté de aquel beso. Tienes unos labios tan suaves, tan... Dulces.—Un enorme sonrojo apareció por la cara de la pelirosada. King solo la veía con asco.
—Eres una maldita perra, Ende. No te me vuelvas a acercar. JAMÁS ¿Escuchaste?
—Ay, Harly, yo solo quería demostrarte el amor que te tengo y ayudarte a probar otras bocas. Me pregunto si tu esposa es mejor en la cama que yo, aunque lo dudo mucho.
Ganas no le faltaban de soltarle un golpe a esa depravada mujer. Pero se contuvo, e ignorándola, regresó al baño a quitarse aquella pintura y lavarse la boca, de paso.
Ende solo lo observó, divertida como regresaba al baño. Su plan principal era mover sus cartas hasta que viera a esa dichosa esposa, pero no se pudo resistir ante semejante Adonis. Así que, iba a comenzar la acción, una muy divertida acción para quedarse con Harlequin Fairy.
...
Llegó, casi corriendo a con su amigo, Helbram. Le debía una explicación, y se a daría, por supuesto.
El de cabellos verdes se encontraba de brazos cruzados, recargado sobre la pared. Se preguntaba porque tardaría tanto King, cuando mejor decidió irlo a buscar, este ya iba caminando a paso rápido hacia él.
Se le veía agitado y molesto. Así que en cuanto llegó con él, directamente le preguntó que pasaba.
—Helbram.
—¿Si?
—Ende... Ende me besó.
(...)
Hasta aquí el capítulo 11
Espero que les haya gustado.
Por lo que vemos, Ende comienza su movida.
Tal vez King se encuentre en problemas después de lo ocurrido.
¿Qué opinan ustedes que podría pasar, más adelante?
A partir de aquí, empieza lo bueno.
Tal vez encontremos un corazón roto...
Y, bueno, hasta aquí este capítulo.
¡Nos vemos en la próxima actualización!
uwu
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Matrimonio [TERMINADO]
FanfictionLos días eran hermosos, bellos a su lado... Pero... No todo es perfecto ¿verdad?