8

492 41 23
                                    

Después de llegar a la casa, ambos se dispusieron a cenar.

El silencio no era incomodo, podían disfrutar enormemente la compañía del otro sin la necesidad de palabras.

En pequeños ratos, Diane observaba disimuladamente a King, para, posteriormente, bajar su mirada, algo roja.

La castaña se sentía como en la preparatoria ¡Ya estaba casada con King! Esto no debería de ser difícil para ella. Sin embargo, lo era.

La "noticia" que le dría la traía un poco nerviosa. Apenas se puso a pensar en la posibilidad de quedar embarazada y todo lo que eso conlleva. Pero, algo en su interior, le decía que no se preocupara, porque King siempre iba a estar ahí para ella.

En parte, también, se sentía emocionada. La posibilidad de poder tener un hijo del que fue su primer amor, la traía por las nubes. Pero no sabía si a la primera podría ella quedar en cinta.

Su rostro se volvió del color de las cerezas al pensar en que tendrían que hacerlo más seguido para que funcionase. Pero, una parte de Diane, le gustaba la idea.

Ella realmente soñaba con tener hijos. Y, lo que más le emocionaba, era que King compartía el mismo sueño que ella.

Diane siguió comiendo, perdida en sus pensamientos, fantaseando con una bonita familia.

Por otro lado, King se preguntaba cuando se dignaría su esposa en contarle aquello que tanto le ocultaba. No creía que fuera algo malo, ya que la vio, en todo el camino directo a casa, bastante alegre. No observó ni un atisbo de preocupación, así que pudo relajarse un poco. Pero, la espera lo estaba matando.

Los minutos siguieron su curso, hasta que, un castaño, ya algo fastidiado, habló.

—Diane ¿Qué era eso que tenías que decirme?

La de coletas dio un respingo, seguía perdida en la lejanía de su mente que no se dio cuenta cuando su esposo la estaba observando, hasta que su voz se hizo oír.

Se removió nerviosa en la silla, con las manos entrelazadas sobre sus piernas y un pequeño rubor adornando sus mejillas.

Tomo una de sus coletas, y, tapando su boca y nariz con su cabello, finalmente habló.

—Pues, era sobre lo que pasó ayer en la noche...

Inmediatamente imágenes de la escena pasada inundaron la mente de King. El como la desnudaba y emprendía un camino de besos por todo el cuerpo níveo de Diane lo aturdió. Comenzaba a sentir calor en cierta parte de su cuerpo.

— ¿Si?

"Ya, díselo. Ni que fuera algo del otro mundo"

—No usamos protección... ¿Sabes lo que eso significa?

King se quedó pensando, hasta que las primeras tres palabras dichas por Diane, retumbaron en su cabeza.

"No usamos protección"

"No usamos protección"

"NO USAMOS PROTECCIÓN"

¿Acaso era idiota?

King quería darse de golpes en la mesa por que semejante cosa se le pudo haber pasado por alto.

Y, ya recordaba bien porque fue que no lo usaron.

—Diane... ¿Eso quiere decir que la fábrica de bebés ya está en servicio?

Diane estaba entre darle un golpe en la cabeza o abrazarlo.

Así que solo se limitó a reírse de él. Lo miró fijamente a los ojos para decir:

—Si.

El rostro de King cambió espontáneamente, de la duda hasta la extrema alegría. Poco a poco su rostro iba cambiando de emociones, las cuales a Diane casi la hacían llorar.

Matrimonio [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora