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—¡¿Qué?! ¿Cómo que esa loca te besó?

—Así como lo oyes. Esa... idiota aprovechó que estaba distraído para unir sus asquerosos labios con los míos. Por eso me tardé, porque me la encontré a la salida de los baños, pero cuando pasó eso, volví a lavarme la boca y la manga de mi camisa. Ya que me llenó de su horrible labial.

Helbram vio la manga de King, antes blanca, ahora parecía ser de un tono rosa pálido. Iba a estar en problemas si su esposa se enteraba de eso.

—King, va a ser difícil que eso desaparezca ¿Quieres que intercambiemos? Por mí no hay problema.

King lo miró como si de una deidad se tratase. Pero recordó que él también estaba casado, y no quería que su amigo se metiera en problemas por su culpa.

—No, no quiero meterte en problemas con tu mujer. Solo me las arremangaré y ya está.

—Mm, de acuerdo ¡Ah! Por cierto, King, ¿Ya le contaste a Diane de Ende?

Sin aviso alguno, un frio le recorrió la espada al castaño. No, no lo haba hecho, pero porque tenía otras cosas en mente, por ejemplo, el que Diane estuviera rara el día de hoy.

—Por tu cara pálida, creo que no. Yo te recomendaría que le dijeras de una vez y, si te parece, comentarle el incidente de hoy... Solo digo.

King parecía meditarlo. Obviamente su esposa entraría en cólera, pero después de un rato se calmaría y lo hablarían tranquilamente, tratando de buscar soluciones a eso.

—Bueno, me parece una buena idea. Porque se lo he estado escondiendo, solamente para no lastimarla, porque creía que, después de dejarle las cosas claras a... esa, todo se calmaría, peor por lo que veo no.

—Por eso te digo, no hay nada mejor en una relación que la sana comunicación.

Helbram tenía razón, ahora King se sentía muy culpable al haberle ocultado eso a su mujer. No lo volvería a hacer, eso se lo prometió así mismo.

Después, King recordó que su amigo tenía algo que hablar con él. Así que cambando el tema, le pregunto qué ocurría.

—Ah, es verdad. Creo que aún tenemos algo de tiempo antes de nuestra salida.—Hebram vio su reloj, en efecto, faltaba media hora para que salieran. Tiempo perfecto para poder hablar con su amigo.

— ¿Y, bien?

—King, hoy has estado, desde esta mañana, muy distraído. Como preocupado ¿Puedo ayudar en algo? Sabes que puedes confiar en mí.

King estaba sorprendido, y conmovido. Agradecía su amistad, en sobremanera. Y, soltando un suspiro, King habló.

—Pues verás...

...

—Ah, así que era eso. Por eso tu actitud de hoy.

—Si... La verdad tengo muchas ganas de saber qué fue lo que soñó Diane.

—Pero tampoco puedes presionarla.

King tomaba su cabello con una mano, a modo de frustración. Al menos pudo sacar un poco su preocupación al hablarlo con Helbram.

Helbram lo veía compasivo. Lo entendía, de cierta manera. Ver a la mujer que amas, en ese estado, obviamente estaría muy preocupado por ella. Pero tampoco podía presionarla a que se lo dijera.

—Creo que lo único que puedes hacer, es hacerle saber que siempre estarás ahí para ella. Más bien, demostrárselo.

—Es verdad. Sabes perfectamente que jamás la abandonaría. Y, esa pesadilla que tuvo, solo me hace pensar que yo tenía algo que ver ahí. Porque me pidió, aferrándose a mí, que nunca la dejara. Tal vez soñó que le era infiel, a esa conclusión llegué y ahora, si le digo lo de Ende...

Matrimonio [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora