20 [FINAL]

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Tres meses más tarde…

(...)

—¡Mira, King! ¡Me está sonriendo!

—Y tiene tu sonrisa. Literalmente es tu copia.

—¿Verdad que sí? Rui también será muy apuesto cuando crezca.

King sonrió con dulzura, acarició la suave mejilla de su hijo de dos meses y este sonrió más. Ambos padres se derritieron de amor al verlo. Era una cosita tierna, adorable y frágil, y lo amaron desde el momento en que lo tuvieron en sus brazos, o quizá ya desde antes lo amaban.

—Ten amor, encárgate de Rui, necesito acomodar las cosas antes de que lleguen los invitados.

—Ah, si. Igual creo que ya es su hora de comer, ¿no?

—Sip. Gracias mi amor —Diane se alejó después de regalarle un beso dejando a King a solas con su hijo.

Era muy parecido a su madre, misma sonrisa, ojos amatista y cabello castaño oscuro. Idéntico. 

King lo alzó un poco, viendo cómo movía sus piernitas  unos segundos. Su padre volvió a acomodarlo entre sus brazos y llevárselo a la cocina donde estaba su biberón.

Rui reía feliz entre los brazos de su papá, pues le encantaba que esté lo cargara, o lo meciera.

Una vez en la cocina, King buscó el biberón, pero no lo encontró. Así que tuvo que llamar a Diane quien llegó a los segundos.

—¿No encuentras su biberón?

—No —destrozado, Diane se aguantó la risa, tomó al bebé entre sus brazos y acarició sus suaves cabellos.

—Si no está, entonces le daré de la materna.

—Por favor. Te ayudo mientras tanto a limpiar la sala.

—Sip —Diane lo vio salir, mientras tanto le comenzaba a dar de comer a su bebé. —Eres un glotón, ¿lo sabías? —El niño claramente no entendió eso, y siguió comiendo a gusto.

Unos minutos más tarde, Rui se encontraba en su cuna, cerca de sus padres quienes acomodaban los últimos detalles para cuando llegaran sus amigos. Hacía tiempo que no se veían, y claro que todos estaban emocionados por ver a su pequeño hijo.

A la media hora todos comenzaron a llegar. Dejaron algunos regalos en una mesa y se sentaron juntos en los sillones de la sala. Aunque las chicas estaban más atentas al pequeño que a lo demás a su alrededor.

Todos comieron y convivieron como siempre, a veces haciéndose bromas y otras jugando con el pequeño Rui. De vez en cuando, su tío Ban lo cargaba para alzarlo hasta el techo, provocando las risas del bebé y los regaños de Elaine.

Meliodas le hacía caras, pero siempre lograba hacerlo llorar, Elizabeth a veces lo calmaba cantándole una canción de cuna que aprendió de niña. Mientras tanto, Jericho se llevaba a la boca los deliciosos panecillos caseros de Diane, pero la atraparon con las boca llena, llevándose risas y un regaño de por medio.

Hellbram felicitaba por milésima vez a su mejor amigo, mientras bebían jugo de frutos rojos. Y cuando la noche caía, ambos se hallaban en unas sillas, pensando en todo lo que sucedió antes de que Rui llegara.

—¿Cómo te sientes, King?

—Feliz. Más feliz de lo que puedes imaginar. 

Hellbram bebió de su vaso, asintiendo. Observó la ventana y las estrellas cayendo preciosas en el cielo.  Tan tranquilo.

—Yo sabía que vendrían cosas mejores.

—Aunque…todavía tengo pesadillas —se sinceró el castaño, bebiendo más para disimular. —Diane me ayuda a dormir mejor.

—Pronto lo superarás.

—¿Y si nunca lo supero? Hellbram, ella…

—Entiendo. Fue igual de shockeante para todos, pero tienes que saber que tarde o temprano podrás olvidarlo para vivir en paz con tu familia ¿No es eso lo que querías?

—Si… mi familia lo es todo para mí.

—Exacto. Pero tranquilo, que aquí estamos todos para seguirlos apoyando, ¿de acuerdo?

Harlequin lo volteó a ver, con una especie de nudo apretando su garganta, carraspeó y se levantó.

—No sé de qué otra forma agradecértelo. A todos.

—Nah, así está bien —Hellbram igual se levantó, abrazó a su mejor amigo y volvieron a la sala donde ya se estaban despidiendo los últimos invitados.

—Te voy a extrañar mucho, Elaine.

—Y yo a ti, Diane. Pero los seis meses se van a pasar rápido.

—Vuelve pronto para que puedas ver a Rui crecer también.

—¡Por supuesto! —ambas se abrazaron por última ocasión, Ban igual se despidió de todos rápidamente. —Por cierto… —Elaine aprovechó la cercanía para susurrarle algo al oído, dejándola petrificada en su lugar. —¡Nos vemos!

Elaine salió rápidamente, Hellbram igual, dejando solos a los esposos. Harlequin vio a su esposa que no se movía, vio a su hijo, dormido en su mecedora y a Diane otra vez.

—¿Ocurrió algo? ¿Qué te dijo Elaine?

Diane abrió y cerró la boca, sin que una palabra pudiera salir de su boca. Hasta que Rui despertó, sacándola de su letargo y parpadeó.

—¿Diane?

—Elaine…

—¿Ajá? ¿Qué tiene mi hermana? ¿Qué te dijo?

Mientras King arrullaba a su hijo, Diane se sentó en la silla más cercana y pronunció:

—Está embarazada.



Matrimonio [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora