1두.

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3 de Febrero 2020

—¡No sale! —se quejo exasperante mientras seguía intentando quitar el chicle que se mantenía enredado en sus negros y largos cabellos —¡Aghh!—exclamo por fin dejándose caer al suelo derrotada.

—¿Por qué lloras? —una voz retumbó en su oído, provocando un escalofrío, podía escucharse en eco, casi siniestra; la joven desvío la mirada para evitarla —Vamos, quiero ayudarte, se que puedes verme —comenzó deslizando uno de sus dedos por el contorno de su rostro.

La chica se tapo sus oídos y apretó los ojos para evitarla, evitarla a toda costa.

—¿Quién necesita tu ayuda? —espetó de cierta manera brusca, pero ¿A quién podía engañar? Salió temblorosa por el miedo que sentía—Vete, porque siempre que vengo debo repetirte que me dejes sola—al no recibir respuesta alguna, y al notar que el silencio se le venía encima, miró al frente con lentitud, observando como ella se desvanecía por completo frente a sus ojos.

Automáticamente, tomó su mochila que yacía en el piso, sacando el estuche donde guardaba las tijeras y se levantó quedando frente al espejo. No había otra alternativa.
Comenzó a cortar mechón por mechón con exasperación.
Su respiración a este punto ya era un tanto agitada. Las lágrimas estaban presentes, el moretón en su mejilla derecha era lo más sobresaliente. Al terminar, se lavó el rostro con delicadeza.
Colgó la mochila en su hombro derecho y salió del baño.

Al pasar por el pasillo, podía sentir la mirada de sus compañeros puesta sobre si, podía apreciar los murmullos de su parte, y aunque era malo acostumbrarse a ello, para ella ya era algo completamente normal.

Aún así, decidió colocarse sus audífonos y subió el volumen al máximo, evitando escuchar tal ruido, dejando así, que el sonido de las teclas entraran hasta sus oídos. En un movimiento rápido se puso el gorro de la sudadera esperando pasar desapercibida, para no encontrarlas de nuevo.

Una vez fuera del edificio principal, levantó la mirada hacia el cielo gris. La lluvia sin duda alguna se haría presente en un par de horas. Tal vez cuestión de sólo minutos.

Y a pesar de que no faltaba mucho para el anochecer, aún no queria llegar a casa. No quería estar sola. Finalmente nadie esperaba por su presencia.

—Buenas noches —dijo entrando a la tienda de autoservicio. Anunciando su llegada con una pequeña campana en las puertas.

—¡Jojo querida! —exclamó detrás del mostrador sonriéndole alegremente —¿Qué tal la escuela?

—Cómo siempre Señora Kang —respondió sin ánimo alguno mientras sacaba leche de fresa de uno de los congeladores —Aburrido.

La señora comenzó a reír, no porque le causara gracia alguna, tal vez sólo de nerviosismo, quizá porque se había quedado sin palabras, y sólo se dispuso a acercarse para pagar.

—Enserio adoras esta bebida —habló en voz baja mientras cobraba el producto, fue entonces cuando alzó la mirada —¡Por Dios! ¿Otra vez esas niñas molestando?

Al escuchar tal queja, Jo Jo desvió la cabeza avergonzada. Odiaba preocuparla. Odiaba venir cada noche con un golpe nuevo.

—¿Qué puedo decirle?—menciono encogiéndose de hombros para restarle importancia —Me vieron hablando con ellos otra vez.

—Tendré que ir a hablar con él director, haré que se detengan de una buena vez.

—¡No!—grito interrumpiéndola haciendo que la mayor se sobresaltara, luego se aclaró la garganta—Quiero decir, no es necesario—mencionó ya más tranquila—Además, es culpa mía.

🟤 𝑮𝒉𝒐𝒔𝒕/𝑲𝒊𝒎 𝑻𝒂𝒆𝒉𝒚𝒖𝒏𝒈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora