"Fünf"

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tenía turno nocturno en verdad esto no le desvelaba ni siquiera se sentía con poca energía al salir pasadas de las diez de la noche de su segundo turno en el restaurante.

en verdad que dividir su tiempo para cuidar al moreno le era agotador, pero son cosas que un muy buen amigo haría, sin razones extras...en realidad repetirse esas palabras en verdad le era tedioso...ni él se creía ese chiste de tan pésimo gusto, en verdad le dolía, tan solo recordar el pasado y su boca le sabia amargo cada vez que recordaba todo lo que intento hacer, para engañar su corazón y a los demás...pensando que las apariencias serían suficientes para calmar los deseos de su corazón.

caminando solo por las calles con su cabello amarrado en una simple coleta, con el poco cabello que tenía, y un tanto despeinado, decidió vagar por la ciudad y observar la ropa que había en las vitrinas, al pasar por una de las tiendas observo, algo que siempre le desvelaba, los vestidos, en verdad los amaba...y no le interesaban los prejuicios...

después de salir de la tienda arrepintiéndose de lo que había comprado, no por el hecho de que eran vestidos, y a su parecer eran bellos, sino más bien el hecho de que gasto parte de su quincena en ellos, aun así tenía ahorros y no habría problema para los gastos diarios, pero aun así, los vestidos serian su perdición, para su suerte encontró un lindo pantalón bota campana color café, que parecía un vestido, sería la perfecta excusa, para usar un "vestido".

aun así, al llegar a su apartamento, que más bien era un aparta-estudio, dejo su bolso en el mini-sofa y se adentró a su habitación, saco los vestidos de color caramelo pálido y uno con demasiados colores...le había apenado tener que mentirle a la compradora que eran para un familiar, aunque nadie se lo había preguntado, la mirada de la vendedora le hacía sentir en su mayoría raro, sin agregar que la "mayoría" eran similares...en cuanto a sus reacciones.

quitando esos pensamientos de su mente, tomo el vestido color caramelo y se lo puso...su delgado y fino cuerpo se adaptaba perfectamente a él, con sus manos cuidadosamente acomodo cada leve y traviesa arruga que produjo el habérselo puesto, al final desfilar con él, al frente del espejo le hacía sentir bien con su propio cuerpo, acariciando su cintura haciendo que se notara mejor su delgada figura...

en un acto de pena, se cubrió su cara, jamás en su vida se pudo imaginar al frente de alguien con un vestido, ni siquiera con su antigua expareja, enserio a veces le dolió haber jugado con killer, pero en verdad...tenía que recargar parte de sus problemas en otra persona.

acaricio su pecho con cuidado, y pensó que por una vez sus manos serían las de aquel moreno que le desvelaba, que se aseguró en su juventud, robar cada uno de sus suspiros...con cuidado las bajo hasta su cintura y luego a su cadera...imaginaba frases lindas con la voz de su aun amado, pero al abrir los ojos solo se encontró solo...quiso llorar, pensando que el tiempo nunca le ayudo y ahora él era quien ayudaba a su amigo, que parecía ahogarse cada vez más...

se recostó en su cama y se sintió pesado, sintió un nudo en su garganta y esas absolutas eh inclementes ganas de llorar... ¿acaso era bueno seguirse engañando?...

aun así se abrazó a si mismo intentando poder dormir hasta el día siguiente, para dividir su día en dos turnos que deberían ser solo uno, el cual era dividido por dos horas...pero solo esas dos horas...que parecían fugaces y conformadas por simples instantes, hacían que aquellas tardes junto a una botella, sintiendo el licor en su sangre... en su boca...buscando comparar el sabor de los labios del moreno, aquel roce accidental, que alguna vez tuvieron...que le causo un revolcón de tripas...que deseo por tanto...que todas esas tardes bebiendo valieran la pena, por solo ser un poco de ayuda hacia su amigo...su amigo.

un sonido de queja salió de su boca, odiaba hundirse en el pasado...sí que lo detestaba.
acaricio sus labios y su textura era suave, aun observando el bombillo, la luz le incomodo, y puso su antebrazo sobre sus ojos.

—quisiera que nada de eso hubiera pasado—murmuro como si fuera un deseo.

deseaba dejar de sentir esos bruscos y amargos sentimientos que le provocaba el moreno, la luz ya no llegaba a sus ojos y todo se iba tornando oscuro, caía prontamente en brazos de Morfeo...

aun así, su boca sabia amarga, y en sus sueños recordaba el olor de las respiraciones de error, una mezcla entre chocolate y licor... ¿acaso sus labios sabrían a lo mismo que hace unos años? En verdad que deseaba saberlo. Porque cada vez que comía chocolate amargo recordaba ese único y apetecible sabor.

después de todo se vale la pena soñar...lo malo era ilusionarse con los sueños...esos te rompen el corazón, y a ink...ya le habían costado parte del suyo.

"más lo dulce de mis recuerdos...ha desaparecido, con lo amargo de lo ocurrido"

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