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Lo único que pasaba por su cabeza en aquel momento, era encontrar a aquel idiota que le dejó el brazo apresado por un maldito yeso. No había sido su culpa aquel accidente, ¡claro que no! El solo estaba cruzando la calle cuando un maldito Maserati se lo llevó por delante. No jodan, claro que no era el culpable aquí.

Había salido del hospital en la mañana, siendo su padre el que lo había ido a recoger, y que también, en parte, era igual de culpable que el idiota dueño de aquel auto. Ya que, por culpa de su padre, él no había estado en su casa aquella noche.

Habían discutido, -como ya era costumbre- debido a que su progenitor estaba cada día más cansino con el mismo tema. "hijo, a ver si estudias administración de empresas de una buena vez", "ven conmigo a la empresa para aprender", "hijo esto", "hijo aquello" ¡Que ya le tenía muy cansado con el mismo tema!

Taehyung podía ser muchas cosas, pero no contador, ni licenciado en administración de empresas, y mucho menos economista. Era más duro que el queso congelado para las matemáticas. Eso sí, déjalo solo con un par de pinceles y pintura porque logra maravillas. 

Su padre tenía mucho dinero, pero no precisamente por la empresa multimillonaria que poseía. Él siempre supo que su padre estaba metido en cosas raras, a pesar de jamás había preguntado, prefería mantenerse al margen, ya tenía sus propios asuntos como para andar preocupándose por las cosas del mayor de los Kim.

Taehyung era un tanto impredecible, pues si es cierto que era un buen chico, amable, educado, inteligente y talentoso. Pero eso no quitaba el hecho de que sea un tanto... temerario.
El castaño desde hacía un par de años, cuando tan solo tenía veinte, se había hecho de contactos, y no los típicos contactos con los que sales a cenar y a reírte un rato. No, estamos hablando de esos contactos que te consiguen droga para las fiestas electrónicas, esos contactos que podían llevarte a peleas clandestinas, a carreras, a casinos y lugares de apuestas. Si, ese era el otro Taehyung, que por supuesto, nadie conocía.

A pesar de todo esto, el joven de veintitrés años no era un criminal, sabia de que hilos tirar para conseguir lo que quería. Solo era un niño divirtiéndose con las tarjetas de su padre.

Una vez dicho esto, volvamos al tema inicial. El idiota que quebró su brazo derecho.

El castaño, quien ahora estaba acostado en la cama de su habitación, marcó un número de confianza, y apretó el botón de llamar. Esperó a que él tono terminará, y sonrió al oír la voz de su amigo.

- Hola culón... ¿Todo bien? - preguntó despreocupadamente, mientras se miraba las uñas.

- Hola feo... Si, todo bien, por suerte. - le respondió, mientras reía bajo. - ¿Ahora que necesitas? Es día de semana, no hay reservas aún.

- Pues, hoy no llamo por eso Jiminnie... Llamaba para conseguir un poco de información.

- Oh claro, dime...

- No se si ya te habrás enterado, pero anteanoche me atropellaron. Estoy bien, no te preocupes, nada grave, solamente tengo fracturado el brazo derecho.

- ¡Oh por dios! ¡TaeTae eso es terrible! Con ese brazo pintas, bebe... - Susurró con un deje de angustia su amigo a través de la línea.

El castaño gruñó instintivamente. - Ya lo se. Estoy que echo humo por las orejas.

- Me imagino... ¿Qué tipo de información necesitas?

- El estúpido que me atropelló no fue capaz de disculparse, no lo conozco y ya lo detesto, ¿Tú me podrías decir su nombre?

El rubio suspiró pensativo. - Veré que puedo hacer, hermano. Pero no te prometo nada... ¿Qué puedes decirme acerca de el?

- El auto era un Maserati, lo recuerdo bien. Color azul platinado, sé que no hay muchos de esos por esta zona, es importado de España, si mal no recuerdo. - Susurró pensativo. - ¿Te sirve de algo eso, hyung?

- No mucho, pero te escribiré en un rato... Cuídate Tae, nos vemos pronto.

- Adiós, Jimin, te debo una.

Esa misma noche, Taehyung supo quién era aquel sujeto, y también supo lo que iba a hacer con él.

The Race. [KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora