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Una semana después...

"Hey, Joaquín, ¿Cómo estás?". Spencer se acercó a Joaquín mientras iba camino al quirófano.

"Spencer, me encuentro bien, ¿Y tú qué tal?".

"Bien, bien, oye, necesito tu ayuda..."

"¿Para qué?, A parte, voy a extirpar un tumor cerebral, no creo poder ayudarte".

"Bueno, una niña de 6 años tiene un hematoma en el hemisferio derecho y una fractura de cráneo, quiero ver si..."

"¿Por qué no se lo pides a Marcos?, Yo le enseñé el procedimiento". Dijo Joaquín antes de abrir la puerta que daba al almacén de medicamentos. "Mira, sí lo encuentro lo mando para allá, de verdad no puedo, ese tumor me espera".

"Bien, lo quiero en 10 minutos". Spencer se fue, decepcionado.

Y sí, Joaquín le había enseñado varias técnicas a Emilio para succionar sangre acumulada en alguna parte del cerebro sin causar el mínimo daño y esfuerzo.

"Bien Emilio, debes entrar por aquí y succionar, hazlo, confío en ti". Joaquín le entregó lo necesario a Emilio.

Emilio tomó los instrumentos e hizo lo que Joaquín le enseñó, los modelos de cráneos eran efectivos.

"¡Muy bien Emilio!, Sigue así y salvarás más vidas de las que te crees capaz". Un abrazo cálido, lleno de satisfacción y placer los envolvió.

La imágen que presenció Joaquín al abrir la puerta no era de esperarse, Emilio tenía sujeto a uno de los enfermeros de los muslos, moviendo aquel cuerpo de arriba hacia abajo, Emilio se quedó congelado al ver a Joaquín cerrando la puerta lentamente, con los ojos abiertos como platos, su boca entreabierta, balbuceando.

"Oh vamos, muévete, estoy a punto de, ¡Ah, demonios eres muy bueno con...". El joven enfermero Carl Watson giró su cabeza, ruborizándose al instante.

"Eh, bueno, doctor Marcos, el doctor Jenner lo espera en el quirófano para succionar un hematoma". El nerviosismo de Joaquín se plasmó en sus palabras, Emilio salió de Carl y los dos se incorporaron.

"Una disculpa doctor Bondoni, no era nuestra intención que viera esto, le pido por favor que no lo notifique con la doctora Hamilton, quiero conservar mi trabajo, de verdad". Carl le suplicó a Joaquín, tomándolo por los hombros, a punto de llorar.

"Tranquilo Carl, puedes regresar a tus labores, esto es un secreto". Joaquín forzó una sonrisa y un suspiro de alivio salió de la boca de Carl, sonriendo y saliendo del almacén.

"De verdad, lamento que haya visto tremenda escena, pensamos que nadie vendría por aquí y...".

"Marcos, lo espera el doctor Jenner". Joaquín soltó, tomando una caja de paracetamol y metiendola en una bolsa de su bata.

"¿Por qué?, Digo, usted puede succionar el hematoma, yo..."

"Yo le enseñé a hacerlo, necesito extirpar un tumor, salvar una vida y usted hará lo mismo con ese hematoma". Y sin más, Joaquín salió, Emilio le pisaba los talones pero no se dirigieron la mínima palabra.

ƥƥƥƥƥ

"Hola doctor Marcos, ¿Cómo estuvo el hematoma?". La doctora Hamilton miró de reojo a Emilio y sonrió, observando a Joaquín trabajar en el tumor.

"Bien, no hubo complicaciones". Emilio miraba atento los movimientos de Joaquín, como centraba todo su ser en la operación, sus manos ubicadas en el ángulo correcto.

"¿Es fascinante, cierto?, Joaquín tiene manos maravillosas y verlas en acción es toda una dicha". Lauren Hamilton, la jefa de cirugía, aquella que vió a Joaquín manejando el bisturí desde que ella era una doctora titular.

"¿Cómo lo hace?, Parece que nadie más existe, solo él, el bisturí y el paciente".

"Todo gracias al doctor Pierce". Lauren suspiró, James Pierce fue pieza fundamental para la formación de Joaquín, aquel doctor que confió en él desde un inicio, quien lo motivó cuando sus compañeros lo hacían sentir insuficiente.

"¿El doctor Pierce?". Y como si el destino estuviera conectado con la conversación, Joaquín levantó la vista, encontrándose con las miradas atentas y fascinadas de las y los internos, las y los residentes, la jefa de cirugía, pero nadie importó más que la mirada de Emilio, Joaquín frunció el ceño y volvió a dirigir su atención a la operación.

"Sí, el doctor James Pierce, uno de los mejores neurólogos, Pierce fue el maestro de Joaquín durante su residencia, gracias a él y obviamente al gran esfuerzo de Joaquín, es quien es ahora". La nostalgia tiñó la voz de Lauren, una sonrisa melancólica y triste se dibujó en su rostro. "Lamentablemente nos dejó, James y Joaquín fueron pareja, las personas que los veiamos juntos pensábamos que serían inseparables, hasta aquel día".

"¿Qué sucedió?". La curiosidad inundó a Emilio, queriendo saber más.

"Hasta el día en que James Pierce murió, ¡Oh mira!, Joaquín ha terminado, es momento de irnos". Lauren fue la primera en salir, el público no tardó en seguirla, Emilio se dirigió al quirófano, encontrándose con Joaquín quitándose el gorro, guantes, cubrebocas y bata.

"Muy buen trabajo doctor Bondoni, cada día me sorprende más". Una enfermera le dijo, Joaquín sonrió, Emilio solo miraba la escena, mientras más halagos llenaban a Joaquín.

"Bien doctor Marcos, ¿En qué puedo ayudarle?". Joaquín preguntó una vez el quirófano se quedó vacío, solo con ellos ahí dentro.

"Quiero pedirle una disculpa de nuevo por el incidente en el almacén".

"A ver Emilio, deja de quebrarte la cabeza con ello, está bien, no diré nada, pero debes prometerme una cosa". Joaquín sonrió, cómplice, juguetón, Emilio asintió. "No arriesgues tu cédula por una follada, sí bien Carl y tú pudieron ir a otro sitio a follar al parecer decidieron hacerlo ahí, dime, ¿Qué hubiera pasado si otra persona los veía?, Sí bien aquí suelen tener sexo después de alguna operación, lo hacen en algún lugar secreto, si hubiera sido otra persona, tanto tu cédula como la de Carl ya estuviera pisoteada".

Emilio analizó la situación, Joaquín tenía la boca llena de razón. Su cédula corría riesgo con aquel revolcón, imaginar que otra persona pudo encontrarlo así, alguna persona hipócrita dándose méritos de moral mientras probablemente hacía lo mismo, lo llenó de preocupación.

"No se volverá a repetir, lo prometo".

"Bien, pero piénsalo, antes de tirarte a alguien en algún lugar público, no arriesgues tu cédula por una simple follada". Joaquín salió del quirófano, sonriendo, algo de altanería decoraba su postura, Emilio, bueno, Emilio dejaría de arriesgarse de esa manera e ir directo por Joaquín y proponerle una noche llena de sexo.

Amor De Hospital | EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora