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La cena de Navidad fue fabulosa, todos cocinaron, Romina se encargó de la ensalada, Joaquín de la pasta, Emilio del pavo y la pequeña Nathalie probaba la comida y daba el visto bueno.

Cuándo ya estaban listos para empezar a engullir los alimentos la puerta fue golpeada.

"¿Esperas a alguien?".

"Bueno, yo planee una sorpresa para ti". Romina se levantó, le guiñó un ojo a Joaquín y Emilio frunció el ceño.

Después de unos minutos la voz de Romina era acompañada por otra, una voz varonil, ronca, ella entró a la cocina en dónde la esperaban y detrás entró un hombre alto, rubio, piel blanca y cuerpo robusto. Un traje color gris y zapatos lustros.

"Él es Adam, lo conocí en la editorial cuándo fuí a revisar las próximas reimpresiones de mis obras, puedo decir que fue amor a primera vista".

Emilio, Joaquín y Nathalie se levantaron, el tipo en cuestión llevaba en su brazo derecho una botella de champagne.

"Adam, él es mi hermano Emilio, su novio Joaquín y la luz de mi vida, Nathalie".

"Un placer". Adam estrechó la mano de cada quién y puso la botella de champagne en la mesa.

La cena siguió su curso, entre risas, choque de copas, raciones dobles, bromas, metas y retos, historias divertidas de la infancia, Nathalie contando cómo ella y Romina construyeron la casa del árbol y un largo etcétera.

ƥƥƥƥ

Al terminar la cena, Adam se despidió y se fue, no sin antes dejar regalos bajo el árbol. Romina fue a recostar a Nathalie y luego se fue a la cama. Emilio y Joaquín también se fueron a la cama, abrazados, repartiéndose besos y caricias.

"Esta es la primera Navidad de muchas otras".

"¿Sabes?, Durante todo el año pensé que esta Navidad la volvería a pasar solo, hundido en mi habitación, lamentándome, sufriendo y bebiendo 4 botellas de whisky con el riesgo de caer en coma etílico". La naturalidad en la voz de Joaquín estremeció a Emilio, imaginar a este pequeño ser, vulnerable, ahogándose en un dolor incesante, sintiéndose miserable. Una punzada de dolor golpeó a su corazón.

"¿Qué mierda Joaquín?". La tristeza tiñó su voz y Joaquín alzó la vista para ver el rostro de Emilio, una lágrima silenciosa se resbalaba por su mejilla.

"Oye, todo está bien porque tú estás aquí conmigo, si bien así pasé la Navidad pasada, no quiere decir que eso iba a volver a suceder o tal vez sí, no lo sé, perdón por soltar tremendo detalle de esa manera es solo que... Bueno, a veces hablo en lugar de pensar, lo lamento".

"No puedo siquiera imaginar por todo el dolor que pasaste, sólo, sin alguien en quién desahogarte, demonios Joaquín, ¿Por qué no llegué antes a tu vida?".

"Porque son pruebas que nos pone la vida para medir que tanto podemos soportar, cómo podemos sobrevivir si una parte de nosotros deja de existir, cuándo mi padre murió, James estuvo ahí para mí, dándome confort, palabras cálidas pero eso no curaba mi dolor, me sentía insuficiente, culpandome por dejar a mi padre durante toda mi adolescencia, regresando y compartir poco tiempo a su lado porque estaba muy ocupado en mi residencia y enamorandome de James, aún recuerdo cuándo me decía que el día que me casara él me entregaría a los brazos de James, lamentablemente nada de eso sucedió".

Emilio juntó más sus cuerpos, aspirando el aroma del shampoo de Joaquín, pensando de qué manera sanar el alma de su novio, cómo diluir todo el dolor que tiene almacenado, de qué manera puede borrar el sentimiento de culpa que tanto atormenta su mente.

Amor De Hospital | EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora