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"Buenas noches Albert".

"Buenas noches doctor Marcos, deje que le ayude con eso".

"Oh no, tomaré el ascensor, descansa".

El ascensor llegó en menos de dos minutos, él subió con el ramo enorme de jazmines, la guitarra guardada en su funda y colgada sobre sus hombros, vino, chocolates y todos los ingredientes necesarios para una cena.

Las esperanzas florecían en su interior, el ascensor en esta ocasión abrió sus puertas en el penúltimo piso, dejando todo el pasillo disponible, salió y caminó hasta la puerta que decidiría todo.

ƥƥƥƥ

El sonido de la puerta lo hizo fruncir el ceño, ¿Por qué llamaban a la puerta en lugar de por el intercomunicador?, Con mucha pereza se levantó del sofá y al checar quién era la persona que interrumpió su descanso a través del ojillo de la puerta, no encontró a alguien.

Abrió la puerta y a sus pies aparecieron sus flores favoritas: Jazmines, envueltas en una tela de malla color morado y un listón de color negro, las levantó y las llevó directo a sus narices, aspirando el aroma y una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro.

Unas notas siendo tocadas por una guitarra captaron su atención, abriendo sus párpados lo pudo ver, su respiración se detuvo, después de dos días sin verlo, dos días sin ver esos rizos rebotando, esos ojos, esa sonrisa.

Sé que a veces hablo mucho,
Qué a veces no te escucho
Pero te conozco bien.

Tengo mala ortografía,
No sé de geografía
Y aún sin mapas te encontré.

Pero aunque tengo mil defectos
Y jamás seré perfecto,
Quiero amarte como un loco,
Sólo aguántame otro poco y verás.

No hay reglas para amar,
No existe un manual,
Qué pueda enseñar lo que es un beso de verdad,
Qué todo va a estar bien, si sientes tú también lo que yo siento.

¿Y qué importa, si no soy perfecto?.

Sé que tengo en mi pasado,
Secretos que he guardado y que algún día te contaré,
Yo no sé bailar pegado y tanto te he pisado y no me dejas de querer.

Pero aunque tengo mil defectos
Y jamás seré perfecto,
Quiero amarte como un loco,
Sólo aguántame otro poco y verás...

"Quiero pedirte una y mil disculpas, aceptaré tus decisiones y... Realmente lamento todo, debiste saber ese detalle saliendo de mi boca y no la de alguien más".

"Oh por dios, ¡No tienes idea de cuánto te extrañé!". Corrió hasta él y lo abrazó, fundiéndose en ese ya tan conocido calor, sus extremidades flojas se acoplaron a ese cuerpo, dejándose sostener por los brazos fuertes de Emilio para evitar que cayera al suelo. "La boda sigue en pie, te perdono pero necesito una última cosa". Dijo contra el estambre del sweater de Emilio. "Vamos adentro".

Se separaron y Joaquín sostuvo la mano de Emilio y caminaron hasta adentrarse al apartamento e ir directo a la sala de estar, tomaron asiento.

Amor De Hospital | EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora