Martes, 12 de enero del 2019.
Gustavo se ríe de alguna tontería que ha visto en su celular. Me quedo en silencio, pensando cuál es la mejor forma de decirle sin que le caiga mal y de sopetón. En realidad yo sé que va a decir que todo está bien, pero desde este momento sé que me va a mentir. Aunque lo niegue ambos sabemos que aún hay algo.
Son poco más de las tres de la tarde y estamos los dos sentados en el sofá. Él sigue con la vista en el celular, de pronto la levanta y se me queda mirando con cara de confusión.
– ¿Qué sucede? –––pregunta–––
Niego con la cabeza y pregunto:
– ¿Siempre irás a cenar con Claudia?
– No. Le ha surgido algo. Mamá me invitó a cenar, así que me pasaré por allá. ¿Tú irás?
Hubiese sido mejor que mantuviera en pie los planes que tenía con Claudia. Decido dejar de darle vuelta al asunto y contárselo de una vez por todas, después de todo, puede que quizás esté equivocado y en realidad ya todo haya quedado atrás.
Abro la boca y dejo que las palabras se abran paso por mi garganta hasta rodar por mi lengua y salir al exterior.
– Vera está aquí en Colombia.
Los ojos castaños del hombre se alzan hacia mi de inmediato, pero se me dificulta ver algo en ellos. Me pregunto que habrá sentido al escuchar el nombre de la española después de tanto tiempo.
– Ya. –––dice––– ¿Y eso qué?
– Irá a cenar a casa de tus padres. Solo pensé que te gustaría saberlo.
Desde aquella vez en que les vi mirarse por primera vez supe que había pasado algo. Reconocí la forma en la que Gustavo miró a la mujer, pues, fue la misma forma en la que yo miré a Nat aquella vez que la vi en las vacaciones de San Diego, de eso hace ya cinco años.
No sé exactamente en que momento se dieron las cosas entre ambos, me enteré un par de meses después, cuando Gustavo casi se le lanza encima a un tipo que no dejaba de intentar ligar con Vera. El asunto es que la relación de ambos fue bastante abierta, sin etiquetas. Vera es como un ave libre y Gustavo siempre fue apático a las relaciones.
Cuando Nat se enteró de lo que se traían su hermano y su amiga, le dejó claro a Gustavo que la chica tenía una vida complicada esperándole en la élite de Madrid y que aquello, fuera lo que fuera que tuviesen, no iba a salir bien.Tal y como predijo Nat, nada terminó bien. Tal y como aposté yo, Vera ganó la partida, si es que en realidad hubo algún vencedor en ello. Gustavo se enamoró de la española, pero ella igual, no importa cuanto se esfuerce por negarlo, se enamoró de Gustavo y huyó de regreso a España.
Ha decir verdad, jamás comprendí aquella relación entre ambos y, dudo que en realidad alguien lo hiciera. Cada tanto se odiaban y al otro tanto estaban muertos de la risa. Eso sí, ambos tal para cual. Creo que eso fue lo que embrujó a Gustavo, estaba acostumbrado a salir con mujeres que lo controlaban y morían por una relación formal y, luego aparece Vera, una chica hermosa, con una sonrisa cínica y un carácter fuerte, intrépida y de esas que van por ahí poniendo el mundo del revés solo por diversión. La primera chica que no mataba por ser la última en su lista.
Vera fue su perdición.
– Por mí está perfecto. –––responde con indiferencia y vuelve a centrar su atención en el celular–––
Justo ahora me pregunto si quizás yo esté equivocado y en verdad a él ya no le importe la mujer. Después de todo, ¿cuanto tiempo ha pasado desde aquello? Poco más de un año. Ahora él está con Claudia y en realidad parecen muy felices, no dudo que le quiera. La mujer es polo opuesto a Vera, mientras la española tiene una mirada coqueta, la de Claudia es más como tímida, mientras Vera es todo cinismo y chulería, Claudia es más introvertida que otra cosa. Mientras Vera es un tornado, Claudia es un soplo de aire.
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Por Siempre Será Verano
RomanceUn amor que cruza toda frontera. Un amor que no sabe de olvido. Un amor que deja huella en el alma. Un amor ligado por la eternidad. Porque en la historia de amor de Camilo y Natalia, por siempre será verano, incluso aunque estén viviendo en el m...