Capitulo 21

61 8 1
                                    

Sábado, 2 de junio del 2014.

El día de hoy me levanté más temprano, exactamente a las ocho, normalmente me despierto a las diez, sin embargo hoy quise preparar el desayuno ya que siempre es Esmeralda quien normalmente se encarga de ello. Bueno, por eso y porque necesito causar empatía. Ya tengo todo casi terminado, he preparado sándwiches y solo falta meterlos en el horno, además también he cortado frutas, ya que a Esmeralda le encantan y en su desayuno habitual no faltan. Y como bebida he hecho dos zumos, zumo de naranja para Sandra y Zumo de manzana para Esmeralda; dice que es muy importante para iniciar el día.

Miro el reloj de la pared y veo que la manecilla grande señala el número nueve, ya Esmeralda no debe tardar en despertar, así que pongo los sándwiches en un plato de vidrio y los pongo a calentar en el microondas un par de minutos. Después de que el tiempo estipulado se cumple tomo dos platos y pongo un par de sándwiches en cada uno, estoy sacando las frutas cortadas de dentro de la nevera cuando Esmeralda dice:

– Vaya, esto si que es una sorpresa.

– Buenos días. –––saludo y pongo fruta en dos platos, también sirvo un vaso con zumo de naranja y otro con zumo de manzana–––

– ¿A qué se debe todo esto? –––indaga la mujer–––

Le dedico una sonrisa y tomo dos de los platos y los llevo hasta la mesa.

– Bueno, hoy me he levantado temprano y he aprovechado para tener el desayuno
listo.

Esmeralda pone sobre la mesa los dos platos restantes y yo voy a la cocina por los vasos de jugos.

– No era necesario, pero gracias.

La mujer toma asiento al rededor de la mesa y toma con el tenedor un trozo de banano y se lo lleva a la boca.

– ¿No vas a desayunar?

Tomo asiento en la mesa y me preparo para decirle lo de mi salida con Camilo, ha decir verdad me siento un poco intimidada, no sé con cual de sus dos facetas me voy a encontrar. La miro atenta a sus facciones y gestos, pero parece de buen humor, no hay nada que me diga lo contrario, así que digo:

– Camilo me ha invitado a desayunar. –––digo despacio, tanteando el terreno, esperando su reacción. Pero ella solo me mira, toma un trago de zumo de manzana y aguarda, como esperando a que diga algo más, así que continuo––– ¿Tienes algún inconveniente en que salga de casa ahora temprano?

Ella parece pensarlo unos segundos, se lleva el tenedor lleno de frutas a la boca y las mastica despacio, para que le de tiempo de pensar en mi pregunta. Yo espero su respuesta ansiosa, me gustaría que dijese que si, así Camilo y yo podríamos estar todo el día juntos por primera vez.

– Si digo que no igual se van a ver cuando yo me marche, ¿no?

Me encojo de hombros con gesto inocente, dándole una respuesta tácita afirmativa. Esmeralda niega con la cabeza y dice:

– ¿Entonces que más da?

Su respuesta me alegra. Sin embargo intento no mostrarme muy emocionada y simplemente le dedico una sonrisa.

– Gracias. Voy a despertar a Sandra antes de que se le enfríe el desayuno.

Esmeralda asiente, se muestra normal, no hay ninguna emoción palpable en su rostro. Abandono la estancia y subo las escaleras trotando hasta llegar arriba. Sandra se encuentra sentada en la cama, en cuanto me ve sus ojos se ensanchan expectantes y pregunta:

– ¿Le has dicho?

Respondo afirmativamente con un movimiento de cabeza.

– ¿Y bien?

Por Siempre Será Verano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora