Capítulo 5

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Jueves, 11 de junio del año 2014.



Termino de vestirme y me acuesto boca abajo sobre la cama, conecto los auriculares a la laptop y pongo a reproducir la música mientras reviso mi correo solo por tener algo que hacer.

Cierro los ojos y canto la canción que se reproduce. Estoy tarareando la segunda canción cuando de pronto deja de sonar, así que abro los ojos y me encuentro con que Sandra a desconectado los manos libres. La ignoro y vuelvo a conectarlos y a darle play a la música, pero ella nuevamente los desconecta, así que cierro la computadora y tomo asiento en la cama.

- ¿Qué pasa? ---inquiero con un tono de voz muy poco amable---

Mi amiga suspira y toma asiento junto a mi en la cama. Me mira con sus ojos marrones cargados de arrepentimiento y dice:

- No estés enojada, Nat. Ya te pedí disculpas por lo de anoche.

Me cuesta no estar enojada después de que me dejara de lado solo por estar con un tipo que recién acababa de conocer, aquello rompe todos los códigos de la amistad.

- Estamos claras en que fuiste egoísta, ¿no?

Ella cierra los ojos y suspira con cansancio, hace una mueca con sus labios y me mira con las cejas fruncidas, gesto que la hace lucir arrepentida.

- Lo sé, lo sé, no digo lo contrario. Es solo que me gusta, Nat.

La miro con desconcierto, sin creer lo que acaba de decir. Ella muerde su labio con nerviosismo y con solo ese gesto sé que habla en serio. Niego con la cabeza y resoplo.

- ¿Te estás escuchando? ¿Como puede gustarte una persona que ni siquiera conoces del todo? ¡Es absurdo!

Sandra sonríe y se encoge de hombros.

Aquello me molesta, digo, ya había supuesto de que le llamaba la atención, ¿pero de eso a gustarle con todo lo que implica la palabra? ¡Es ridículo!

- Es muy lindo, Nat. En serio que siento algo....

Me pongo de pie antes de que pueda decir algo que termine de arruinar mi humor y la interrumpo.

- No quiero escuchar más, Sandra. En serio ya déjalo hasta ahí. ---digo y tomo asiento en su cama---

Mi amiga asiente y aprieta los labios en una fina línea, se levanta de mi cama y se sienta junto a mi en la suya. Me mira unos segundos y sé que está por decirme algo más, así que espero hasta que dice:

- Me ha invitado a dar una vuelta por el paseo marítimo.

La miro sin dar crédito a lo que dice. ¿Como es que con unas cuantas horas en la playa ya ha quedado con alguien?

- Le has dicho que no, ¿cierto?

Sandra sonríe.

- Me ha dicho que puedes venir con nosotros. La pasaremos genial, así conoceremos el paseo marítimo y disfrutaremos juntos.

¡Genial! Nuevamente me ha dejado de lado por Steve.

- No me interesa salir con ustedes, ¿vale?

Puede que me esté comportando de forma exagerada, pero aún estoy molesta por lo de anoche y consternada por su confesión, como para ahora sumarle esa absurda cita. ¿Qué si quiero conocer el paseo marítimo? Sí, obvio que quiero hacerlo, pero hacerlo junto con Sandra y el extraño Steve si que no me interesa ni un poco.

- ¿Qué harás entonces? ¿Te vas a quedar aquí tú sola? ---inquiere---

Aquello me molesta más. ¿Como es que no considera el quedarse conmigo y buscar un plan que nos incluya a ambas? La miro de mala gana y contesto:

- O tal vez salga yo sola a recorrer San Diego, ¿quien dice que necesito compañía para ello?

Me pongo de pie y voy hacia mi cama, conecto los auriculares a mi celular en esta ocasión y pongo a reproducir la música para distraerme y no pensar en nada.

Abro los ojos y descubro que me he quedado dormida. Tomo asiento y me saco los auriculares. La habitación está sola, miro la hora en mi celular y me sorprendo de ver que son más de las dos de la tarde, he dormido más de dos horas.

Salgo de la habitación y bajo las escaleras. Sandra y Esmeralda están sentadas en el sofá viendo un programa de televisión, la hermana de mi amiga me ve y me sonríe.

- ¿Descansaste?

Le devuelvo la sonrisa y tomo asiento junto a ellas, en uno de los sofás.

- Sí, estaba agotada y ni lo sabía.

Me siento mucho mejor, con más energía e incluso con mejor humor, aunque no a un extremo de decir que iré junto con Sandra y Steve al paseo marítimo.

- En la mesa te hemos dejado un sándwich de pavo y dentro de la nevera hay refresco.

En cuanto escucho esto mi estómago hace un sonido bastante ruidoso. Desde las tostadas con café que comí en el desayuno no he comido nada y estoy hambrienta.

- Gracias. ---digo y voy directo a la cocina---

Abro la alacena y saco un vaso de vidrio, el cual lleno con zumo de naranja. Voy hacia el comedor y tomo asiento, tal y como dijo Esmeralda en la mesa hay un plato con un enorme sándwich que luce delicioso y apetecible, así que sin más tiempo que perder le doy un gran mordisco y lo mastico con lentitud, disfrutando del sabor de las salsas y del pavo.

- Está riquísimo, Esmeralda. ¿Lo has hecho tú?

Ella aparta los ojos de la televisión y los pone en mi.

- Sí, ¿te gusta?

- Me encanta.

Le doy otro mordisco al delicioso sándwich y luego un sorbo al jugo. Solo es cuestión de nano minutos para que acabe con todo. Creo que había subestimado mi apetito.

- Ven, Nat, está buenísima la serie.

Miro a mi amiga con poco entusiasmo y, ayudándome a no tener que dialogar con ella, me entra una llamada de Gustavo. Así que me pongo de pie y le enseño la pantalla del celular.

- Subiré a hablar con Tavo. ---anuncio y abandono la primera planta---

En cuanto entro a la habitación cierro la puerta y abro la llamada.

- Parece que Canadá es muy aburrida.

- ¿A qué se debe esa deducción?

Sonrío y me acuesto sobre el colchón.

- ¿Si no por qué me estás llamando?

La llamada queda en silencio unos segundos y luego escucho a mi hermano resoplar para luego decir:

- ¿No puede ser porque echo de menos a mi hermanita?

Hago una mueca ante sus palabras.

- No. ---afirmo--- Solo llevamos tres días sin vernos, así que no, de seguro Canadá es muy aburrida.

Mi hermano se ríe y yo también lo hago, después de todo puede que si lo eche un poco de menos.

- No seas pesada. ¿Que tal San Diego?

Miro el techo y pienso en que responder, digo, la tarde de ayer Sandra y yo nos divertimos en la playa y la pasamos bien, pero después me dejó y se fue con Steve, con quien tendrá una cita hoy y por quien nuevamente me dejará de lado.

- Está bien. ---comento---

- ¿Está bien, es lo único que dirás?

¿Como más se puede describir el día de ayer? Mi amiga me dejó sola y de no ser por un desconocido el día de playa habría sido un desastre. Pienso en Camilo y me sorprende llegar a la conclusión de que los buenos recuerdos del día ayer son con él, con el chico de ojos negros.

- Bueno, en realidad bastante bien. Sorpresivo.

- Eso está un poco mejor. Hablamos después, voy a salir junto a los chicos a esquiar. Cuídate y aléjate de los extranjeros.

Sonrío ante las advertencias de mi hermano.

- Vale, intentaré no salir de la habitación.

Gustavo se ríe y cuelga la llamada. Me quedo acostada en la cama unos largos minutos, hasta que la puerta se abre y aparece mi amiga. Sandra entra en la habitación y va hacia el armario, lo abre y se queda observando las prendas durante unos exagerados minutos en los que saca y vuelve a meter ropa dentro de este, unas miles de veces.

Suspira con frustración y me echa una mirada, parece considerar si hablarme o no, al final se decide por hacerlo e inquiere:

- ¿Qué crees que debería ponerme? ¿Un vestido o un short?

La miro sin decir nada, mientras ella me observa con expectación, esperando que le de una respuesta. Suspiro y tomo asiento, miro los atuendos que sostiene y respondo:

- El vestido.

Sandra sonríe y me lanza un beso, deja el vestido azul sobre la cama y le echa un vistazo al reloj.

- Solo me queda una hora para alistarme. ---anuncia y revuelve su ropa buscando interiores, cuando los consigue sale del cuarto con ellos y el vestido a toda prisa---

Hasta ahora no me había preocupado sobre el que voy a hacer cuando Sandra se marche con Steve, no conozco San Diego, ¿a donde voy a ir? Resoplo, ir al paseo marítimo yo sola no me parece correcto, así que no es una opción ni ir con mi amiga y el rubio, ni ir yo sola por mi cuenta.

Me pongo de pie y decido no pensar en ello ahora mismo, así que en vez de eso voy al closet y extraigo un enterizo corto, blanco con estampado negro, busco un sostén adecuado, ya que deja gran parte de la espalda visible y tiene un escote no muy pronunciado en la parte delantera, una vez doy con el sostén dejo todo sobre mi cama y tomo asiento en ella.

Por Siempre Será Verano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora