Capítulo XL: Reencuentro

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"Narrador Testigo"

Mientras estaban en camino, Ian se estacionó a un lado de la carretera por un momento y sacó su celular, para luego marcar el número de Louie y esperar a que le atendiera:

—Hijo, ¿dónde demonios estás? —fue la pregunta del hombre.

—En California, salí a recorrer un poco el país —dijo Ian—. ¿Te molesta que lo haya hecho?

—Tengo información importante —dijo Louie—. Lance me contó lo que sabía de los socios de Van Slyke.

—Ya lo sé, encontré a su hijo y me contó todo —comentó su hijo adoptivo.

—¡Ésas son excelentes noticias! —exclamó Louie, muy contento—. Por otra parte, me habló de Megan Knox y de sus aliados, además de que supo el lugar en donde se encuentran ahora.

—Dime, ¿tienes la dirección? —preguntó él, un poco emocionado.

—No sé la direccción exacta ahora, pero él me dijo que estaban en una zona residencial en San Francisco —comentó su padre.

—Con eso me confromo por ahora, si sabes algo más, avísame y, gracias, Louie —dijo Ian, más sereno.

Colgó el celular y subió al auto, donde Troy lo esperaba, para luego encenderlo y dirigirse al nuevo destino, señalado por su padre.

—¿Sabes en dónde están? —preguntó el menor, intrigado.

—San Francisco —dijo Ian, algo serio—, en una zona residencial.

—Pero deben existir muchos lugares así allá —le dijo Troy—. ¿Cómo los encontraremos?

—Esperaré más información, si no, tendremos que buscar en cada una de esas zonas residenciales —comentó Ian—. Tú los conoces, podrías verlos y reconocerlos.

—Tienes razón, estaré al pendiente —dijo él, más animado.

Mientras tanto, a aquel lugar al que Ian y, sobre todo Troy, querían llegar, estaban arrivando Cloe y Sadako, cansadas y soñolientas por el viaje de ida y vuelta al Cuartel General de la Brigada de Liberación, después de visitar al padre de la mayor y de ponerlo al corriente de todo lo sucedido. Allí las esperaba Garrett, con cara de pocos amigos, que les preguntó, algo disgustado:

—¿Se puede saber en dónde estaban? Se fueron sin avisar y ni siquiera dejaron dicho a dónde iban.

—Fuimos a ver a papá —respondió Cloe—, le pedí que nos ayudara.

—¿Por qué?

—Por lo de Megan —fue su respuesta—. Creo que ella necesita protección, ése hombre debe estar buscándola o algo así.

—Tienes razón, pero debiste decirme. ¡Sabes muy bien que quiero conocer a mi futuro suegro!

—¿Entonces no estás enojado con nosotras? —preguntó Sadako.

—No, ya no.

Entonces él y Cloe se besaron, mientras la chica los abrazaba; todo eso frente a Doña Leticia, que los miraba desde la cocina y, que al verlos, se decía:

—¿Quién los entiende?

—Sólo ellos, Doña Leticia —dijo Stuart—. ¿Y qué dijo tu padre después de todo lo que le contaste?

—Que enviaría a unos soldados dentro de poco para que nos protegieran de los sicarios de Fitzpatrick —dijo Cloe.

—Por mi parte, debo decirles que una amiga mía, que es hacker, está buscando a Jhonson —comentó el hacker, contento—. Estaba estudiando para ser policía, pero se dio cuenta de que Fitzpatrick es un corrupto y decidió renunciar.

La Verdad Sobre IEPCOM 2: La Rebelión de Los OprimidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora