CAPÍTULO 3

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Título: "199" by NCT Dream

-"un juego imparable, más allá de los límites"

p.o.v.Sana

-DaHyun – le gritó mi padre horrorizado cogiéndole la mano y apartándola – ya lo has matado, ¿te parece bonito? – dijo él poniendo su mano en la frente y suspirando – así se va a desangrar antes – le dijo él tomando una gran respiración.

Mi padre y mi madre nos estaban entrenando en nuestra especialidad. Las dos éramos las nuevas torturadoras de nuestra generación. Siempre me había gustado todo lo que tuviera que ver con la anatomía, de pequeña me pasaba horas frente a la televisión viendo todo tipo de programas de operaciones. Hasta que un día con catorce años vi a mis padres torturar juntos, y me pareció veinte veces más emocionante eso que no las operaciones a corazón abierto.

El hombre frente a nosotros comenzó a gimotear cuando su sangre salió a borbotones de su cuello y sus ojos se quedaron en blanco mientras se desangraba frente a nosotros.

-Si cortas aquí – dijo mi madre señalando un punto cerca de donde mi hermana había cortado en el cuello – no cortarás del todo la yugular, en cambio, un centímetro más como ahora – dijo sacándose la pistola y disparando desde detrás de la cabeza al hombre – y muerto.

-Vale, lo pillo, seré más cuidadosa – dijo mi hermana dejando el cuchillo en la mesa de madera del sótano y limpiándose las manos en la toalla.

-Sana – me llamó mi padre – acaba con tu trabajo – dijo y yo le asentí.

Cogí el pequeño bisturí y miré a la mujer. Mis padres utilizaban a gente que era un desecho de la sociedad para estas cosas, personas que si desaparecían del mapa nadie los iba a buscar.

La mujer lloraba con fuerza y gritaba bajo el trozo de tela negra en su boca. Su cuerpo entero estaba lleno de cortes por todas partes, ya que habíamos estado practicando como cortar sin llegar a matar pero que la sangre fuera abundante al trazar el cuchillo sobre la piel.

Incliné un poco la cabeza de la mujer, una vez me puse detrás. Puse el bisturí sobre la piel, y lo pasé lentamente, hundiéndolo un poco, pero lo justo para que un chorro de sangre saliera disparado, pero sin ser excesivo.

-Eso es – dijo mi madre a mi lado – con mucho cuidado, que te estás acercando a la yugular – me aviso.

Yo me concentré en el cuello blanquecino de la mujer mientras este se iba manchando de rojo. Cuando acabé de hacer el corte me aparté.

-Ya está – dije mirando a mis padres.

-Está perfecto – me dijo mi madre sonriéndome y dejando un beso en mi mejilla orgullosa.

-Mátala, se ha acabado la clase por hoy – dijo mi padre yendo a por su camiseta blanca en una de las esquinas de la sala de tortura.

Puse el cuchillo que me entregó mi madre a un lado de la cabeza de la mujer. Le aparté un poco el pelo, y justo cuando hoy la puerta abrirse enterré en un golpe seco el cuchillo en el cráneo de la mujer, retorciéndolo levemente y quitándole el último suspiro de vida. Cuando su cabeza cayó sin vida arranqué el cuchillo.

-HyunJin – escuché gritar a BeomGyu en la puerta que me miraba, mi hermano alzó una ceja hacia mi amigo – cógeme, me desmayo – dijo dejándose caer encima de los brazos de mi hermano que lo recogió. Yo como siempre rodé los ojos – HyunJin, que le estaba metiendo el cuchillo en la cabeza, ¿tú sabes lo que me ha puesto eso?

-Entiendo, tío – le dijo mi hermano incorporándolo y dándole unas palmadas en la cara.

-La amo tío, la amo – gritó él.

UTOPIA; 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora