UTOPIA; 1

CAPÍTULO 6

Título:"Grenade" by Bruno Mars

-"moriría por ti, cariño, pero tu no harías lo mismo"

p.o.v.Bang Chan

Sentía que en algún momento mi cabeza iba a estallar, diría basta y todo se derruiría en mi interior. Tenía un cúmulo de emociones en mi interior, no sabía cómo gestionarlas y aunque me dijera cada dos minutos que no escuchara, que me centrara en no pensar en ello, solo podía escuchar a mis padres por encima de los auriculares de música.

Me aferré más a la cadera de mi hermano e intenté concentrarme en el subir y bajar de su pecho. Y cuando un grito demasiado alto de mi madre se escuchó por encima de la canción, me sentí temblar. Mi hermano acarició mi espalda y alcanzó su móvil para subir el volumen y que así no escuchara nada.

El aire llegaba a mis pulmones, estaba respirando, pero me sentí que en cualquier momento me quedaría sin aire como esto no parara.

Me quité los auriculares de mi hermano y me levanté de la cama para sentarme en ella, mi hermano lo hizo conmigo a mi lado y pude escuchar perfectamente a mi padre pelear con mi madre.

-Veinte, Jennie, tiene veinte años, Chan. ¿Y me estás diciendo que no has tenido ni un mísero minuto en veinte años para sentarte y decirme que no es mi hijo? – gritó mi padre. Y su voz, aunque intentó salir con firmeza, se quebrantó en su lloro.

-No sabía cómo, JongIn. No tenía ni idea de cómo hacerlo.

-Pues era muy sencillo. No es tu hijo, y ya está. No por no ser mío iba a dejarlo de querer o sentir que soy su padre – le dijo mi padre y noté como su lloro se intensificaba.

Después de eso no hubo más gritos, ni más lloros. Simplemente escuché como la puerta de su habitación se abría y se volvía a cerrar con un portazo. Supuse que mi padre se había ido de casa por el sonido de unos pasos rápidos bajar por las escaleras.

-Chan – me dijo mi hermano cuando me levanté de la cama – déjalo, solo sería hacerte más daño – me dijo. Porque era verdad. Aún tenía las heridas de mi mano abiertas por haber roto la ventana. Pero necesitaba hablar con mi madre de una vez - Chan, quédate conmigo, ya hablarás con ella en otro momento, cuando las cosas en casa se tranquilicen un poco.

-Llevo dos días sin decir nada, SooBin – le dije mirándolo a los ojos, aquellos negros que siempre me transmitían tanto cariño – no puedo más, necesito hablar con ella.

-¿Y de que va a servir, Chan? – me dijo él – de nada. Ya sabes lo que tenías que saber. Y tu padre sigue siendo tu padre. No va a cambiar nada hablar con ella y pedirle unas explicaciones que ya sabes.

Yo no dije nada. Pero no podía aguantar ni un minuto más en esa casa, necesitaba salir de esas cuatro paredes, respirar hondo y tendido y relajar mi cuerpo. Necesitaba alejarme para dejar de sentir esa opresión.

Me levanté de la cama, y aunque escuché a mi hermano decir mi nombre detrás de mi no pude pararme. Salí de la habitación de mi hermano y justo cuando cerré su puerta de la habitación de mis padres salía mi madre quitándose las lágrimas que corrían sin consuelo por sus mejillas. Su mirada estaba rota cuando me miró, notaba el miedo al rechazo y el odio en sus ojos negros.

-Cariño – dijo acercando una mano a mi mejilla.

Yo esquivé su caricia. No sé porque lo hice. Pero lo sentí así. No quería ahora mismo nada que viniera de ella. Porque sabía que aquí el que sufría era mi padre, y no pensaba ignorar el hecho de que ella lo había desmontado de un solo soplido, con un simple gesto había partido en dos a mi padre.