UTOPIA; 1

CAPÍTULO 21

Título: "stolen dance" by Milky Chance

-"te quiero a mi lado, porque no me quiero sentir solo nunca más"

p.o.v.HueningKai

-He estado en más de treinta tiroteos – empezó a decir Jeno y yo lo miré hablar – secuestrado durante cuarenta y ocho horas y a punto de morir siete veces – me dijo y yo lo miré con una ceja alzada – pero es la primera vez que tengo miedo de verdad, HueningKai.

Yo rodé los ojos dejando ir una leve risa. Estábamos en el baño de su habitación, yo sentado en el mármol del lavamanos mientras lo tenía entre mis piernas. Cuando me levanté lo pillé preparándose para afeitarse y le insistí en hacerlo yo. Lo que no sabía es que el loco de Jeno no se afeitaba con una cuchilla o una máquina como la gente normal y corriente, sino con navaja, como si fuera un puñetero abuelo del siglo pasado.

Aunque tengo que admitir que me estaba gustando hacerlo, era entretenido ver como apretaba la mandíbula y me pellizcaba de vez en cuando los muslos porque le daba miedo que le cortara.

-Pero si lo estoy haciendo de puta madre – le dije dejando una mano en su hombro desnudo y hundiendo la navaja en agua para retirar la espuma.

-Pues más te vale seguir así, mocoso – me dijo y yo le di un leve golpe en el hombro antes de seguir con su mandíbula – auch.

-No me llames así – le dije y él sonrió un poco, yo me concentré en el pasar de hoja de la navaja por su piel.

-Lo siento, me sale solo – me dijo. No es que no me gustara el apodo, solo que me hacía recordar que era más mayor que yo y que desde fuera puede que se viera muy raro.

-Pues a mi me va a salir solo cortarte el cuello, abuelo.

-Deja de llamarme abuelo – me dijo apretándome los muslos descubiertos, ya que solo llevaba una sudadera suya y la ropa interior – solo tengo treinta y siete – me dijo con la voz pequeña cuando apretó la piel del bigote para que se la quitara.

-¿Y cómo sienta acercarse a los cuarenta, abuelo? – le dije mofándome de él, mientras acaba de retirar el poco pelo que había crecido en esa zona.

-Al final te pego, niñato – me dijo y yo sonreí limpiando la navaja mientras le sacaba la lengua de forma tonta – por estas cosas te sigo llamando así. Si hasta te ha salido un grano – me dijo hundiendo el dedo en una zona en medio de mi frente.

Yo me giré a mirarme en el espejo, y era cierto, un pequeño bulto rojo estaba apareciendo en todo el medio. Yo lo miré de reojo reí con mi cara de espanto. Así que le pellizqué el pecho descubierto y él se llevó una mano riendo aún.

-Eso es por todo el chocolate que me compraste ayer – le dije volviendo a mi labor de afeitarlo esta vez alzándole la cara con dos dedos en su barbilla para poder pasar la navaja por su cuello.

Y tenía que admitir que estaba guapísimo así, y que puede que lo hiciera más solo por el placer de mirarlo con esa sonrisa genuina mientras se dejaba hacer por mí.

-Pero si tampoco comiste tanto – me dijo y yo lo miré de reojo mientras ponía un dedo en su mandíbula y subía la navaja desde su cuello a su barbilla – además te di de comer otras cosas que te gustaron más – me dijo haciéndome cejitas mientras subía sus manos desde mis muslos hasta dejarlas dentro de la sudadera tocando con sus dedos rugosos la piel de mi cadera.

-Manos quietas, que me distraes y te mato – le dije quitándole las manos de debajo de la sudadera y dejándolas a los lados de mi cuerpo en el mármol, él suspiró haciendo un mohín.