𝑜𝑐𝘩𝑜

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Salí de la enfermería. No fui capaz de ocultar mi perplejidad al ver a Natsume apoyado contra la pared, como si me hubiera estado esperando. Cuando me vio, no tardó ni un segundo en preguntarme como me encontraba. Le parecía extraño que el doctor Robin me hubiera mandado a la oficina del director después de haber pasado una noche inconsciente, pero no hizo muchos más comentarios al respecto.

Se decidió por acompañarme hasta su despacho y no me quejé. El lado amable de Natsume me hacía sentir muy cómoda y feliz. Lo que no podía evitar era preguntarme por qué sentía cosas tan opuestas cuando estaba con él.

En ocasiones el pecho me dolía tanto que juraría que podía desfallecer. En otras, vibraba de la emoción, latía deprisa, pero inundado de felicidad.

Las imágenes de aquella noche en el lago me vinieron a la mente. Me preguntaba en qué momento dejé de lado mi objetivo de averiguar cual era la relación de la luna llena con esos sentimientos de tristeza tan atroces.

-Es aquí. -se detuvo delante de un enorme portón. -Te espero, no tardes.

Asentí con la cabeza antes de dar unos toques en la puerta con el puño. La voz grave del director me invitó a entrar, miré a Natsume una última vez antes de entrar. No había rechazo en sus ojos, no había rastro del odio que decía tener. Podía acostumbrarme a que me mirara de esa manera desde que esos insistentes bichitos revoloteaban en mis adentros.

El director me miró de pies a cabeza alegando que deseaba conocer a la futura estudiante que había conseguido entrar en su fortaleza. Parecía dar por hecho que iba a aceptar, aún sin haberme dejado decir una sola palabra. No obstante, había cosas que no podía saber. Las preguntas acerca de cómo había llegado hasta allí no tardaron en aparecer.

Llamó al ayudante administrativo pulsando un botón de su escritorio. El hombre atravesó el portón y se plantó junto a mi, justo delante de la mesa del director.

-Lleva a nuestra ninfa a los dormitorios y entregale su llave. En el comedor, instrucciones explícitas de una dieta vegetariana para ella.

El hombre asintió y guardó silencio mientras esperaba a escuchar las siguientes palabras del director.

-Cloé, a partir de aquí, es él quien dirige los protocolos correspondientes. Recogerá tus datos para un expediente, y para la identificación estudiantil.

-Muchísimas gracias. -agaché la cabeza.

El director no me había quitado los ojos de encima ni un solo momento. A pesar de ello, se permitió hacerlo para analizar mis ropas, sucias y desgarradas.

-No se olvide del uniforme escolar. -le dijo al auxiliar.

Salí acompañada de la ayudante administrativo, que se disponía a escoltarme al ala oeste, donde estaban las habitaciones de las chicas, para mostrarme el que sería mi cuarto en el campus. Después, me mostraría el lugar en un tour por todos los edificios.

-Yo puedo hacerlo por usted. -dijo Natsume. -Debe estar muy ocupado.

-¿De verdad? -los ojos del ayudante administrativo se iluminaron. -Tengo que solicitar un uniforme en lavandería, y llevar las instrucciones al comedor para que se hagan efectivas de inmediato. -se excusó. -Aunque puede que no esté bien dejarlo en manos de un estudiante.

-¿No te molesta, no Cloé? -negué moviendo la cabeza de un lado a otro. -La llevaré al dormitorio y me iré a clase.

El ayudante administrativo accedió y me entregó la llave de mi dormitorio. Le encargó a Natsume mi tour por el campus y se recolocó la corbata antes de regresar a su oficina. Natsume sonreía de una forma muy natural.

𝑀𝑜𝑜𝑛 | 𝑁𝑎𝑡𝑠𝑢𝑚𝑒 - 𝑒𝑝𝘩𝑒𝑚𝑒𝑟𝑎𝑙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora