𝑛𝑢𝑒𝑣𝑒

707 104 123
                                    

Sentía las miradas de los estudiantes con más intensidad sobre mí desde que Natsume se había sentado conmigo. Me ponía muy nerviosa, y era algo que no podía disimular. No estaba acostumbrada a estar en un lugar repleto de gente, menos aún cuando no me quitaban la vista de encima. Sabía, por parte del doctor Robin, que mi aspecto llamaba la atención. Sin embargo, creí que con el uniforme escolar y aparentando ser una ninfa de agua, no destacaría tanto como lo hacía de por sí.

La momia que tenía delante parecía haberse dado cuenta también, pero lo que los demás hicieran no parecía tener un efecto mayor en él. Podría asegurar que no le importaba en absoluto, quizás ya estaba acostumbrado a que le mirasen, después de todo, su rostro embrujaba.

Quedaban diez minutos para la reunión con el profesor de Historia de la oscuridad. Al parecer, iba a ser mi tutor a partir de ahora.

—He traído el libro que me diste. —rompí con el silencio entre los dos. —He estado leyéndolo y me parece muy interesante, ¿de verdad tienes heridas debajo de las vendas? ¿No tienes corazón?

—Te lo he dado para que te respondas sola. —sonrió. —El doctor Robin puede responderte también.

—¿Y por qué tú no? —repliqué al instante. —También eres una momia, ¿por qué no respondes mis preguntas?

—Cómete la manzana. —insistió. —Después si quieres podemos ir a la sala de música. Te cantaré una canción, ¿está bien?

—E-Eso hago... —mordí la manzana. —¿No quieres hablar?

—Quiero que comas, no vaya a ser que te desmayes. —respondió con simpleza. —Si terminas en la enfermería de nuevo no podremos hacer nada juntos.

Casi me atraganto. No iba a negar que su nueva actitud conmigo me gustaba, pero no dejaba de sorprenderme. Antes era tan frío y distante, y en cambio ahora es tan atento y gentil que no parece ser la misma persona.

Terminé de comerme la manzana mientras Natsume me observaba y antes de que se cumpliera la hora límite. Al final, las cosas no habían salido tan mal como me esperaba, y había sido todo gracias a él.

«¿Por qué siempre apareces cuando más lo necesito?» Quería preguntarle, pero las palabras se me atragantaron. Era muy difícil tratar de decir algo cuando me miraba de esa manera, tan amable, tan cálido. Su desdén había desaparecido y no era sólo eso. Sus ojos parecían más llenos, y no de tristeza. Era difícil de averiguar, pero algo más escondían esos ojos, incluso el vendado, algo más a parte de lo evidente. Y aún así, parecía no querer charlar, como si de verdad disfrutara del silencio que se había instaurado entre los dos.

—¡Natsume! —dijo una voz masculina. —¿Con quién estás, eh?

Un muchacho con el pelo morado se acercó acompañado de una chica hermosa de cabellos rosados, con cuernos en la cabeza, y también con otro chico con apariencia tranquila. Los tres llevaban el uniforme escolar y parecían conocer muy bien a Natsume. ¿Serían sus amigos?

—Lárgate de aquí si no quieres que te mate. —sonrió con cinismo.

Sentí un escalofrío recorrer mi columna vertebral cuando Natsume pronunció esas palabras. Pude darme cuenta de que no era sólo yo quien sintió algo semejante. ¿Tanto le había molestado que le hiciera una pregunta?

—¡Vamos, no seas así! —se sentó a su lado.

Los ojos de Natsume emanaban ira y su ceño volvía a estar fruncido. Hacía días que no veía esa expresión en él, y seguía poniéndome tensa.

—¿Eres nueva? —me preguntó el mismo chico.

La chica de los cuernos me miraba de arriba a abajo, y el muchacho de apariencia amable me sonreía con gentileza.

𝑀𝑜𝑜𝑛 | 𝑁𝑎𝑡𝑠𝑢𝑚𝑒 - 𝑒𝑝𝘩𝑒𝑚𝑒𝑟𝑎𝑙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora