Capítulo 8 ✔

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Maratón 1/2

Me levanto de la cama con desgana. Hoy es un día horrible.

Mamá hoy no va a hacer el desayuno, de milagro va a salir de su habitación y Ángel va a tener un humor de perros. Yo, simplemente, voy a estar llorando casi todo el día.

¿Por qué? Porque hoy hace dos años que papá se murió.

Cojo una manzana del frutero, ese va a ser mi deprimente desayuno en esta deprimente mañana.

Espero a Ángel para que vayamos juntos a clases, como hacemos siempre, pero él no baja. Seguramente hoy no va a venir. No me extraña, yo tampoco tengo muchas ganas.

Con mi humor aún más empeorado, empiezo a caminar sola hasta el instituto sola.

—¡Eh, Torres! —me llama una voz conocida. No necesito mirarlo para saber que es David Hayes. —¡Oye, esperame!

Él atraviesa la calle que no separa y camina a mi lado. Yo ni lo miro ni le respondo. No estoy de humor para que quiera meterse de nuevo conmigo.

—¿Estás bien? Tienes a tu alrededor un aura deprimente.

Sin respuesta. Se para en medio de la calle, agarra mi brazo haciendo que me pare también y me mira fijamente.

—¿Te ha salido un grano?

Golpeo su brazo. Las lágrimas de agolpan en mis ojos, haciendo que mi vista se emborrone.

—No —mi voz suena áspera—. Sólo no estoy de humor.

—¿Es por lo de ayer? Lysander ha hablado con el director, no tienes que preocu...

—No es por eso. —trato de sonreírle para que no se preocupe, pero fracaso y me sale una mueca rara.

—Vaya, si que estás mal.

Parece incómodo y eso sólo provoca que yo también me ponga incómoda. Por suerte, Lysander, Landon y Liam llegan.

Lysander me abraza sin decir nada, Liam sólo me da un apretón en el brazo. Él no es muy afectivo.

Entonces, David entiende lo que pasa. Sabe que hoy es el día. No es que el pueblo entero lo sepa, es que Shoreline tampoco es tan grande, así que lo saben casi todos.

—Oh, vaya... hoy es... —Landon lo interrumpe.

—¿Cómo está la vecina más guapa del mundo? —me abraza y yo se lo devuelvo.

—Justo frente al vecino más guapo. —digo cuando nos separamos.

Cuando oigo a Lysander gruñir casi se me escapa una carcajada. ¿Qué bicho le ha picado? Espero que no empiece otra vez con las tonterías.

Enseguida empezamos a andar de nuevo. Lysander se acerca a mí y así, nos quedamos un poco aparte de los demás. Al instante, me pongo nerviosa. Mi corazón se acelera tontamente.

—Hoy tenemos sesión de películas y chocolate, Cereza.

—Pero las tutorías... —me corta.

—Hoy no toca matemáticas, así que no hay tutorías. Además, las películas y el chocolate te animarán un poco.

Asiento con la cabeza sin añadir nada más. Sé que por, más excusas que ponga, acabaré yendo porque me apetece y porque Lysander es experto en convencerme.

Nos unimos a la conversación que tienen los demás y llegamos al instituto en menos de lo que esperaba.

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¡Qué empiece la guerra! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora