¡Qué empiece la guerra! ©

Capítulo 19 ✔

Paso las hojas del libro de historia con pesadez. No estoy atendiendo a la clase ni lo voy a hacer. Tengo suerte de ser bastante inteligente.

Mi distracción se debe a que mi mente está en otro lado, concretamente, en la explicación de Ángel sobre la Fase Moderada. Ésta es una de las tres fases de la enfermedad que padece mi madre. Son: Fase Leve, Fase Moderada y Fase Grave.

¿Qué significa esto? Que la memoria de mi madre va a fallar progresivamente, le va a costar más darse a entender a la hora de hablar, perderá la capacidad de coger cosas como cubiertos o de hacer actividades cotidianas como vestirse y la peor parte: empezará a olvidar a las personas que conoce. Hay una posiblidad de que me olvide a mí y eso hace mi corazón pedazos.

Se tardan tres años en pasar de la Fase Leve a la Moderada pero como le detectaron tarde la enfermedad, ha cambiado de fase antes de tiempo.

¿Cuánto tiempo habrá estado enferma? ¿Podría haberlo evitado yo? ¿Por qué no me di cuenta? Debí saberlo, así quizás hubiera ralentizado las fases.

Hoy ni siquiera Lysander se atreve a molestarme, mi aura deprimente echa a todos hacia atrás. Puedo sentir varias miradas preocupadas, seguramente de mí vecino y de Ela pero no les devuelvo ninguna.

Cuando suena la campana indicando la hora del almuerzo, recojo mis cosas con desgana. Me he dado cuenta de que mi usual hambre ha desaparecido. ¿Qué hago yo ahora con el almuerzo?

A mitad del camino hacia la cafetería, Ela me para, me da un fuerte abrazo y hace un puchero.

—Ya me he enterado, Laura. Lo siento mucho.

Seguramente habrá sido Ángel el que se lo dijo. Asiento y la abrazo con más fuerza. No sabía que tanto necesitaba este abrazo hasta que me lo ha dado.

Contento las lágrimas con fiereza y cuando veo que no puedo más, me separo de mi mejor amiga y la arrastro hasta la cafetería. Ya lloraré en otro momento.

Nos sentamos en la mesa donde ya están todos esperandonos.

—Ahora que estamos todos, tengo una horrible noticia que dar —Samantha se pone en pie—, David y yo hemos terminado.

—¿Estabáis saliendo enserio? —pregunta Landon, incrédulo— Creía que era una broma.

—¡Pues claro que estábamos juntos! —brama David— Teníamos una relación preciosa.

—Durasteis una semana. —Interviene Mark con una ceja enarcada.

—Y estuvisteis peleando tres días. —culmina Ela.

—Sin descanso. —aporta Marie.

—Los Steel siempre tan listos. —ríe Lysander.

—Así es mi Ela —dice mi hermano, Ángel.

Desenvuelvo mi bocadillo y decido olvidar mis problemas aunque sea por mis amigos, no quiero que estén preocupados por mí.

—Cuidado, Ángel. Mark te va a cortar la lengua.

Todos miramos a Mark a la vez para ver que mira desafiante al castaño.

Huye, Ángel.

—En realidad, no tengo ningún problema con Ángel y mi hermana.

El comentario del pelirrojo nos deja estupefactos.

—¿Disculpa? —Landon se frota la oreja— No te he oído bien.

—Mark Celoso Steel le da vía libre a Ángel.