Capítulo 11 ✔

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Motivada por la curiosidad, decido seguir a Lysander.

Salgo de la cafetería bajo la atenta mirada de mi círculo de amigos, que seguramente exigirán una buena explicación luego.

Lysander me espera recostado sobre una taquilla. Las comisuras de su boca se elevan cuando me ve llegar. Será creído.

Me cruzo de brazos frente a él y le pongo mala cara.

—¿Qué quieres? Has interrumpido mi almuerzo.

—¿Te gusta mi hermano?

Lo miro como si le hubiera salido un tercer ojo. ¿De verdad me ha hecho abandonar mi preciada comida para esta estupidez?

—No. ¿Algo más?

—Y, ¿David Hayes?

—¿Qué demonios ocurre con Hayes? —bramo, molesta. Él deja salir un bufido.

—Que si te gusta David Hayes.

Estoy a punto de decirle que no cuando una bonita y malévola idea pasa por mi cabeza. Oculto la media sonrisa diabólica que amenaza con partir mi cara.

—¿Y qué si me gusta? No tiene nada de malo.

Sus hombros se tensan. Perfecto. He dado en el blanco.

—Así que te gusta.

—Yo no he dicho eso.

—Tampoco lo has negado.

—Y, ¿a ti te gusta Spears?

Él finge pensárselo durante unos largos segundos en los que mi corazón amenaza con salirse de mi pecho.

—Puede que sí, Torres.

Nada de «cereza», Torres ahora.

Hago el mayor esfuerzo por parecer casual aunque me haya dolido su afirmación y su manera para referirse a mí.

—Muy bien. —aclaro mi garganta, incómoda.

—Nos vemos en la tutoría de hoy.

Y desaparece.

✔✔✔

—Entonces, lo divides entre... —explico antes de que me corte.

—¿Qué haces mañana?

Frunzo el ceño cuando Lysander interrumpe mi preciosa explicación de matemáticas.

—Ir al colegio y estudiar —retomo la explicación—. Se divide entre la r...

—¿Vas a ir al baile de invierno? —vuelve a cortarme.

Oh, como olvidar el baile del que todos hablan desde que lo anunció el director esta mañana. Dejo el lápiz sobre el escritorio de mi vecino y suspiro con pesadez.

—Sí, como todo el mundo. Estoy explicando una parte muy importante del tema que segu...

—¿Y si vamos juntos?

—¡Quieres dejar de interrump...!

—¿Vienes conmigo o no?

Ruedo los ojos pero en el fondo estoy dando saltos de alegría.

—¿No estabas molesto esta mañana?

—¿Por lo de David?

—Claro.

—Sé que no te gusta David.

La seguridad que derrocha me hace querer golpearlo hasta que se le pase. Laura, eres una agresiva con problemas mentales.

¡Qué empiece la guerra! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora