Capítulo 6 ✔

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Una semana había pasado ya desde que empecé el instituto. Ahora tengo mil tareas para hacer, por no hablar de todo lo que tengo que correr en educación física, mi asignatura menos favorita.

En serio, debo apuntarme a un gimnasio pronto.

Lysander y yo acabamos de pintar las paredes del gimnasio justo a tiempo. Se quedaron bastante bien para estar pintadas por dos personas sin experiencia. A mi rubio vecino se le ocurrieron algunas que otras locuras como ponerle cola al suelo para que los profesores se peguen o pintar obscenidades en la pared. Descarté todas sus ideas descabelladas porque no quería acabar en dirección de nuevo.

Hoy es lunes de nuevo y por eso estoy irritable. Tengo a Lysander sentado a mi lado y a David detrás. Así no puedo dar clase.

—Laura. —susurra mi vecino.

—Cierra la boca y atiende.

Él no me responde y por un momento creo que he conseguido que se calle, pero no. No tengo tanta suerte. Minutos más tarde me pasa un papel en el que pone: «Me aburro».

Ruedo los ojos y le escribo una respuesta rápida: «Yo no :)». Él me mira divertido y escribe algo antes de pasarme de nuevo el papel.

Samantha mira de reojo y cuando se percata de que me estoy pasando notas con él, me mira con asco. Le saco el dedo corazón en un acto de impulsividad y ella abre la boca sorprendida. Toma esa, tonta.

Cojo la nota entre mis manos para leerla cuando oigo una estruendosa voz.

—¡Profesor! —él fija su mirada cansada y deprimida en Samantha.

—¿Sí, señorita Spears?

—Aquí hay una alumna —me señala con una sonrisa malévola— que no para de jugar con papelitos y me está molestando.

La miro con indignación. Será...

—Señorita Torres, ¿puede hacer el favor de guardar eso? Sólo llevamos una semana y ya está dando problemas.

Lo guardo con rapidez y agacho la cabeza cuando siento mis mejillas calientes.

—Laura —esta vez es David. Ruedo los ojos y lo ignoro— ¡Laura!

¿Por qué todos me hacen lo mismo? ¿Acaso no se dan cuenta de que es molesto?

Me doy la vuelta y lo miro interrogante.

—¿Estás saliendo con Lysander? Porque el otro día te vi muy juntita a su hermano, Landon, ¿no irás de...?

David no pudo terminar la frase porque Lysander se lanzó sobre él y lo tiró al suelo. Echo un vistazo rápido al profesor. Perfecto, él sigue mirando a la pizarra. Aquí se podría armar la tercera guerra mundial y no se enteraría.

—No te importa lo que ella haga o deje de hacer. ¿Está claro?

Agarro el puño de Lysander antes de que mate al insoportable y trato de hacer que se sienten se nuevo.

—¿Podéis dejar de hacer el mono? Nos van a echar de clase. —susurro.

—Te ha insultado, Laura.

—No le tienes que hacer caso, es un insopo...

—¿Pasa algo por ahí detrás?

Los tres nos giramos hacia el profesor a la vez. La escena se ve cómica: David está en el suelo, Lysander está sentado sobre él y yo estoy sentada en el suelo con medio cuerpo encima de David y las manos sobre el puño de mi vecino.

Pero, por supuesto, al profesor no le parece tan cómico como a mí.

Me aparto de ellos rápidamente y me siento de nuevo. Ellos me imitan, pero no me pierdo las miradas de odio que se dedican. Ah, pero luego se sientan a comer juntos en cada recreo. Hombres.

¡Qué empiece la guerra! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora