La señora Ambrose y su marido ya han vuelto del viaje de negocios y eso nunca significa nada bueno. La tensión se siente en el ambiente.
Que dramática eres, por favor.
—Oh, aquí estás Laura —me dice ella—. ¿Estás asistiendo a todas las tutorias? Espero que Lysander saque buena nota en el próximo examen.
—Sí, señora Ambrose. Estoy asistiendo a todas y él está mejorando notablemente.
—¿Por qué no has contratado a un profesor? —el padre de Lysander se dirige a ella.
—Esta «señorita» —emplea tono sarcástico— se atrevió a formar una guerra de mi comida en una fiesta importante. Tiene suerte de que no la haya denunciado aunque sólo no lo hice porque Lysander estuvo mareandome por horas.
Espera... ¿Lysander le pidió que no me denunciara¿ Y yo mientras pensando que conspiraba contra mí. Que equivocada estaba.
—Quita esa sonrisa de boba —me dice despectivamente cuando el señor Ambrose se va—. Mi hijo no quiere nada contigo y, si quisiera algo serías un pasatiempo, un juguete más.
—Señora, no me falte al respeto.
—No lo hago. Sólo te estoy advirtiendo. Mi hijo nunca pasa mucho tiempo con la misma chica y tú ciertamente ya estás «caducando».
Mi pecho se contrae de dolor ante sus palabras aunque trato de no demostrarlo. Pero, ¿y si tiene razón? ¿Quién conoce mejor a un hijo que una madre?
—Laura, ya estoy listo. —Lysander sale del cuarto de baño con el pelo húmedo. Aparto la mirada de él y miro al suelo.
—Está bien, vamos.
Subimos a su habitación, como siempre, pero esta vez en silencio.
—¿Cereza?
—Hmm.
—¿Qué te pasa? Te noto... distante.
—Nada, estaba pensando en mis cosas. —miento.
Nos sentamos y agarro el lápiz para empezar a hacer ejercicios y formulaciones. Escribo sin problema porque la semana de llevar la muñequera ya ha pasado y se me ha curado con éxito.
Todo el éxito que no tienes en lo demás.
Explico un par de cosas con mi voz más neutra hasta que él me corta.
—Cereza, dime ya que es lo que te pasa y así acabamos antes.
—Te he dicho que no me pasa nada. Presta atención, esto es muy importante.
—No hay nada más importante que lo que te pase.
Me sonrojo involuntariamente. Él es siempre tan lindo que me cuesta creer que quiera jugar conmigo, pero no descarto nada, después de todo, las palabras se las lleva el viento. Y a mí ya me han mentido mucho.
—Muy adulador. —sueno dura y él frunce el ceño.
—Mi madre te ha dicho algo, ¿verdad? —me quedo en silencio y él aprieta su mandíbula— Ella tenía que ser. ¿Qué se ha inventado ahora? ¿Que estoy a punto de casarme? ¿Que me voy a vivir a Rusia? No, ya sé, te ha dicho que soy un robot y experimento del gobierno que finge sentimientos.
—Sabía que eras un robot.
—Sí, ¿verdad?
Suelto una carcajada que sube mis ánimos cuando imita los gestos robóticos con sus manos. Al final, me veo obligada a contarle la verdad.
—No, en serio, me ha dicho que soy un pasatiempo para ti.
Él niega con incredulidad y agarra mis mejillas para que lo mire a los ojos.
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¡Qué empiece la guerra! ©
Teen FictionUna guerra de bromas donde quien se enamora, pierde. • ₊°✧︡ ˗ ˏ ˋ ♡ ˎˊ ˗ Laura Torres siempre ha sido una chica prudente, educada y amable; sin embargo, todas sus buenas virtudes desaparecen cuando Lysander Ambrose, su amor platónic...