Capítulo 15. El reencuentro en Tailandia.

2.1K 168 16
                                    

Llegamos a Tailandia con varias horas de retraso. 

- No podemos seguir así, chicos.-les reñí, ya que nos habíamos retrasado por su culpa.- Cuando lleguemos, ninguno de ellos estará allí. 

- Tanto que no querías venir, y ahora insistes por llegar cuanto antes.-se quejó Nairobi, mientras me pasaba un brazo por mis hombros.- Seguro que estás deseando ver a una persona que yo me sé. 

- No seas idiota, cariño.-le respondí, mientras me soltaba de su agarre, tras darle un beso en la mejilla, a modo de disculpa por hablarle así.- Es sólo que tengo ganas de verlos a todos. Creí que no lo necesitaba, pero desde que me rencontré con Helsi y contigo, no había sido tan feliz. 

- Yo tengo una idea.- dijo entonces nuestro compañero. 

- ¿Una idea para qué?.-pregunté yo, desubicada. 

- Para llegar antes. 

Mientras pronunciaba esas palabras señaló a un conjunto de lo que parecían ser unas motocicletas con sidecar, y sonreí. Estaba deseando subirme. 

Nos montamos, con Helsinki al volante, Nairobi en el sidecar, y yo medio de pie, a horcajadas entre el uno y el otro, y caminamos por las calles a la velocidad del rayo. El Profesor nos había reunido en una especie de embarcadero, al final de la isla, por lo que cuando lo ví, le grité a Helsinki que acelerara el ritmo. Estuve a punto de caerme varias veces, pero no podía evitar para de reír. Estaba disfrutando muchísimo de la situación. 

Estaba disfrutando hasta que vi como el barco en el que debíamos estar empezaba a marcharse. Le hice una seña a Nairobi, y esta empezó a gritar como loca. 

- ¡¡¡¡Eh, esperad por nosotros!!!!

Todos los que iban dentro se giraron para mirarnos. 

- Helsinki, frena.-le indiqué. Pero no lo hizo. 

- No puedo.-me gritó.- No ¡¡¡PUEDO!!!

Habíamos enfilado el embarcadero, e íbamos a caer directamente al agua. Miré a Nairobi y sonreí. Me devolvió la mirada y estiró la mano para agarrar la mía.

Cuando caímos al agua lo hicimos juntas, entre risas. Nos hundimos bastante, debido a la velocidad que llevábamos, y cuando por fin salí a la superficie, necesité coger una gran bocanada de aire. Miré a mi alrededor para asegurarme de que a ninguno de ellos le había pasado nada malo, y estallé en carcajadas al comprobar que estaban perfectamente. 

El barco parecía haber parado, por lo que poco a poco nos fuimos acercando, nadando.

Por uno de los lados había una escalera, por lo que nos dispusimos a subir. Helsinki fue el primer, al que recibieron con gritos de alegría. Después, Nairobi. Y finalmente, yo. 

Todos me miraron sorprendida antes de correr a abrazarme. Ninguno esperaba verme allí, y no me extrañaba nada. 

Denver me levantó por los aires, como solía hacer, y yo dejé escapar un par de lágrimas, aprovechando que estás se camuflarían con el agua del mar que inundaba mi piel. Cuando me soltó, Mónica me abrazó. 

- Bienvenida...

- Estocolmo.-completó mis palabras. 

Sonreí ante la gracia, y me separé para reencontrarme con Tokio, que me abrazó con fuerza. 

- Te he echado de menos.-susurró en mi oído. 

No pude evitar sonreír. Era difícil de cojones lidiar con ella, pero yo también la había echado de menos. 

El mayor robo de la historia  (LCDP: Berlín) [EDITANDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora