Atenas
Le pedí a Nairobi que me ayudara a levantarme. Sabía que no debía forzar mi cuerpo, pero es que ya no aguantaba más estando ahí, sin hacer nada.
Con su ayuda me vendé todavía más la espalda y parte del abdomen, para evitar el libre movimiento de las costillas que me habían roto, e inmobilicé mi brazo izquierdo contra el costado.
- Tenemos que ver si Palermo necesita nuestra ayuda.-le dije a mi compañera, que me miró no muy convencida.
- Ya te he dicho que si la necesitan, vendrán a buscarnos. Además, ahora cuentan con el apoyo de Manila.
Suspiré, mientras intentaba caminar por la habitación, me sentía una completa inúltil.
- ¿Alguna vez te conté mi acuerdo con el Profesor?.-volvió a hablar Nairobi, captando mi atención.
- ¿Que acuerdo?
- Me va a dar un hijo, Atenas.
Alcé las cejas con sorpresa. ¿Como un hijo?
- ¿Como que te va a dar un hijo?
- Si, me va a dar su esperma para que yo pueda tener un niño guapo e inteligente.
Su idea me dio ganas de reir, pero me tuve que contener, porque el dolor era demasiado fuerte.
- Me alegro mucho por ti, querida amiga.-le dije. Y se lo decía de verdad, me alegraba por ella, pero no creía que la inspectora Murillo se lo fuera a tomar igual de bien.- Espero que me hagas madrina del pequeño.
- A ti y a Berlín.-añadió, mientras me echaba la lengua.
Narrador omnisciente. En ese momento.
Habían logrado, de milagro, cortar el cable de comunicación del teléfono, por lo que, por lo pronto, estaban a salvo.
Mientras Palermo y Bogotá empezaban a desmontar la puerta de la habitación del pánico, tratando de distraer a Gandía; Río y Denver agujereaban la pared, para poder introducir el gas que dejaría totalmente k.o. al asesino profesional que tantos problemas les había dado.
Cuando consiguieron el agujero, introdujeron una pequeña cámara, a través de la cual observaron como Gandía estaba tirado en el suelo, inconsciente. Tokio lo había tumbado. Río dio el aviso, y Palermo se apresuró a tirar la puerta abajo, para desatar a una excitada Tokio.
- ¿Dónde está Nairobi? ¿Le ha pasado algo?.-preguntó, desesperada.
- No te preocupes, Nairobi está bien.-respondió escuetamente Palermo.
- ¿Hay alguien que no lo esté?
El silencio confirmó lo que se temía, y salió corriendo en busca de sus compañeros.
Atenas
Tokio irrumpió en la sala de improviso.
Corrió a abrazar a Nairobi, aliviada al ver que estaba viva, y después hizo lo mismo conmigo.
- No aprietes demasiado.-le pedí.- Ahora mismo soy un puzzle con las piezas mal montadas.
Sonrió.
Uno tras otro fueron entrando los demás, mirándome con sorpresa al verme ahí de pie.
- ¿Estás loca, boluda?.-me gritó Palermo, acercándose peligrosamente a mí.
- Sé que esperabas mi muerte, querido, pero tardará en llegar.
- ¿Que has hecho?
- Me han quitado la bala, ahora estoy bien. Dolorida pero bien.
ESTÁS LEYENDO
El mayor robo de la historia (LCDP: Berlín) [EDITANDO]
Fanfiction{HISTORIA TERMINADA} Atenas lleva huyendo de la justicia desde que tiene uso de razón, y no piensa parar ahora. El atraco a la casa de la Moneda va a ser el mayor golpe de su vida, y no está dispuesta a que nadie se lo estropee. "Nada de relacione...