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Su cabello se fue mojando poco a poco, se miraban fijamente contemplándose al otro en un momento tan íntimo; beso sus labios pasando una de sus manos por su pierna derecha llegando a su trasero, esto con "la intención" de que no se resbalara. Pegó su espalda en la fría pared mientras que las delicadas manos de Kitten recorrían los recién trabajados bíceps de Harry hasta llegar a su cuello. Los besos de Harry fueron bajando hasta llegar al cuello dejando suaves marcas formando un camino a su clavícula.

-Harry, si sigues así, tendré marcas en todo el cuerpo. - ronroneo en su oído.

-Ese es el punto. - contestó con una sonrisa pícara en su rostro. Continuó con lo suyo proporcionando caricias. - Quiero que sepan que eres mía. - afirmó con un apretón en su seno izquierdo. Un inconsciente gemido salió de los rosas labios de Kath.

Regreso a besar sus labios y un prominente bulto toco los glúteos de Kath que reaccionó con in brinco involuntario.

- ¿Qué pasa? - cuestión Harry.

Katherine solo respondió con un negativo movimiento de cabeza; tragó saliva y quedamente contestó: - Nada.

Harry, entendiendo perfectamente, su sonrisa pícara desapareció y con caballerosidad dijo:

-Si no quieres no lo hacemos, no deseo obligarte a nada que tu no quieras.

-Ok.

-Lo dejamos para luego, ¿vale?

-Si. - con un tierno beso en los labios, él la bajo de sus brazos.

Suspiró y tomo entre sus manos un shampoo aroma a coco que posteriormente unto en la rubios cabellera de Kath brindando leves masajes en su cabeza

Después de una ducha rara casi sexo, se recostaron en la cama tamaño queensize. Harry le dio un pants limpio y una camiseta blanca.

-Deberías traer ropa tuya para tenerla aquí para días como estos.

-Tienes razón. - dijo mientras pasaba por su cabeza aquella tela blanca.

-Le diré a Francis o a la señora Smith que te compren ropa.

-No hace falta.

- ¿Hablas en serio? - apuntó a su torso donde se podía transparentar sus pechos.

-Yo puedo traer mi propia ropa.

-Quiero hacerlo. - se acercó a ella y besó su hombro que se asomaba por el hoyo de la camiseta la cual le quedaba algo grande. - Si me permites.

-Bien. - No pudo evitar sonreír, con lo mucho que le gusta que se haga lo que él diga.

-Ahora duerme.

-Apenas son las ocho. No quiero dormir. - Hizo un leve puchero entrelazando sus manos.

-Tengo que bajar a hacer trabajo Katherine, tienes que esperar aquí.

- ¿Por qué no puedo ir contigo?

-Porque...Porque no Katherine.

-Esa no es una respuesta razonable.

-Tu no estas siendo razonable, me sacaras de mis casillas. - Kath se cruzó de brazos fingiendo enojo actuando como niña, algo que era irresistible para Harry. - ¡Agh! Bien, vamos.

-¡Yay! - saltó de la cama y fue hacia él, que se estaba colocando unas pantuflas Gucci en sus pies. Le siguió hasta la oficina que la señora Smith no quiso que entrara esta tarde, abrió con una llave dorada la gran puerta café, dentro de esta oficina había como diez computadoras y todas prendidas, en el escritorio había miles de hojas sueltas y alrededor del escritorio había cajas negras super largas; Kath, curiosamente camino hacia una de ellas pasando sus dedos por encima de la tapa.

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