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Al despertar de una siesta por la tarde, Katherine necesitaba regresar a casa.

-Le diré a la señora Smith que te lleve a tu casa.

- ¿Qué pasará contigo?

-Yo estaré bien, iré a Alemania por un tiempo.

- ¿Qué? ¿Cuándo te veré de nuevo?

-Yo... yo te avisaré.

- ¿Estás huyendo de algo?

-No. No Katherine, arreglaré todo esto ¿de acuerdo? Cuando vuelva todo estará mejor. Como antes. - se aceró a ella y la tomó de sus hombros, sus ojos azules comenzaban a cristalizarse y la abrazó por la cintura.

-No quiero que te vayas. - esas simple palabras eran apuñaladas a su corazón. Nunca nadie le había pedido eso.

-La señora Smith te espera en el auto. - se separó de ella con las pocas fuerzas que le quedaban.

-Si. - se alejó por completo de él avanzando a la puerta. Giró hacia Harry y corrió a donde él colgándose de su cuello, Harry, el rodeo de la cintura impregnándose de su dulce aroma, cuando se vieron el rostro juntaron sus labios en un profundo beso. - ¿Y si te pasa algo y no te vuelvo a ver? ¿Y si Zayn regresa?

-Kath. - oprimió sus mejillas mirándola fijamente. - Shsh. Qué esos pensamientos no te invadan. - metió la mano en su bolsillo derecho del pantalón y saco una cadena dorada. - Toma, esto es tuyo. - paso sus manos por su cuello y le colocó dicha cadena. -Te quiero. - salió, simplemente salió de sus labios sin pensarlo, le sorprendió, le sorprendió que esta vez lo dijo con el corazón en la mano, lo dijo sintiéndolo de verdad.

-Te quiero.

-Ya vete Katherine. - la empujó levemente y esta vez sí salió.

Separarse de ella y mentirle que se encontraría bien en Alemania era un sentimiento desgarrador. Claro que intentó separarse de ella antes de que estos sentimientos surgieran para que estuviera a salvo, pero no tuvo la fuerza de voluntad suficiente para hacerlo. Ver aquel brillo en sus ojos, más resplandeciente que el brillo de las estrellas le incitaba ser mejor persona, y lo hará, por ella, porque, aunque quisiera negárselo a sí mismo, la quiere.

Katherine se subió al auto de la señora Smith con la mirada perdida en la ventana.

-Katherine. - la voz de la señora amable la sacó de sus pensamientos.

- ¿Sí?

-Él estará bien, sabe cuidarse solo.

-No solo es eso señora Smith, es el hecho de que no sé cuándo volverá, o sí volverá. Y lo voy a extrañar. - su voz se quebraba conforme palabras salían de su boca, pero no quería llorar de nuevo.

-Volverá, de eso estoy segura. - le dio una mirada rápida antes de dirigir de nuevo la vista al camino. - Siempre va y viene.

Llegaron a la casa y Kath se bajó de aquel viejo auto.

-Gracias señora Smith.

-No hay de qué. - se bajó del auto y la rodeo con sus brazos, al igual que Katherine, le correspondiéndole el abrazo. - Por cierto, me llamo Edelaina. Sí se te frece algo niña, en mi casa eres recibida, Carlos, mi esposo, le encantarás, siempre quiso una hija. - asintió y se despidió de la señora con la sonrisa más resplandeciente a pesar de las circunstancias, tocó el timbre ya que no traía llaves. Luke abrió la puerta.

-Pensé que volverías hasta el lunes.

-Sí decidí venir a casa antes. - cerró la puerta y se sentó en el sofá a seguir jugando videojuegos.

Baby GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora