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Rascó su nuca inconscientemente a forma de nerviosismo, abrirse a una persona le resultaba muy difícil, pero con Katherine de un cierto modo era un poco más fácil. - No lo sé, dormir contigo es mucho mejor que cuándo estoy solo, las pesadillas se van, he ido con especialistas, tomaba medicamentos, pero no funcionaba... hasta que llegaste tú. Eres un ángel rodeada de demonios.

Katherine abrió la boca para responderle, pero no pudo gesticular ninguna palabra, quedó atónita, sin saber que responder.

-No hace falta que digas algo. - dijo Harry notándolo he intentado sonreírle. Tomo uno de sus mechones rubios entre sus dedos jugando con él. -Con qué estés conmigo me basta.

Las mejillas de ella tomaron un color carmesí, Harry lo notó y no pudo evitar ver aquellos rosados labios que lo volvían loco, paso su dedo pulgar por su labio inferior y no pudo resistir más, se acercó a ella hasta cortar la poca distancia que había entre sus rostros dándole un tierno beso en los labios que poco a poco fue intensificándose, acarició sus piernas notando como su piel se erizaba y su mano llego hasta sus caderas percatándose que ninguna prenda estaba puesta debajo de aquel suéter que le quedaba como un vestido.

-No traes nada puesto debajo Katherine.

Kath se enrojeció aún mucho más, sonó molesto y ahora se sentía avergonzada, Harry lo notó y besó sus dulces labios.

-Señor... lamento interrumpir, pero tengo noticias. - dijo Francis.

-Vale, Kath, espérame en la recamara. - se bajó de su regazo dirigiéndose a las escaleras. - ¿Qué pasa?

-Los hombres de Malik se dirigen a la bodega Chelmsford.

- ¿Hay personal allá?

-Sí. Y tres docenas más se van para allá.

- ¿Ya le avisaron a Robin?

-Sí.

Con un asentimiento se retiró y Harry se dirigió a su recamara. Con el pensamiento de que Malik buscaba más problemas mandando a sus hombres a la bodega sabía que Katherine corría peligro estando en aquella mansión.

-Katherine. - dijo entrando con el semblante serio.

- ¿Sí?

-Tengo que llevarte a tu casa.

- ¿Por qué?

Todavía no se sentía listo de decirle todo lo que pasaba y el riesgo que corría al estar ahí.

-Porque... es hora de que ya te vayas a tu casa.

- ¿Me estas corriendo?

-No, Katherine. Bueno, sí. - soltó un largo suspiro acercándose a ella tomándola por la cintura pegándole a él. - Es complicado

-Bien... pero no tengo ropa.

-Le diré a la Sra. Smith.

- ¿Todo está bien?

No.

-Si.

Odiaba mentirle, pero era mejor por su bienestar. Después de haber ido con la Sra. Smith, le dijo a Francis que la llevara a casa y después se dirigiera a la bodega.

Le entregó su bolsa con ropa y se despidió de ella y otra vez ese sentimiento de que no la volvería a ver lo invadió. Uno nunca sabe si habrá un mañana.

La casa de Katherine se encontraba sola, como siempre, ya no era novedad. Fue a su cuarto invadiéndose del aroma de la sudadera de Harry que ella aun traía puesta, tomo su móvil para distraerse un poco del cambio de humor tan repentino del chico; al desbloquearlo había un mensaje de su amiga Jane sin contestar.

Baby GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora