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- ¿Eh?

- ¿A dónde quieres ir?

-Oh... ¿Al parque?

-Estamos a nueve grados Katherine. - se cruzó de brazos haciendo un mohín cual niña era. - Vale vale, al parque será.

Saltó de la cama y fue a su walk-in closet seguido por Harry.

-No entiendo porque las mujeres dicen que no tiene nada que ponerse.

-Es difícil de explicar... en especial a los hombres. ¿Qué sugieres que me ponga?

- ¿Qué tal esto? - dijo sacando una falda rosa.

-Hace frío, pero si me la pongo con unas medias un suéter blanco tejido y unos zapatos... ¡estos! - dijo caminando a todos lados buscando las prendas favorecidas volteo a ver a Harry con una sonrisa pícara en su rostro. - ¿Qué? ¿Pensé en voz alta de nuevo? - asintió. - Rayos. - se tapó el rostro con sus manos enrojecida, Harry las retiró y beso el dorso de cada una de ellas.

-No te preocupes, todos lo hacemos. - recorrió sus manos a su cintura tomando la suave tela de ceda en sus manos quitándosela poco a poco. - Ahora, si me permites, yo te pondré la ropa. - le quitó la ropa que traía puesta lentamente y le coloco la ropa que había sido elegida anteriormente. Se hincó para colocar las medias blancas que llegaban hasta el muslo, rosando sus dedos en la pálida piel de Katherine llena de marcas, Harry beso cada una de ellas con delicadeza.

-Listo... ¿Vamos?

-Vamos.

Salieron al frio clima de Inglaterra, el helado viento les pegó de golpe haciendo estremecer a la joven chica, sin embargo, Harry no pareció ni inmutarse, pues solo constaba de una camiseta gris de manga larga arremangada hasta sus codos, unos jeans negros al cuerpo, sus típicas botas Chelsea y su cabello ligeramente despeinado, se veía muy atractivo.

Caminaron unas cuadras tomados de la mano hasta llegar al parque público de la colonia más cercano, y en cuanto llegaron y Katherine pudo ver los columpios solos, corrió por uno de ellos y se sentó mesándose lentamente como una niña pequeña, el chico completamente encantado, sonrió se encaminó hasta ella.

Minutos después paso un señor vendiendo algodones de azúcar, Harry no dudo comprarle uno a su dulce chica, eligió uno rosa para ella y uno amarillo para él. Después de habérselo comido, comenzaron a llegar más niños junto con sus madres, a Harry no le gustaban los niños, le irritaban y sin casi poder ocultarle soltó:

- ¿A dónde quieres ir ahora?

-Sorpréndeme. - afirmó totalmente maravillada.

Se alejó unos metros de ella para poder hablar por el móvil.

- ¿Frank?... Necesito el auto... el de siempre... Sí... en diez minutos. - sin más, colgó y se dirigió a Katherine. - En unos minutos vendrán por nosotros.

-Vale. - se acercó a él y tomo su mano, al notar que esta estaba completamente fría, la metió debajo de su suéter con la intención de hacerla más cálida, vio su rostro inexpresivo y en cambió le sonrió. Minutos después llegaron dos autos negros estacionándose justo en frente de ellos, del auto ya conocido para Katherine, bajo un hombre veterano con traje y lentes de sol. Estando con el clima nublado el señor ocultaba sus ojos bajo esos lentes oscuros.

-Buenas tardes señor Styles, aquí tiene sus llaves.

-Gracias Frank. - el señor se retiró y se subió al auto que se subió al auto que se encontraba justo detrás del auto de Harry. - ¿Vamos? - abrió la puerta de copiloto caballerosamente.

Baby GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora