El Veneno De Tus Besos

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 Capítulo 10

El semblante de Julia se puso blanca como un papel cuando la castaña salió detrás de Alex.

Su corazón se paralizó de golpe al reconocer a su hija que tenía justo delante de ella.

Tanto tiempo buscándola y al fin la había encontrado. Era difícil de creer, pero era cierto, tenía a mi hija, mi niña perdida delante de mis ojos después de tanto tiempo sin poder contemplar su rosto, sin poder estar a su lado y verla crecer.

Sentía tantos sentimientos encontrados dentro de mí que no podía con la felicidad y la dicha de poder contemplarla al fin, que no sabía que decir ni que a hacer ante la maravillosa situación en la encontraba en este momento que mis labios quedaron sellados de emoción.

-Mmmiiilagros - apenas logró articular palabras puesto que no podía controlar mis nervios todo me templaba y eso causaba que empezara a tartamudear. - hija.

La castaña la observaba con desprecio.

Las lágrimas empezaron a correr de sus mejillas como si fuese un rio desboscado que la destrozaban con sus fuertes corrientes desbastadoras.

Su hija la miraba con odio contenido. En sus ojos podía ver el depresión en sus hermositos ojos azules.

No quería tenerla cerca sentía en su interior tanto resentimiento por la mujer que la trajo a la vida que era inevitable no poder reflejar en su rostro desprecio por esa mujer que solo la había engañado toda su vida.

De repente Julia empezó a ver todo negro, las fuerzas la habían abandonado. Sentía que en cuán quién momento se desmayaría por la emoción tan fuerte de tener a su hija.

Al ver Alex el rostro pálido de la mujer y está estaba dando indicios que se desmayaría en cualquier momento por la impresión.

Corrió a su encuentro justo a tiempo antes que se desmayara y por ende caiga al suelo inconsciente.

Por suerte logré sostenerla junto a tiempo entre mis brazos.

La castaña ni se inmuta ante lo que había acontecido en su presencia. Pará ella todo había sido una actuación de su parte para impresionar-la

"bravo no lo has logrado" –la felicito mentalmente.

No lo lograría impresionarla, así como así con simple desmayo.

La castaña tenía mucho odio reguardado en su interior y dolor acumulado que sentía en su corazón no colaboraba mucho que digamos para disimular su malestar hacia su progenitora ya nada la conmovía y menos esos trucos baratos.

Su padre había sufrido tanto por su traición, pero lo que más le dolía era que ella la había obligado a convivir con su amante y hacerlo pasar por su padre todo este tiempo.

-Milagros por favor llama a alguien a dentro del restaurante para que busquen un poco de alcohol.

Me pide mientras deposita a la mujer que me dio la vida en unos de los escalones.

-Está bien. –responde sin retarle importancia.

La castaña la observo disimuladamente mientras se encontraba en los brazos del pelinegro y no sintió remordimiento.

Esa mujer no se merece que yo sienta compasión por ella ya que no la tuvo en el pasado al casarse con ese desgraciado.

Sabía que estaba fingiendo y si no era así a la castaña no le interesaba o eso quería pensar.

Entró al restaurante y solicito lo que él me pidió.

Al regresar Alex toma algodón y alcohol y lo acerca hacía sus fosas nasales.

Soy tú tormento, AlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora