Proposició

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Nuestra villana en galería. Alex y el vestido que usó Mile.

Capítulo 14

—¿Se puede saber por qué demonios nunca me dijiste qué ella estaba viva?

Exige Sarah furiosa caminando de un lado para otro.

¿Cómo es posible que esa estúpida aún estuviera viva, en todo este tiempo?, ¿Cómo no se había dado cuenta antes?

¿Quién sabe cuántas veces esa estúpida se habría burlado de mí? Haciéndome creer que estaba muerta. Seguramente muchas. -pensó fastidiada.

—Tranquilízate que vas a abrir un hueco la cerámica— experto furioso. Ya estaba harto de sus berrinches.

—Cómo me pides que me tranquilice cuando mi peor enemiga está viva. Ella me va a quitar a Alex— se queja.

—Vamos a ser sincero, Alex nunca fue tuyo. Tuviste una aventura con él; porque quería que Mileidy sufriera al enterarse que tenía una amante en casa, pero nunca fue ni será tuyo.

—Eso no es cierto. Él me amaba. Si ella no se hubiera interpuesto, el estaría conmigo en este momento.

—Él nunca te amo. A la única mujer que amó en su vida es a Mileidy. Tú solo fuiste una pieza en su rompecabezas.

—Ahora entiendo -continua sin ni siquiera prestarle atención a lo que dijo Albín. El, rueda los ojos molesto. Siempre era lo mismo con esta loca —. Es por esto que no se quiere casar conmigo. Es por ella.

—Es mejor que te hagas a la idea de una vez por todas que ese hombre no te va amar nunca.

—Cállate. Porque si tengo que matarla de nuevo lo aré, pero con mi Alex ella no se va a quedar.

—No digas estupideces ella no es Mileidy ella es su hermana gemela.

—¿Cómo?, ¿de qué estás diablos hablando?

—Lo que estás escuchando Mileidy tenía una hermana gemela, la que viste hoy es milagro la otra hija de mi mujer.

—Este es un maldito chiste —, cuestionó mientras se remueve el cabello histérica—, ¡no puede ser! Me deshago de la hermana y ahora también tengo que lidiar con su gemela—, cae al mueble de golpe. No podía creer su mala suerte—. Esto tiene que ser una maldita broma para que no la mate.

—No lo es, te lo aseguro y si la quieres matar hazlo no me importa, pero eso sí, si queremos lograr tener éxito con nuestro plan tenemos que tener la cabeza fría, sobre todo tú querida que siempre vives cometiendo errores.

—Como me pides que tenga la cabeza fría cuando esa estúpida es igual a su hermana o quizás peor.

—No digas estupideces.

—No son estupideces. Estoy segura que Alex se va a enamorar de esta golfa y querrá tenerla—. Albín ríe ante tal comentario. Acaso no se daba cuenta que la única golfa era ella.

Es cierto lo que dicen que las personas que no sirven son las que se la dan en serias cuando no lo son.

Ya me imagino como estuviera en este momento si ella hubiera presenciando la escena que vi en el hospital, estoy seguro que estaría muerta del coraje: pero no me conviene que se entere ya que seguiría cometiendo errores.

—De qué te ríes Albín.

—De ti. No te das cuenta que eso fue precisamente lo que hiciste tú con él. Lo seducirte y luego al ver que ibas a perder la gallina de ora le pegaste una hija que es del infeliz que tienes encadenado en el sótano.

Soy tú tormento, AlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora