Cap 23 Aceptar la realidad

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—¡Basta ya! —sentencia Danis quitándole la botella de whisky de las manos.

—¡Déjame! —grita este eufórico de la rabia.

Su vida era un infierno. Después de la muerte de Mileidy pensó que podía volver a empezar y resulta ese solo fue el comienzo de su final. Porque en menos de setenta y ocho horas había perdido a las personas más importantes de su vida.

—Pues no lo voy hacer—señala barman para que le entregue la cuenta y llevarse a su amigo de aquel lugar.

—De ninguna manera—, niega Alex al barman agarrándolo del cuello—. Tráeme otra botella de whisky ahora si no deseas que hable con el gerente y haga que te despidan.

El joven obedeció de inmediato trayendo consigo la botella solicitada como él dijo.

A Danis no le quedó otra más que quedarse a su lado para que no cometiera una estupidez de la que mañana se pueda arrepentir.

Más, sin embargo, se llenó de cólera al ver como Mileidy y Abby entraban de la mano de dos sujetos. En donde uno de ellos era David, un viejo conocido que le agradaba muchísimo puesto que él lo ayudó en un aprieto que tuvo con un cliente problemático.

Por eso no puso ninguna objeción cuando le pidió que le facilitara trabajo a Milagros. Y sin saber había cavado la tumba de su propio amigo.

Pero lo que no entendía era que buscaba aquel otro sujeto con Abby.

¿Pero qué carajos pasa aquí?

Danis se acerca hasta donde se encuentran la pareja dejando a Alex solo sin darse cuenta; ya que su cerebro dio orden sin el poder controlarlo.

Más esté fijo su vista hasta donde se encontraba Mile y fue detrás de su amigo.

—¿Qué demonios está pasando aquí? —, cuestiona Danis a su mujer arrebatándole a Abby del brazo de aquel desconocido.

Los dos hombres se quedaron sorprendidos por la actitud del hombre que tenían en frente. Sus ojos irradiaban irá. Irá que amenazaba con consumir al primero que se atreviera a enfrentarlo.

—Será mejor que cuide sus palabras— sentenció uno de los caballeros presentes. Logrando tener la atención de Danis.

Tú no te metas, esto es entre mi mujer y yo—, advierte Danis con tono mandón al desconocido que apretaba las manos con más fuerzas de Abby.

No se reconocía a sí mismo y menos que en el surgiera ese sentimiento posesivo que nunca había experimentado con ninguna mujer antes.

—Tu y yo no tenemos nada— dice a la defensiva Abby, soltarse de su agarre ya que Danis la había agarrado por un brazo en un arrebato.

¿A quién quería engañar?

Era consciente que lo que le afectaba no es verla con otro hombre si no que su orgullo de macho sea lastimado.

Él nunca podría verla como a una mujer deseable o irresistible.

Sencillamente ella no despertaba la pasión desenfrenada que una mujer puede despertar en un príncipe como él.

Ella para él no era nadie, solo una chiquilla que se enamoró del hombre equivocado.

Estaba muy consciente de ello.

Daniel nunca la miraría con devoción ni sería lo suficiente mujer para un hombre como él.

El mismo le había dicho que no sentía nada por ella el mismo día que se casaron.

Ni siquiera despertaba en deseo en él.

—A no y con quién te casaste en las Vegas—, el rostro de la joven se puso rojo como un tomate. Pero el hombre a su lado no la abandonó un segundo.

Soy tú tormento, AlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora