cap 25 las fichas sobre la mesa

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Alex se sentía impotente ante las diversas tormentas que había azotado su vida de un momento a otro desde aquel día en que descubrió que fue un verdadero canalla sin escrúpulos, sin sentimiento. Una bestia. Un maldito cerdo con la mujer que amaba al descubrir que era inocente.

Su mundo se vino abajo al darse cuenta que todo lo que creía no lo era y que causa de ello cometió muchos errores imperdonables. Así que intentó enmendar su error, pero era tarde al ver sus maravillosos ojos azules que lo cultivan con su brillo inconfundible que solo irradiaba bondad cuando la había conocido en ese entonces lo miraban ahora con odio. Un odio que él se había ganado a pulso.

Y con la pérdida de su hijo sabía que su odio a hacia el crecería en gran manera ya que había partido de esta tierra sin ni siquiera conocerle. Aun así, estaba dispuesto a seguir luchando, pero cuando lo llamaron para reportar el accidente de su mujer, él también había muerto en aquel accidente.

Desde aquel día su vida se había hundido en la más mísera de miseria. Una que lo consumía día tras día hasta el día de hoy.

Cuando pensó que tendría un respiro para empezar. Reconstruir nuevamente su vida y empezar de nuevo.

Por el bien de mis hijas que no tenían la culpa de mis errores ni de las metidas de patas.

Todo iba bien. Ya me había hecho a la idea de vivir con mis culpas y los demonios que me atormentaban. Demonios que se habían hecho parte de mi vida hasta aquel día.

Aquel día en que la vi cruzar la calle con aquella señora y que no mucho tiempo después se presentó en mi oficina para el puesto de secretaria.

En ese momento recibir un gran impacto. Un impacto que me quitó la respiración de inmediato.

No podía creer lo que mis ojos estaban viendo en aquel preciso momento. Era como volver el tiempo atrás y verla a ella nuevamente frente a mí. Mis ojos se aguaron inmediatamente y mis piernas no respondieron para ponerme de pie y acercarme. Todo mi cuerpo comenzó a temblar y no podía dejar de mirar con evidente anhelo a la mujer que tenía al frente.

Quise hablar cuando aquella mujer frente a mí me preguntó si estaba bien, pero mis cuerdas vocales al parecer se encontraban atascada. No me salía una sola palabra.

Después que ella me sacara de mi error y darme cuenta que no era mi amada Mileidy me sentir decepcionado y una tristeza inmensa golpeo mi alma.

No obstante, desde aquel instante intente mantenerme lo más alejado posible de ella, pero no pude y termine perdidamente impregnado por ella. Sin pensar en nada ni en las advertencias de Danis me lance al agua y en esta termine ahogado al descubrió que todo había sido una falsa en la que yo había caído como un idiota.

Los días habían pasado como pólvora convirtiéndose en semanas y la primera audiencia había llegado, la cual no fue muy alentadoras que digamos para Alex en aquel juzgado Sarah lo acusó de haber atentado contra su vida durante el embarazo al amenazarla con quitarle la vida e incluso llevo una grabación como prueba.

En aquel momento Alex quiso borrarle la sonrisa de triunfo que tenía puesto que ella sabía muy bien porque lo había hecho.

Alex estaba que no lo calentaba ni el sol. Esa mujer era peor de lo que se imaginaba.

Este se maldecía una y otra vez en su mente por haber dejado entrar a esa mujer en su vida. Una que le había hecho mucho daño y la cual estaba más que seguro que había tenido algo que ver con los repetidos atentados de su esposa.

No deseaba perder a su hija y mucho menos que estuviera en manos de aquella mujer que no la amaba. Pero la muy descarada le propuso que se casarán para darle la custodia de la niña.

Soy tú tormento, AlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora