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—¡¡Kels!!—gritó Nacho al verme. Habíamos quedado en la puerta del Burger King para vernos.

—¡Nacioooo!—grité y me pegó en el brazo. Odia que le llamen Ignacio o Nacio, así que suelo hacerlo con frecuencia.

—Te has cargado el momento.

—Calla, idiota.

Le di un buen abrazo. Entramos dentro y estaba casi vacío. Era un poco pronto. Pedimos y nos sentamos a comer.

—¿Qué tal ha ido todo por aquí?

—Nada, aburrido.

—¿Es verdad que Manu Ríos está en nuestra clase?—me preguntó. Recordé la conversación con mi hermano, yo le dije que "todavía no había venido a clase" y él me dijo que me alejara de él.

—Sí.

—¿Dónde le han puesto?

—En mi grupo.

—¡Madre! Qué mala suerte.

—No es tan malo, en serio. Es muy majo.

Y justo, en ese momento, me llegó ese olor, ese olor inconfundible, el olor de Manu. Manu estaba entrando por la puerta en ese momento. Recé porque no me saludase.

—¡Kels!—gritó Manu al verme.

Mierda.

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Aquí tenéis otro capítulo, espero que os esté gustando.

Gracias por vuestros comentarios y , son la razón por la que sigo escribiendo.

PD: Aquí tenéis una foto de Nacho.

Nos vemos,

Paula.

how to save a life; manu ríos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora