[ Etérea | ᴇᴘɪ́ʟᴏɢᴏ ]

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-- ¡Dios! Me tengo que ir. ¡Suéltame! -- Ordené al sentir las manos de TaeHyung firmes, y sin intenciones de dejarme.

Repentinamente, el rostro del hombre se oscureció y puso serio. Me agarró bruscamente apegándome a él.

-- ¿Desde cuando me hablas así, pequeña criatura irrespetuosa? -- Preguntó, severo.

-- Es en serio, voy tarde, me están esperando. -- Balbuceé. Hacía un buen tiempo que no me había asustado de esa manera.

-- No me gusta nada el alumno, ese, tuyo. -- Objetó, sin ninguna expresión en la cara.

Sabía que estaba tomándome el pelo y tenía que dar clase en unos minutos.

Así es, ambos trabajábamos desde nuestro matrimonio. Habíamos decidido que queríamos tener una vida normal, pero con el hombre, todo se volvía un especie de juego. TaeHyung me dejaba ir cuando se le daba la gana, y no debía dejarme gobernar.

-- Taehyung déjate de juegos. -- Mandé sería, tratando de ignorar la intimidación de el chico.

El hombre me miró indignado y me acercó aún más hacia él. Ups... Parecía que no estaba bromeando, en fin de cuentas. 

Pero pensándolo bien... Podía ser bastante entretenido tenerlo enojado, por lo que decidí provocar su rabia.

-- Te vas a olvidar de ese comportamiento. -- Estableció, el ceño fruncido. La sangre del hombre estaba por hervir.

-- Vamos... No es gracioso, déjame. -- Provoqué, viendo como su enfado aumentaba cada segundo más.

Esto iba a estar muy interesante. 

-- Claro que no es gracioso. -- Repitió, la mirada oscura.









-- Cuéntalas. En voz alta. -- Ordenó.

Su mano ya llevaba una decena de veces pegándole duro a mi trasero. Mi clase se había ido al carajo y sabía que mi feminidad lo iba a hacer igualmente.

-- Dime, ¿de quién eres? -- Cuestionó enrabiado.

-- Tuya... No lo volveré a hacer, ¡te lo prometo! -- Sollocé calenturienta.

Taehyung me tomó de las caderas suavemente y me sentó encima de él. Paseaba sus manos por el sector y besaba mi cuello con la respiración agitada.

Cada uno habíamos entrado en nuestros papeles de juego. En estos momentos, volvía a sentir el miedo, la vergüenza y todo lo que experimentaba en mis primeros días con el hombre.

-- ¿Te acuerdas el día en el que estabas desnuda buscando objetos en mi habitación oscura? -- Preguntó, en mi oído.

Cómo no me iba a recordar. Claro que sí, había sido muy turbio.

-- Sí, lo recuerdo... -- Respondí confundida.

-- ¿Te acuerdas de lo que eran? -- Siguió, sin antes dejarme en el suelo de su habitación.

-- Creo que había una botella y unos de tus juguetes turbios. -- Contesté.

Así mismo, me seguían avergonzando aquellas palabras. Me parecían demasiado prohibidas para ser dichas por la voz humana.

TaeHyung bufó, seguramente por mi respuesta estúpida.

-- Era lubricante y un vibrador. -- Corrigió. -- No te los pedí por nada. Ahora, los usaremos. -- Anunció.

Una sonrisa se formó en el bello rostro de mi hombre, una de todo menos inocente.









-- Muñeca, saca mi polla. -- Mandó.

Dirty Job [ 𝗞𝗧𝗛 ¹⁸ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora