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-- Amo estos momentos, aunque suene cruel. -- Comentó.

Já. Iba a replicar con la que me tiró en la conversación del chocolate.

-- Verdad que mi Taehyung es un chico saaadico. -- Me burlé acostándome a su lado.

-- Muñeca, no juegues con fuego... -- Contestó atrayéndome hacía él, listos para cerrar los ojos.

-- Sí, sí, lo siento... -- Me disculpé entre risillas.

-- Te quiero, hermosura. -- Susurró después de un sonoro suspiro.

Así, en ese buen ambiente después de una sesión de cosas sucias, logramos dormirnos.







6:07

~

Muñeca, ven, quiero metértela bien duro.

Ven, quiero que grites mi nombre. Vamos toca mi pene húmedo. A-ah, preciosa estoy tan duro. ¡Me duele! Lámelo como lo hiciste antes. Quiero tus manos frías en mí, acércate, quiero comerte la vagina. Anda, lámeme los pezones. Te necesito princesa.

Voy a penetrar tu hermoso culo.

¿Lista?

No pienses esas cosas nunca más Muñeca. Oh, sí, sigue. Más rápido.

Sabes tan dulce.

Yoon, más rápido.

Quiero comerte la boca, cielo. ¡Ah! Me corro. 

En cuatro, ahora. 

¿Te duele mucho? Vamos, eres tan estrecha... Oh, estoy siendo ahogado por tus paredes princesa.

Tranquila Yoon, estoy aquí.

~






6:05

Mi caliente sueño fue interrumpido por ruidos metálicos encima de mí, además de mi extraña posición. ¿Desde cuando dormía con los brazos estirados y arriba?

Abrí los ojos, no logrando ver absolutamente nada, pues la luz estaba apagada. No entendía lo que pasaba dado que seguía aturdida por mi sueño. Intenté levantarme, pero fui detenida por algo que no dejaba pararme.

Mis muñecas estaban amarradas por unas esposas atadas ellas mismas en el respaldo de la cama.

-- Shh, tranquila. -- Susurró la familiar voz de TaeHyung.

Verdad que le había dicho que tenía más libertad con respecto a tocarme en la noche. Desde ahora, jugaría conmigo de verdad en la madrugada en lugar de manipularme mentalmente.

-- Qué está pasando TaeHyung... ¡¿Qué haces?! -- Exclamé al entender que no tenía salida.

-- Vamos a jugar un rato, preciosa. -- Anunció.

Suspiré, aprovechando de mis últimos segundos sin ninguna sensación rara, escuchando que Taehyung se alejaba, seguramente yendo a buscar algo. Quería iluminar un poco la habitación, pero parecía que no estaba en los panes del hombre.

A los segundos, sentí ese escalofrío, del que me estaba volviendo adicta. Mi torso estaba siendo torturado por unos roces demasiado placenteros.

-- No... ¡TaeHyung, qué es eso! -- Me quejé medio temblando, estaba bastante asustada.

En mi muslo, sentí un azotito que me hizo sobresaltar, ya sabía lo que era. El hombre estaba usando un látigo sobre mi cuerpo.

-- No te he dado permiso para hablar. -- Mencionó para después rozar un objeto que palpitaba, pero no supe definir qué era, en mi intimidad.

Dirty Job [ 𝗞𝗧𝗛 ¹⁸ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora