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Santo cielo.


Estaba a punto de tener una crisis cardíaca.

Mis padres adoptivos se llamaban Lee.

Sobre todo, yo me llamaba Kim Yoon Ah.

¡Es que no podía ser!



TaeHyung era un hijo de perra y por encima de todo era mi hermano. Además, me gustaba, si no es que era más.

¡Me gustaba mi hermano por la mierda!

No lograba darme cuenta de lo que estaba pasando. Me apoyé contra una pared.

Toda mi vida, había estado con unos padres adoptivos que me hicieron todo imposible. De pura casualidad, había encontrado a mi hermano que me sacó de la mierda en la cual me encontraba y más encima me había enamorado de él. Esto parecía película.

¿Cómo podía haber tantas coincidencias?

¡¿Qué iba a hacer ahora?!

Ya no sabía que pensar y solo decidí borrar cualquier opinión. Solo iba a concentrarme en decirle. Tenía que explicarle... Intentaba ser madura y no echarme a morir por lo que acababa de descubrir.

¡¿Pero cómo lo iba a hacer?!

El problema no era decirlo, sino la inseguridad de no saber cuál sería su reacción.

Ahora, recién me estaba dando cuenta que no quería perder la relación que tenía con este hombre, a pesar de que sea mi hermano.

Quería seguir amando a la única persona que me correspondía en este mundo.





7:04

Después de haber caído rendida en suelo del sótano por esa noche, ya lo tenía decidido. Le iba a poner el libro-caja en su bandeja de desayuno.

No había podido dejar de llorar por horas, ni siquiera sabía por qué. Iba a tener los ojos rojos y ojeras moradas.

No podía dejar de imaginar a TaeHyung leyendo la carta. Esperaba con toda mi alma que no tenga una reacción demasiado extrema.

No sabía qué iba a pasar después de esto.







-- Jisoo, me adelantaré un poco, creo que ya está despierto. -- Avisé con la caja entre las manos, llegando a la cocina.

-- Vale, te tengo el desayuno. -- Contestó.

-- Gracias. -- Agradecí con un hilo de voz, cautivando su mirada.

-- ¡Yoon! ¿Todo bien? -- Cuestionó preocupada cuando vio mi estado, dirigiéndose a mí.

-- Ya estoy mejor, no te preocupes. -- Aseguré fingiendo una sonrisilla.

-- Si necesitas hablar con alguien, puedes hacerlo conmigo, sé que la vida es difícil. -- Explicó dándome unas reconfortantes palmaditas en los hombros.

Le hice un signo de cabeza, para agradecerle.

Minutos después, tenía la bandeja entre mis manos, un vaso de licor fuerte y unas tostadas, además de unas frutas cortadas en un bol. Claro, el libro-caja posado en el borde de esta. Pues sí, el desayuno casi habitual de TaeHyung.

Caminaba hacia su habitación, rezando para que todo esté bien.

Sé valiente, Kim Yoon Ah.

No te rindas, Kim Yoon Ah.







-- Pasa. -- Autorizó, la habitual ronca voz.

-- Buenos días. -- Saludé dejándole la bandeja al lado de su cama.

Dirty Job [ 𝗞𝗧𝗛 ¹⁸ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora